d o c e

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Hourglass de Catfish and The Bottlemen suena ligeramente, mientras el sol entra por las cortinas. Me doy vuelta hacia el lado de Alex, pero me doy cuenta que no está. Frunzo el ceño y me refriego los ojos. Bostezo y saco mis pies de la cama. Voy al baño, lavo mi cara y me hago un moño. Me lavo los dientes y me estiro.

Salgo del baño y abro mi mochila. Saco mi ropa de graduación, que consiste en la típica túnica que se lleva puesta, pero ahora la llevo en mi mano, una blusa, la corbata de la escuela y una falda. Termino de vestirme y tomo mi celular. Abro la puerta de la habitación, y está todo absolutamente silencio. A excepción de unos murmullos que provienen de la habitación al fondo.

—No quiero más mami—escuché eso y me reí silenciosamente. Supuse que eran de Matt, y bajé las escaleras. Un olor a panqueques entra por mis fosas nasales.

—¿Al?—digo aún dormida.

Entro a la cocina.

—Buenos días princesa—dice sonriéndome. Esta cocinando unos panqueques. Lo abrazo por detrás y apoyo mi cabeza en su espalda. Lo suelto y me siento en la mesa. Alex me sirve el desayuno y el se sienta junto a mi.

—Buenos días—dice Matt entrando a la cocina.

—Buenos días bello durmiente—dice Al burlón.

—Buenos días Matt—digo aguantando me la risa. El se sienta a mi lado y me mira raro. Al se levanta para prepararle un panqueque.

—¿Hoy será tu graduación?—dice Matt con un brillo en sus azules ojos. Yo asiento enérgicamente mientras mastico el panqueque. Matt suelta un Aww y se levanta para ahogarme con sus abrazos.

—Tan grande que es ella—dice como si le estuviera hablando a un bebé. Yo frunzo el ceño y sonrío con la boca llena. Matt me aprieta los cachetes y me desordena el cabello.

—¡Matthew!—exclamo riéndome y zafándome de sus abrazos. —¡Ya, ya! Quiero desayunar, tengo hambre—Matt me arregla el cabello y se vuelve a sentar.

—Aquí tienes Helders—dice Al sirviéndole un plato. El se relame y comienza a devorarlo.

—¿A qué hora es tu graduación, pequeña?—dice Al comiendo.

Miro la hora en mi teléfono. Son las 9:50.

—Comienza a las 10:20—digo dejando el teléfono en su lugar. Alex asiente y terminamos de comer en silencio. Cuando termino de comer, dejo mi plato en el lavaplatos y voy al living. Enciendo el televisor y hago zapping un rato, hasta que Alex toca mi hombro.

—¿Lista, cariño?—dice estirándome una mano. Yo la tomo, y el me levanta del sillón. Apago la televisión y busco mis cosas.

—Vamos saliendo Matt—grita Alex.

—Estoy acá Alex—dice Matt poniéndose su chaqueta. Todos nos reímos y salimos de la casa. Caminamos hasta el garaje y nos despedimos de Matt.

—Yo pasaré por Breana—dice Matt entrando a su auto.

—Nos vemos detrás del escenario—le exclamo. El entra al auto y después de un rato, sale del garaje.

—Te tengo una sorpresa—dice Al como niño pequeño, y me arrastra a un rincón del garage. —Cierra tus ojos—me pide. Yo hago lo que me pidió y toma mi mano. Caminamos un poco hasta que llegamos a un objeto.

—Sube—ordena. Yo levanto mis pies y me siento en el misterioso objeto.

—¿Al?—digo abriendo mis ojos. Estoy sobre una moto, y Alex me esta poniendo un casco. —Tengo miedo—digo mirándolo. El se ríe y se sube a la moto.

—Tranquila, abrázate a mi—me dice sonriendo. Rodeo su cintura con mis brazos y Alex hace rugir la moto. Salimos del garaje y el viento golpea mi cuerpo. Aumento la fuerza de mi agarre y apoyo mi cabeza en su espalda. Mientras miro el paisaje, el viento levanta mi cabello y lo alborota. Evil Twin se viene a mi cabeza. Comienzo a tararear la canción, y marco el ritmo con mis manos en la cintura de Alex.

Oh, se que esto sonará frío, pero de verdad debo irme, no significa que no esté libre, no hay lugar donde deba estar, sólo es que no necesito tu amor, así que no me lo des—canto en voz alta. Al parecer, Alex me escucho, y siguió la canción.—No es lo que necesito, tu amor no es lo que necesito, así que no me lo des—canta en voz alta. Yo sonrío y cierro mis ojos. Terminamos la canción y al rato llegamos. Alex estaciona la moto fuera de la escuela y nos bajamos. Vaya. El auto de mis padres está estacionado cerca de nosotros. Niego con la cabeza y sujeto la mano de Alex para comenzar a arrastrarlo hacia dentro.

Caminamos hasta el escenario, pero en el camino nos topamos con alguien.

—¿Jayce?

—¡Piojito!—exclama Jayce abrazándome. Yo lo abrazo y luego me suelta. Alex sigue al lado mío, y esta incómodo.

—¿El es el tal Alex?—me susurra Jayce. Yo asiento y lo empujo para que se presenten.

—Hola, soy Jayce, el hermano de Arianne, la tocas y terminarás en el hospital, con todas tus extremidades rotas. Incluso ahí abajo—dice estirando su mano, y hablando rápido.

Alex frunce el ceño y sacude su mano.

—Soy Alex, y creo que se tratar, amar y cuidar a una mujer, amigo—le dice burlón.

Ambos entrecierran sus ojos y se miran desafiantes. Ruedo los ojos y me interpongo.

—Boxeen otro día porfavor—digo cruzándome de brazos. Alex me mira y sacude su cabeza. Alex toma mi mano. Me giro a Jayce, que bufa.

—Jay, cuando termine la ceremonia, ¿podrías distraer a mamá? Necesito hablar solamente con papá—le digo suplicante. Jay me levanta los pulgares y asiente. —Gracias—digo besándole la mejilla. —Nos vemos—digo despidiéndome y comenzando a caminar junto a Alex. Alex rodea mis hombros con su brazo y hace que me detenga.

—¿Estás segura de que no quieres volver a tu hogar?—dice Al sujetando mis manos.

¿Me está echando de su casa? Frunzo el ceño, pero me quedo en silencio. Suspiro y lo miro a los ojos.

—Quiero ir de gira contigo, Alex—digo después de un largo rato de silencio. Los ojos marrones de Alex brillan y una sonrisa de niño pequeño aparece en su pálido rostro.

—¿Es enserio?—me dice entusiasmado. Yo asiento y el suelta una carcajada de felicidad. La poca gente que hay alrededor nos mira, pero no nos presta atención. Alex me levanta en sus brazos y me gira en el aire. Se me escapa una sonrisa y finalmente me baja. Sujeta mis mejillas y me besa lentamente. Nuestras lenguas se reconocen una vez más, y nuestra alma se vuelve una. Su boca es como un imán, me cuesta separarme de sus labios cálidos y suaves. Sus besos son una droga. Mi droga. Nos separamos con los labios hinchados y lo abrazo.

—Te amo—dice besando mi cabeza.

—Yo más—digo cerrando mis ojos y refugiandome en sus brazos.

Sus musculosos brazos, su dulce alma, su profunda voz, su nariz varonil, su mandíbula tan afilada, sus ojos marrones, son el paraíso en la tierra, en el que me gustaría ocultarme por toda la eternidad. Lo amo, y no sabré que hacer el día en que se escape de mis brazos o de mi alcance.

Do me a favour {Alex Turner}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora