Elijah avanzaba con total seguridad, esa actitud siempre le guiaba. Atrás del hombre le seguía muy de cerca Iker, el médico personal de Scarleth. Ambos se habían aventurado por la farmacia de aquel pueblo.
—¿De dónde eres? —preguntó Elijah, interrumpiendo el silencio que gobernaba entre ambos.
—Soy de Carlisle —respondió Iker.
—¿Christbein? —preguntó Elijah, indicando el país en el que nació el médico.
—Así es, estudié aquí en Adrussia, he perdido un poco el acento Christbanol —aseguró Iker.
—Aún se puede apreciar en tu voz el acento —dijo Elijah —. Ahora que me acuerdo, creo que Scarleth ya me había mencionado que tú eras Chrisbanol.
Al terminar tan trivial conversación, optaron por ingresar a la farmacia. Ambos estaban seguros que podían encontrar algún medicamento que fuera útil para enriquecer el desnutrido botiquín de remedios que han sido y serán siempre útiles. En especial considerando la situación de Scarleth, quién todavía requería de cuidados especiales.
Elijah descubrió que la puerta estaba abierta, por supuesto eso le llamó la atención y le provocó mucha desconfianza, sus sentidos estaban amplificados al máximo para prevenir cualquier amenaza.
Al entrar hacia la farmacia, encontraron al boticario colgado de una viga sobre el centro del local, el sujeto estaba reanimado y colgaba como una lámpara vieja.
—¡Madre de Dios! —exclamó Iker. Él no podía creer la imagen que estaba viendo, esta escena fue mucho más cruda que ver a Lance destruyendo el rostro del infectado que atacó a Max en el campamento, aquí los infectados habían mordido los pies del hombre y habían deteriorado mucho su aspecto.
—Y eso no es nada —agregó Elijah, él había sido testigo de muchos momentos desagradables durante el fin del mundo, ciertamente vivir en un camping no había cambiado eso.
Elijah revisó la mayoría de las góndolas que para este tiempo, ya estaban vacías. Algunos muebles habían sido saqueados, destruidos y derribados, probablemente una masa importante de infectados entró a la farmacia.
—Scarleth necesitará vitaminas, la he visto un poco débil —comentó el médico.
—Le llevaremos todo lo que necesite, pero yo no entiendo mucho de estas cosas, así que si solo encuentras algo, guárdalo, comenzaré a vigilar el lugar.
—¿Crees que algo pueda pasarnos? —preguntó preocupado Iker
—Siempre estamos en peligro, este es un pueblo y eso es una ventaja, pero los infectados estuvieron aquí, eso es un hecho —respondió Elijah, mirando atentamente todo el lugar.
—Bien, llevo más de un año conociendo a Scarleth, sé que necesitará estas vitaminas, estas también. Probablemente sería bueno que le lleves elementos de aseo personal —propuso el médico.
—¿Para qué? —preguntó Elijah
—No lo sé, nunca están de más —aseguró Iker
—No sé cuáles son sus gustos —declaró el esposo de Scarleth.
—A ella le gusta esa fragancia, siempre la usa —aseguró el médico, tomando uno de los geles de ducha, disponibles en el suelo.
—La conoces bien —comentó inseguro Elijah.
—Soy su médico, ella conocía a Clara, mi esposa —dijo Iker, tratando de desviar la atención de Elijah.
—¿Qué le pasó a ella? —preguntó Elijah
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LA ÚLTIMA PANDEMIA [Libro 1] [COMPLETA]
Ciencia FicciónHan pasado casi tres meses desde que el Síndrome Lázaro se manifestó en Adrussia, matando a millones, propiciando la violencia, el caos social, dañando los cimientos físicos y espirituales de la sociedad Adrussa. La vida ahora era distinta, cada de...