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(MEI)

Emma y yo íbamos de regreso a la habitación después de un día agotador. Al abrir la puerta, nos encontramos a Leire. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no soltar un "wow", que era lo que ella quería. Iba vestida con un gran vestido rojo, que, por muy enfadada que estuviese con ella, le quedaba impresionante. Recordé que nos dijo unos días atrás que iría a una gala benéfica a la que habían sido invitados su padre, su hermano y ella, así que supuse que se iría para allá.

Cuando nos vio entrar, rápidamente quiso salir de ahí. Emma se apartó de su camino, pero yo no. "Esta vez no la voy a dejar escapar" pensé con toda la ira que había salido al menospreciar de esa manera a Víctor.

-Aparta, Meilyn-soltó orgullosa.

Me cabreó aún más su altanería. Encima de que nos trataba como a la mierda se atrevía a ponerse chula. No iba a permitir que se saliese con la suya, otra vez no.

-Si esta es la chica que eres de verdad, eres odiosa-en un principio pensé en pararme ahí, pero, al ver que ni se inmutaba, seguí-. Te gusta hacer daño a la gente que te quiere y que se preocupa por ti... Eso no está bien y lo sabes, pero sigues haciéndolo sin importarte una mierda cómo se sentirán-no había rastro de sentimiento. Me enfurecí y le escupí-. Te invito a seguir con ello, adelante-exclamé irónicamente-. Pero que sepas que si continuas así, te quedarás sola, Leire... sola-enfaticé esa última palabra-. Y que sepas que Víctor, sí, ese deshecho social tanto criticas es mejor persona que tú. Él no hace daño a la gente que le rodea, en cambio, tú...

-¿Has terminado ya?-me interrumpió.

Apretando la mandíbula, me hice a un lado. Salió de la habitación dando un portazo. Me sentí culpable en cuanto se fue, pero alguien tenía que decirle la verdad y me alegré de que fuese yo quien se lo dijese y no una persona con mucha más mordacidad y menos tacto.

-Has hecho bien diciéndoselo, ya era hora de que le plantasen cara-me tranquilizó Emma.

-Ya, pero esa no era la manera-murmuré. Solté un suspiro-. Necesito un café, ¿te vienes?

-Claro.

Más tarde, nos encontrábamos tomándonos un café, sumidas en nuestros pensamientos cuando Maia apareció, trayendo consigo su alegría.

-Hola chicas-saludamos con la cabeza-. Sabéis lo de la gala de Leire y de Alan, ¿no?

-Sí- respondí todo lo amable que pude.

-Sí, mejor habla tú, Mei, porque como hable yo...- me dijo Emma al oído.

No la dejé acabar, la pellizqué y sonreí a Maia para disimular.

-Bueno, pues lo van a retrasmitir por televisión, ¿os parece que lo veamos todos juntos?-preguntó entusiasmada.

Emma y yo nos miramos a la vez y pensando lo mismo, habíamos discutido con Leire hacía tan solo un rato, ¿de verdad iba a quedar bien que viésemos su momento triunfal estando cabreadas con ella? Emma me negó con la cabeza. En realidad, mi amiga no solo estaba enfadada con Leire, sino con Alan también, ¿qué sentido tenía si lo veía? Yo, al menos, podría verlo por Alan, pero ¿ella?

-Maia, no creo que sea una buena idea-le respondí educadamente.

-Anda, por favor-me puso ojos de cachorrito.

Mi problema era que era incapaz de resistirme a los ojos suplicantes. Me pasaba muchas veces con mi hermano, cuando él quería algo y yo me negaba, él ponía esa cara y yo acababa cediendo. Como aquella vez.

-Está bien-dije a regañadientes.

-¡Bien!-exclamó mientras pegaba un saltito-. Nos vemos esta noche, ¿os parece que lo veamos en vuestra habitación? Es que tiene pantalla plana.

ThreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora