Antes de que leáis el capítulo nos gustaría disculparnos por haber tardado tantísimo en subir. La verdad es que hemos tenido problemas familiares y por eso no hemos podido escribir. Esperamos que os guste el capítulo y que os siga enganchando como antes. Os pondremos en situación por si no os acordais: cena de Nochebuena entre Víctor, Luke, Leire y Mei en la que se entera Mei que Luke y Leire están juntos; miestras, en California, Emma y Alan han tenido un desayuno de pareja. Disfrutad el capítulo:
PD: es un poco largo XD
(EMMA)
Después de pasar el mejor día de mi vida con Alan, recorriendo las playas y rincones más bonitos y secretos de Malibú, llegamos a la entrada de mi casa envueltos entre risas.
-Y... última parada- anunció Alan, deteniendo el descapotable en el que habíamos pasado el día en frente de mi casa.
Me giré hacia él con una son risa de perfecta felicidad y satisfacción en la cara. En el momento en que él se giró para mirarme, le di un beso rápido y cariñoso que le hizo sonreír y, al segundo siguiente, poner morritos para que le diera otro. Me reí, era adorablemente sexy y divertido con esa mueca.
-Ah, ah- negué con la cabeza –. El resto te los doy esta noche- una sonrisilla malvada se me dibujó en la cara.
Alan cambió sus morritos por un ceño fruncido y una cara de rabieta con brazos cruzados. Estallé en carcajadas y le di un empujoncito en el brazo. Antes de poder quitarlo, él lo agarró y tiro de mí. Confieso que no opuse resistencia alguna pero fingí hacerlo. Nuestras caras quedaron a un milímetro de distancia. Su irresistible aroma me envolvió, anulando poco a poco cualquier intento de razonamiento en mi cabeza. Tenía la vista fija en mis labios.
-¿Vas a poder aguantar hasta luego?- me retó con un susurro suave y grave que me erizó la piel.
No salió ni una sola palabra de mi boca, no podía moverme. Solo quería comérmelo a besos allí mismo y él lo sabía. Me acerqué un poco más.
-Vaya, vaya... ya no eres tan dura, ¿eh, rubia?- se burló sin apartarse con un tono.
Abrí los ojos levantando las cejas y el abrió los suyos que tenían ese brillo travieso y victorioso. Traté de seducirlo un poco más con la mirada para confiarlo y susurré rozando sus labios.
-¿Dura? No... yo no soy dura.
Su respiración se aceleró.
–Yo soy malvada- terminé de decir. Frunció el ceño. En ese tiempo, me aparté de golpe y abrí la puerta del coche, dejándole con las ganas.
Me reía como una niña pequeña mientras lo oía soltar un exasperado quejido desde el coche y dar un golpe al volante.
-¡Eso no vale, Emma! ¡No puedes hacerme esto! ¡Vuelve!- me suplicaba con dramatismo.
Me fui dando saltitos hasta la puerta principal. Me giré para mirarle.
-Hasta esta noche, cariño- dije burlona soplándole un beso.
Él lo cogió en el aire y se lo llevó a los labios. Aún con sus pucheros dejó caer la cabeza contra el volante, haciendo como que lloraba. Puse los ojos en blanco y volví sigilosamente por el camino de piedra hasta la ventanilla del coche. Le besé la mejilla.
-Te quiero, quejica- le dije antes de volver a la puerta de casa y despedirme con la mano.
Su cara había cambiado automáticamente a una sonrisa cargada de cariño.
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Three
Teen FictionEl amor es como una droga. Al principio viene la sensación de euforia, de entrega total. Luego, al día siguiente, quieres más. Todavía no te has enganchado, pero te gustaba la sensación y piensas que puedes mantenerla bajo control. Piensas en el ser...