Capítulo 8

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Estábamos enfrentados, a punto de decidir quién iba a morir y quien iba a vivir. Yo ataque primero, pero él me tiro con una vuelta y me caí al piso, entonces él se me puso encima de mí. Me estaba apuntando el cuchillo a mí pecho, cuando dijo:

-¿Porque estamos peleando?

-¿Pero que...? -agarré y seguí peleando di la vuelta, apuntando yo el cuchillo el pecho de Keith, sosteniendo sus brazos con mis rodilla. Cuando de repente veo que se sonroja. Veo sus ojos, estaban mirando más abajo que mi cara, me sonroje.

-¿Qué mierda te pasa? ¡Eres un pervertido!- le pegué una cachetada. Él solo se rió. Oí la puerta que se abría, de pronto Keith se había puesto otra vez encima de mí y me había quitado el cuchillo.

-Oye Keith creo que me olvide el celular...

Sin darme cuenta estaba parada y Keith sentado en el sillón.

-Me parece que no.

- ¿Te pasó algo? Te sangra la mejilla.

-¿Qué?- me toqué la mejilla, tenía una herida- Lo que pasó...

-Lo que paso es que la estúpida de mi prima se calló con el cuchillo mientras estaba cortando algo.

-Vamos... no seas tan duro con ella.

-Es mi familia, no la tuya- Jeff se quedó mirándolo-Jeff...no fue mi intención, yo...- Jeff se fue enojado y cerró la puerta de un portazo. Los ojos de Keith se volvieron celestes otra vez.

-Mierda....-Se paró y subió las escaleras, luego oí un portazo. Quería saber por qué Jeff se había enojado tanto. Pero por ahora eso no importaba. Tenía mucho sueño así que me acosté en el sillón y me quedé profundamente dormida.

A la mañana siguiente me desperté con una frazada negra. Me levanté del sillón y deje la frazada a un lado. Subí y bajé pero no encontré a Keith, era mi oportunidad para escapar de esta casa. Mi estómago rugió, tenía mucha hambre.

-Algo de comer no me hará daño.

Fui hacía la cocina, abrí la heladera y agarré una manzana, le di un mordisco y en cinco segundos ya la había terminado. Me dirigí hacia la puerta para tratar de abrirla pero estaba cerrada. Entonces me dirigí hacía la ventana, pero también estaba cerrada. Lo mismo hice lo con todas las demás pero estaban igual que las otras ventanas. Suspire. No me iba a rendir todavía, de alguna forma u otro debía a ver una salida. Me dirigí hacía el sótano y empecé a investigar, prendí la luz, me fijé por algunas cajas, luego, al no encontrar nada, revisé por la izquierda. Debajo de las escaleras había más cajas, pero la que me llamó la atención era una caja que decía: personal.

La abrí y vi una foto de un chico sosteniendo la mano de su madre y padre que se parecía a Keith, en realidad creó que ese era Keith junto a sus dos padres, pero si ese era el caso ¿Dónde estaban ellos?

-¿Qué haces ahí?- vi a Keith bajando por las escaleras.

-¿Yo?...nada.

-¡Eso no te incumbe!- bajo rápido- a propósito.... ¿Qué haces aquí?-.

-Yo...- me puse nerviosa, golpeaba mis dedos contra mi pierna- quería ver cómo era toda la casa...- me miró sospechosamente, pero me pareció que se lo había creído.

-Está bien, pero no puedes entrar a las puertas que están cerradas con llave ¿Ok?- se cruzó de brazos.

-Ok...

-Y también si quieres puedes ir al patio, pero no trates de escapar o si no... -me lanzo una mirada desafiante.

-Sí, ya lo se, me matas...-me di la vuelta y me dirigí hacía la puerta del sótano.

-Sabes no...- pero ya no lo escuche ya que me había ido de aquel lugar con un portazo detrás de mí.

Fui a ver dónde se hallaba la puerta para salir del patio, vi que estaba al lado de la cocina, agarré la perilla y abrí la puerta. Vi un enorme patio, se podía decir más bien que era un parque. Había una fuente en el centro del patio, a los costados del jardín había arbustos altos que dividía el jardín de la ciudad. Quería saltar y escapar de ahí lo antes posible pero sabía que todavía no era el momento. Vi que al costado de la fuente había un banco parecido a los de la plaza. Me senté en el banco y vi el cielo. Me recordó a Keith, luego miré mi ropa, estaba arrugada y sucia. Me levante y me dirigí hacía adentro de la casa.

Agarré mi bolso que estaba en el sillón, vi que estaban todas mis cosas. Subí las escaleras, vi a Keith entrar a una habitación, no le di mucha importancia y seguí hasta encontrar el baño. Era un baño ni tan grande ni tan chico. Agarré una musculosa negra y me puse un jean con un cinturón. Bajé las escaleras, vi si estaba mi celular en mi bolso. Lo encontré y rápidamente busqué los contactos, pero no tenía a nadie. Ese estúpido seguramente los había borrado, trate de llamar a la Policía pero no tenía crédito.

-¡Cuando lo necesitó no tiene crédito!- dije para mi sola.

Vi a Keith bajar por las escaleras.

-Como sé que no vas a volver al sótano, te puedes quedar en una habitación ¿o prefieres el sótano?- sonrió.

-Pues es obvio que en la habitación, estu...- me miró fijamente y levanto una ceja- Nada... y ¿dónde es?

-Por aquí, sígueme- subió las escaleras, agarré mi bolso y lo seguí.

-Es acá- me señaló una puerta blanca con diversos rasguños. La abrió, era una habitación grande, con un baño propio y un pequeño balcón. Tenía una gran cama y en frente un televisor, también había un armario y las paredes eran de color lila. Me quedé sorprendida por aquella habitación ¿Por qué tenía una habitación así?

-Bueno, puedes dejar tus cosas acá, chau.

-Espera- lo agarre de la muñeca, él se sonrojo- ¿Cuándo podré salir afuera?

Él no dijo nada solo se dio la vuelta y se fue. Me senté en la cama y tire mi bolso por ahí. Me saqué las zapatillas y me tire en la cama, luego me quedé profundamente dormida.

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Es corto, pero voy a tratar de actualizar mas seguido...

Saludos de una galaxia muy especial

[P.D (2021): Buenas, actualice este capítulo solo para agregar un dibujo de cómo me imagino sería el aspecto de Keith, está hecho por mi, así que nada les mando un besugo]

Me enamoré de un asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora