Alyre nos dio su Gema del Poder. ¡Al fin! La Gema del Lago era de un azul muy clara, y brillaba mucho.-Por cierto...-intervino Paolo-. ¿Alguien sabe quien dónde se ha metido el libro mágico?
Es verdad. En estos últimos tres días no lo habíamos visto.
-Me dijo que se iría al lugar en el que vivían las guardianas de América-informó Alyre.
-¿Y no va a volver?-preguntó Smiley, algo preocupada.
-No me contó cuando volvería, pero si queréis...
-¡Ya he vuelto!-apareció de repente el libro mágico interrumpiendo a Alyre.
-¿Para que fuiste a ver a Loira y Sena? Podrías haber avisado-le regañé.
-Tranquilízate, Aria. Fui a verlas para preguntarles sobre el segundo ingrediente para devolver a Felicidad a la normalidad.
-¿Y cuál es?-preguntó curiosamente Smiley.
-Una pócima que se encuentra en su casa-contestó.
-Entonces ya la tendrás-supuso Paolo.
-No, todavía no. Está en su casa de Orleans, recuerda que ellas vivían antes allí. Tenemos que irnos cuanto antes.
Orleans, Francia... ¡Siempre había querido viajar a Francia!
En unos pocos segundos nos teletransportarnos a una calle de Orleans, sin podernos despedir de Alyre...
Aquello no era como yo me imaginaba.
Las fachadas estaban pintadas en tonos amarillos, del más claro al mas oscuro. Las tejas de los tejados eran anaranjadas. Las puertas tenían forma rectangular y estaban hechas de madera oscura. Las ventanas eran redondas, y las rejas estaban pintadas en negro. Las cortinas eran mayoritariamente blancas, aunque unas pocas tenían adornos florales. En los balcones de las casas habían macetas con tulipanes, dalias, geranios y lilas. No era como me imaginaba, ¡era mucho mejor!
Por la calle pasó una niña de unos seis años agarrada a la mano de su madre, a la que de después de señalarnos le preguntó algo. Supongo que observó que no éramos de aquí.
-Y bien-dije yo-. ¿Cuál es la casa de Loira y Sena?
-La verdad es que no lo sé...-susurró.
-¿Cómo que no lo sabes? ¡Deberías haber preguntado, librito!-se quejó Smiley.
-Ellas solo me dijeron que la reconoceríamos al verla.
-Bueno, pues tendremos que buscar-sentenció Paolo.
Que la reconoceríamos al verla... Menuda tarea...
Nos encontramos con una casa con muchas flores y algunas enredaderas, ellas vivían cerca del Amazonas, así que... Pero nada, tan solo nos recibió un gentil anciano que nos ofreció un poco de agua. Encontramos otra casa con unos corazones pintados en la puerta. Corazones, Gema Corazón, así que... Pero nada, pegamos a la puerta y nos recibió una joven muchacha.
-Ya estoy harta de buscar...-dije tras media hora.
Me tumbé en la acera y le lancé una mirada a la casa de atrás. Tenía dos puertas, dos ventanas con dos macetas en cada una. Dos, ellas. ¡Ellas eran dos!
-¡Creo que ya lo tengo!-exclamé satisfecha.
Pegué en aquella casa y para sorpresa de todos abrió la puerta una gata... Pero si aquella gata era... ¡Piruleta!
-¡Piruleta!-gritamos a la vez Smiley y yo.
Ella levantó su patita, como si quiesiera que entráramos.
Piruleta nos llevó hacia una puerta en el que había un cartel en el que ponía: "NO ENTRAR".
Pero nuestra gatita hizo caso omiso de la advertencia, quizá porque no sabía leer.
En aquella habitación, pintada de azul pastel, tan solo había muchos cuadros. Piruleta se paró enfrente de uno en el que había una elfa.
Aquella elfa tenía los cabellos largos, ondulados y dorados. Tenía una trenza que le cubría el flequillo, y una especie de gracídea en la parte derecha de la cabeza. Sus ojos eran grandes y azules, y sus mejillas estaban ligeramente sonrosadas. Su extravagante vestido era principalmente de colores verdosos, aunque tenía partes amarillas y moradas. También llevaba un cinturón dorado con una perla azul clara, brillante y resplandeciente. Tenía en el brazo derecho un brazalete dorado y una pulsera dorada con una esmeralda. El fondo del cuadro era una selva, con unas grandes rosas en los bordes.
Piruleta no se lo pensó dos veces y se abalanzó contra el cuadro, y para nueva sorpresa, en vez de chocarse se metió dentro del cuadro, concretamente en los brazos de aquella elfa. A la gata apareció en la cabeza una gracínea y un collar dorado en el cuello.
Miré a los demás. Tenían los ojos como platos, igual que yo.
Smiley quiso tocar a la Pirueta del cuadro, pero justo antes de que lo hiciera Paolo la detuvo.
-Cuidado, podría pasarte lo mismo-la advirtió.
-¿Y cómo vamos a sacar a Piruleta de ahí?-le pregunté al libro, preocupada.
-La verdad es que yo también estoy atónito.
El libro mágico dio una vuelta recorriendo toda la estancia.
Miré debajo del cuadro detenidamente. Había una nota...
-Mirad esto...-susurré.
-Si alguien llegase a entrar en esta sala destruid por completo el retrato que hay encima de esta escritura-leyó Paolo en voz alta.
-¿Cómo que lo destruyamos? No podemos destruirlo, Pituleta está ahí...-dijo Smiley.
-¿Y si...? ¿Y si es una trampa?-sugerí-. Quizá el enemigo haya usado a nuestra gata como cebo.
-¡Entonces vámonos!-exclamó Smiley asustada.
-Es una suposición, no sabemos si es cierto-la tranquilizó Paolo.
-¿Tú que opinas?-pregunté al libro mágico.
-Noto la presencia de magia, pero... no es magia oscura-contestó.
-¿Qué quieres decir?
-Que no hay nada que temer, pero sigue siendo extraño que aún quede magia aquí, Aria. Hace ya mucho tiempo que Loira y Sena no pisan esta casa, así que me parece imposible que quede rastro de magia...-reflexionó el libro.
-¿Quieres decir que alguien distinto a ellas ha estado aquí antes?-supuse.
-Algo así...-respondió algo dubitativo.
Paolo se quedó mirando fijamente aquella nota.
-Eh... ¿y esto?-dijo señalando la esquina inferior derecha-. Pone Loira y Sena y unos garabatos.
-¡Es su firma!-exclamó el libro.
-¿Entonces debemos hacer lo que pone ahí?-preguntó Smiley.
-O podemos salir de aquí...-sugerí-. En la puerta había un cartel en el que ponía que no podíamos entrar. Será mejor que salgamos...
Algo asustada fui corriendo a abrir la puerta, pero no pude a pesar de que lo intenté con todas mis fuerzas.
-¡Estamos encerrados!-grité.
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La mágica aventura de Aria
FantasíaAria es una joven de quince años que reside en Atenas, capital griega. Junto a su mejor amiga, Smiley, y el misterioso Paolo, viajarán como estudiantes de intercambio a un pueblo del lejano Amazonas. Allí descubrirán que las hadas existen, y que la...