Mi cuerpo se paralizó por completo mientras que mi corazón se detenía por un instante al pensar que podían habernos descubierto.
Se escuchó de nuevo aquella risa. Sandy me agarró el brazo con fuerza, como si nunca quisiera soltarme y estuviese defendiéndose a la vez.
-Felicidad... ¿estás ahí?-pregunté de nuevo.
-¿De veras creíais que podríais escapar de mí?
-¡Cierra los ojos!-exclamó Sandy.
Yo los cerré, más asustada que nunca. Escuché unos pasos aproximarse a nosotras. Sandy temblaba constantemente y eso me ponía más nerviosa de lo que estaba.
-Y pensar que ni os distéis cuenta de mi presencia... Ilusas, ¿de veras vosotras sois las que tienen que vencerme? ¡¿A mí?!
-¿Dónde está Felicidad?-fue lo único que pregunté, aún con los ojos cerrados.
-Si tanto deseas saber lo que le ha ocurrido abre los ojos y mira lo que pasa.
-¡No! Intentarás petrificarme...
-¿Ese es tu miedo?-rió burlona-. No temas, no soy tan cobarde como para hacer eso.
-No me lo creo-negué-. No creeré en ti.
Ella volvió a reir.
-Entiendo, entiendo. Si quieres mantener tus ojos cerrados para siempre, allá tú.
Oí otra vez el ruido de sus zapatos, pero ésta vez se alejaban lentamente. Abrí los ojos por un segundo. Medusa ya no estaba.
-Sandy, puedes abrir los ojos, ya se ha ido-la animé.
Ella los abrió lentamente.
-¿Qué ha sido de tu compañera?
-Ni idea.
Me levanté con las piernas aún temblando. Estaba más oscuro que antes.
-¡Ay!-tropecé con algo y caí al suelo.
-¿Estás bien?-me preguntó, preocupada.
-Sí, sí-dije mientras me incorporaba.
Levanté la mirada, quedando horrorizada con lo que ví. Caí hacia atrás y me dí un fuerte golpe en la espalda. Sandy quiso pero no pudo levantarse por culpa del hechizo.
-¿Qué te ha pasado?-exclamó.
Yo seguía sin poder hablar. Toqué cuidadosamente a Felicidad, que había quedado completamente petrificada.
-Felicidad...-susurré sollozando.
-¿Qué ocurre?
Sin decir palabra alguna señalé lo que quedaba de Felicidad.
-Aria... no te preocupes-quiso tranquilizarme.
-¿Volverá a la normalidad?
-Hay un remedio contra la petrificación, pero no es fácil obtener los ingredientes.
-Da igual lo difícil que sea, yo la salvaré.
-Aria, primero tenemos que salir de aquí-me recordó Sandy.
-¿Y cómo se supone que saldremos?
-Lo primero es liberarme de aquí. ¿Ves ese estante al fondo?
Yo asentí poco segura.
-Allí guardó la Gema de las Arenas Medusa tras arrebatármela. Si la coges puedo anular el hechizo que me tiene presa, pero...
-¿Pero?-repetí.
ESTÁS LEYENDO
La mágica aventura de Aria
FantastikAria es una joven de quince años que reside en Atenas, capital griega. Junto a su mejor amiga, Smiley, y el misterioso Paolo, viajarán como estudiantes de intercambio a un pueblo del lejano Amazonas. Allí descubrirán que las hadas existen, y que la...