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(MEI)

¿Un adicto puede cambiar por amor?

Aquella era la pregunta que se repetía en mi cabeza una y otra vez. Yo estaba convencida de que sí, incluso después de haber buscado en internet historias de adictos y adictas que se hubiesen reformado por amor, las cuales todas acababan mal. No me iba a amedrentar por aquellos trágicos finales, ni hablar. Estaba decidida a no dejar a Vic a su suerte a las puertas de la perdición. Le quería demasiado.

Sin embargo, seguía sin saber cómo ayudarle. Decidí informarme sobre la adicción. Según lo que ponía en internet y lo que me contó él, llegué a la conclusión de que Víctor no era del todo drogodependiente porque no lo necesitaba a todas horas. Pero no todo eran buenas noticias, Víctor pertenecía al tipo abusador de droga, es decir, que consumía con bastante frecuencia aunque sin llegar depender de ella del todo.

Aquello era lo que llevaba toda la mañana buscando en internet cuando Emma, de improvisto, se sentó enfrente de mí en una mesa de la cafetería.

-Mei, ¿qué estás buscando?- me dijo.

Me pegó tal susto que cerré el portátil de golpe.

-Nada-respondí rápidamente.

-No me mientas-dijo bruscamente, aunque luego suavizó el tono-. Mei, no sé qué te pasa últimamente. Se te nota preocupada, ida y que no paras de darle vueltas a algo. ¿Ha pasado algo entre Víctor y tú? Sé que algo pasó en el cumpleaños de Leire.

-Hablando de Leire, ¿dónde está? Hace días que no la veo-pregunté, tratando de cambiar de tema.

-En Italia con Luke-respondió-. ¿Ves como no te enteras de nada?

-¡¿En Italia?!

-Sí, cielo, sí. Luke se la llevó como regalo de cumpleaños. Qué suerte tiene-suspiró con ojos soñadores-. ¡Eh! Ya sé lo que intentas-exclamó, dándose cuenta de mi maniobra-. No te va a funcionar. ¿Qué pasó entre Víctor y tú?

Maldije a mis adentros. Traté de pensar rápido. No podía decirle que mi novio era drogadicto. Pero tampoco podía mentir a una de mis mejores amigas.

-Tienes razón, algo pasó aquella noche Leire-admití.

Decidí contarle lo que pasó tras la fiesta de Leire, es decir, el encontronazo con los camellos en aquel callejón al intentar salvar a mi hermano. En realidad no le mentí le conté lo que ella me había pedido, que le contase qué pasó aquella noche. Vic me dijo sobre su adicción a la noche siguiente.

-Con que por eso has estado así. Estabas preocupada por tu hermano-dijo cuando terminé mi horrorosa anécdota.

Aunque lo le hubiese dicho el verdadero motivo de mi estado, me quité un peso de encima.

-Siento haberte presionado para que me lo contases. Es que no podía verte así.

-No te preocupes, Emm. La verdad es que me alegro de haberlo soltado, me siento mucho mejor-sonreí.

Después de esto estuvimos hablando de cosas sin importancia que me hicieron olvidar todos mis problemas. Pero la notaba rara, como si estuviera nerviosa, inquieta por algo e intentaba distraerse.

-Emm, ¿estás b...?-me interrumpió el sonido del móvil.

Noté que se volvía a relajar cuando descolgué, se había puesto en tensión.

-¿Diga?-pregunté por el auricular.

-Mei, cariño, ¿dónde estás? Teníamos clase, ¿te acuerdas?-me respondió Víctor al otro lado del teléfono.

ThreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora