Los temores de la misteriosa Chloe

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-¿Estás segura?-me preguntó Paolo mientras que él intentaba abrirla.

-Ya he dicho que no, puedes intertarlo todas las veces que quieras que no lo vas ha conseguir-refunfuñé.

-Espera un momento-sonrió Smiley acercándose a Paolo y colocando sus manos sobre las de él-. Vamos, intentémosno juntos.

Pero aún así no lo consiguieron. Definitivamente ahora si que estábamos encerrados.

Me acerqué al cuadro de la elfa y miré fijamente a Piruleta.

-Tú no puedes ser una trampa, eres nuestra gatita de verdad...-murmuré.

Toqué la mano con la que la elfa sujetaba a Pituleta en sus brazos.

-Que tacto... parece que sea de verdad...-murmuré de nuevo.

Cuando me quise dar cuenta la chica del cuadro me agarró de la mano y me quiso arrastrar hacia dentro. Yo grité asustada e hice lo contrario que ella, pero para mi enorme sorpresa aquella elfa salió de su cuadro junto con Pirueta.

Chillé de nuevo y los demás, que seguían intentando abrir la puerta, se giraron y pusieron la misma cara de asombro que yo.

Nuestra gata maulló y se puso a dar vueltas por toda la habitación, mientras que la elfa se estiró diciendo:

-¡Qué gusto da moverse!

Ninguno de nosotros se atrevió a articular palabra, quizá porque no nos salían o porque no sabíamos que decir ante esta situación.

-¿Qué os pasa? ¿Es que no sabéis hablar? Yo soy Chloe, encantada-sonrió.

-¿P-Pero cómo has salido de ahí?-balbuceé sin saber muy bien que decir.

-De la misma forma que entré, con magia. La magia puede hacer de todo, ¿sabías, Aria?

-¿Cómo sabes mi nombre?-pregunté abriendo mucho los ojos.

-Ya dije que la magia puede hacer de todo. ¡Por eso es mágica!-dijo con voz soñadora.

-Oye, Chloe-intervino Paolo-. ¿Cómo has acabado ahí?

-Me encerraron... Hace muchos, muchos años...-contestó con voz débil.

-¿Quién te hizo eso?-preguntó Smiley indignada.

Chloe negó con la cabeza.

-No puedo decirlo.

-¿Por qué no?

-Es algo complicado, Smiley...

-Di lo que quieras, Chloe, me encargaré de que no te pase nada-le animó el libro mágico.

-Si lo hago, además de que me pase algo a mí, les ocurrirá algo muy malo a ellas...-susurró angustiada.

-¿Ellas? ¿Quiénes son ellas?-pregunté.

-Loira y Sena-contestó el libro por ella.

-Ellas son mis hermanas mayores, las mismas que me encerraron...-dijo con la voz temblorosa-. Tenían miedo a que lo pudiese contar...

-¿Cómo pudieron hacerte eso?-pregunté indignada.

-Ya... Ya lo dije. Tenían, no, tienen miedo a que cuente cosas. Pero aunque ellas no confien en mí yo estoy segura de que jamás diré nada-dijo cabizbaja, con gran inseguridad.

-Si queremos saber algo sobre ti el librito nos lo puede decir gracias a sus poderes, ¿verdad, librito?-preguntó Smiley.

-En realidad creo que no le hará falta usar magia, ¿o me equivoco?-intuyó Paolo-. Tú sabes lo que le pasó a esta chica, ¿verdad?

-Tampoco hay que ser muy listos para deducirlo. El caso es que Loira y Sena, las hermanas de Chloe, la encerraron por miedo a que contara algo. Algo que según ella les traería malas consecuencias a las tres-deduje.

-Eso es cierto, Aria. Pero aún seguimos sin saber ese "algo"-replicó él.

-¿Y a nosotros que nos importa? La chica está asustada, tiene miedo y aún asi vosotros queréis sonsacarle algo por lo que metería en problemas no solo a ella sino a más personas. Pidámosle ya la poción que es para lo que hemos venido y marchémonos de aquí-dijo Smiley algo enfadada. Ella nunca se enfada, por lo que me sorprendió esa actitud.

-¡Pero es que queremos saberlo!-exclamamos Paolo y yo a la vez. Sabía que sonaba algo infantil, pero simplemente nos salió del alma.

Smiley nos miró con desprecio.

-¿Pasa algo, Smiley?-pregunté preocupada.

-No, solo estoy empatizando con ella. ¿Lo ves? Ya no pasa nada-suspiró algo más calmada-. Repito por si no os quedó claro: pidámosle ya la poción que es para lo que hemos venido y marchémonos de aquí.

-Coged lo que queráis, pero iros de aquí...-susurró Chloe temblando.

-Chloe, no queremos hacerte daño, pero entiende que tendrás que contarnos lo que te pasa para poder ayudarte. Entiende que no podemos dejarte así e irnos sin más-tomé la palabra.

-No os preocupéis por mí. Tan solo quería ser libre. Gracias por todo, ya me ocuparé yo de mis asuntos-dijo intentando fingir seguridad.

-¿Pero que harás? ¿Vivir encerrada para siempre aquí?-insistí.

-No sé lo que haré, pero lo que tenga que hacer lo haré por mi cuenta-dijo en el mismo tono que antes.

-No piensas contar nada, ¿verdad?-intervino Paolo. Ella negó con la cabeza-. Pues en ese caso... Libro mágico, Smiley, Aria, es mejor que os vayáis de aquí. Me gustaría hablar con Chloe a solas.

-Pero si la puerta está cerrada-replicó Smiley.

Paolo se acercó a la puerta y la abrió como si nada.

-¿Veis? Ya no lo está.

-¿Pero cómo has hecho eso?-pregunté sorprendida.

-Yo no hice nada, la puerta de abrió y no hay más que hablar.

Yo asentí, cogí a Smiley de la mano y me la llevé afuera. Por la mueca que disgusto y desacuerdo que hizo y por ese "No lo entiendo... " parecía no hacerle mucha gracia la idea de dejarlo solo.

La mágica aventura de AriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora