Capítulo 6.1 "Un psicólogo para el fin del mundo"

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La tarde continuaba avanzando de rápida manera para todos aquellos que en el campamento se movían; Viviane había estado recolectando ramas caídas, para ella era muy importante aprovechar el tiempo y traer ramas con las cuales más tarde fuese posible mantener la llama de la hoguera. Desde cierto punto, Lance le observaba caminar con dificultad con todas esas ramas juntas, así que se levantó con el ánimo de ayudar.

—¿Dónde consigues la madera? Puedo ayudarte a traer más —afirmó con determinación el hombre de ojos fríos.

—Oh, gracias hijo. Mira, camina unos metros más allá de la caravana de Norma y conseguirás madera —aseguró Viviane mientras extendía su dedo hacia el oriente.

Aarón, quien hacía hoyos en el suelo, detuvo su labor, mientras escuchaba la conversación entre Lance y Viviane. De inmediato se acercó con la intención de colaborar.

—Yo iré con él —pronunció Aarón, mientras se acercaba, luego dejó la picota sobre la tierra húmeda y suelta.

—No es necesario —respondió Lance, tratando de desanimar al psicólogo.

—Si lo es, así mañana Viviane tendrá madera y no necesitará andar recogiendo ramitas —respondió Aarón, tomando un hacha de mango corto entre las herramientas que estaban cerca de la hoguera.

Ambos se fueron rumbo al bosque más allá de la caravana de Norma. Mientras recorrían el sendero, un pájaro extraño hizo un sonido ridículo, como si con él invitase a Aarón a hacer uno de sus comentarios políticamente correctos.

—No había tenido la oportunidad de agradecer tu ayuda con lo del infectado —declaró Aarón, mientras caminaba.

—No fue nada, cuando estás tanto tiempo afuera te acostumbras a matarlos, después se vuelve fácil —contestó Lance, vanagloriándose de su capacidad.

—¿Trabajabas para un traficante? —preguntó Aarón cambiando radicalmente de tema, Lance de inmediato se impresionó por la pregunta.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Lance.

—Tu tatuaje, el que tienes en la nuca, esa es tu carta de presentación ¿no es así? —cuestionó nuevamente Aarón.

—Algo así... ¿te parece normal hacerle una pregunta como esa a alguien que trabaja para un traficante? —preguntó Lance.

—Ya nadie trabaja para los traficantes, Yo era psicólogo y ya ves, ¿para qué sirve un psicólogo en el fin del mundo? es una respuesta que estoy intentando encontrar todavía.

—¿Cómo sabes que este tatuaje es mi carta de presentación? —preguntó Lance.

—Mi hermano Alonso, siempre se metía en problemas, de hecho, estuvo dos veces en prisión, lo han encontrado con drogas y cosas así, desde joven que le gustaba ese mundo —respondió Aarón.

—¿Por qué me cuentas todo esto? —cuestionó Lance.

—Porque mi hermano tenía un tatuaje como el tuyo, cada punto significa una vida que te has llevado, tú te has llevado varias —dijo el hombre.

—Era mi trabajo —argumentó Lance.

—¿En qué punto tu trabajo pasa a ser tu vida? —preguntó Aarón.

—En el punto donde si no haces bien tu trabajo te matan, a propósito ¿Te fumaste algo? ¿Tienes la costumbre de fumar marihuana antes de hablar con la gente? —preguntó Lance, algo molesto.

—No fumo, soy asmático, por eso soy el más débil de todos los hombres del campamento —contestó Aarón, asumiendo aquel estigma. Lance en tanto no respondió nada, ni intervino en aquella creencia, solo escuchó con atención pero sin demostrarlo.

LA ÚLTIMA PANDEMIA [Libro 1] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora