Capítulo 2.2 "Estocolmo"

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Luego de un par de horas caminando, Elisa comenzó a cansarse, así que le hizo gestos a Lance para que este se detuviese pero él solo le ignoró, ni siquiera quiso mirarla.

—¡Oye Imbécil! —trató de decir Elisa, con la complejidad asociada al tener una mordaza en la boca.

—No entiendo nada. —Lance, quitó la mordaza de la boca de la mujer. —¿Qué demonios quieres? —agregó enojado.

—¡Ah! Es lo mismo que te pregunto yo ¿Qué demonios quieres? ¿Por qué me trajiste? —preguntó la muchacha, pasando sus dedos en torno a sus labios, como si estos dolieran luego de estar amordazada.

—Te necesito, me ayudarás con mi problema. —La explicación de Lance fue menos directiva, más bien demostró cansancio y menos agresividad. Sus manos hallaron descanso en su cadera y comenzó a respirar para reponerse.

—¡No puedes obligarme! —respondió ella ante el comentario de su secuestrador.

—Sí puedo ¿Sabes por qué? Porque tu marido o no se quien mierda es tuyo, junto con sus amigos, me atacaron, robaron y retrasaron. Todos ustedes me lo deben.

—¿Te vengarás conmigo? —preguntó enojada.

—No, me ayudarás a salvar la vida de mi amigo, si es que aún está vivo, eso espero —comentó esperanzado.

—¿De qué hablas? —preguntó Elisa, tratando de ubicar los ojos de Lance, pero éstos huían.

—Ya te lo había dicho antes. —Lance continuó caminando, sin responder directamente la pregunta de Elisa, ésta le seguía un poco más atrás, mientras juntos caminaban despacio por el borde de la carretera, ambos agotados

No pasó mucho tiempo antes de que llegaran a la quebrada, cerca el uno del otro se acercaron al borde de la inclemencia intentando visualizar desde ahí al amigo de Lance. En el fondo del lugar se apreciaba entre la maleza y las piedras un tumbado en el suelo.

—¡Espérame aquí! —ordenó Lance, mientras comenzó su descenso por el relieve, en ese momento Elisa entendió las palabras del hombre y por eso no huyó pese a que tenía la oportunidad de escapar.

Lance se acercó al cuerpo de su amigo, este se movía como un gusano por el suelo, el hombre se mantuvo un momento cerca para apreciar la herida en el brazo de Pablo. De cierta forma Lance se sentía responsable por lo sucedido.

Pablo o lo que quedaba de él, se percató de la cercanía de Lance, y al verle tan cerca, extendió sus debilitadas manos hacia quién era su amigo, casi suplicándole libertad, aunque solo quería comerle y se esforzaba por ello. Lance empuñó el arma con fuerza, tras despedirse mentalmente le clavó el cuchillo de cocina en la cabeza mientras una gota de lamentación recorría su garganta y otra de sangre sobre la hoja metálica hasta el suelo. Pablo cayó definitivamente en tierra, mientras que desde el borde de la quebrada, Elisa continuaba observando todo.

Para ese entonces en el Campamento ya se habían percatado de la ausencia de Elisa y el herido. Hacía tan solo media hora que Elijah, Chris y Alex habían regresado, percatandose en el lugar de la ausencia de Elisa, la hermana de Alex. Por supuesto Lance, el herido, fue el culpable del secuestro, así que entre todos elaboraron planes de búsqueda y rescate, definitivamente de Lance esperaban lo peor.

Tanya, quien era la hermana menor de Elisa, lloraba desconsoladamente, mientras que Viviane, la mujer mayor y Alice, una joven mujer rubia, acariciaban su espalda intentando consolarla e infundir paz en su corazón.

—Tienes que tener fe —sugirió Alice, la mujer rubia.

—Tengo tanto miedo —respondió la muchacha, llorando cerca de Viviane, mientras era observada con gran impotencia por su hermano mayor, Alex.

LA ÚLTIMA PANDEMIA [Libro 1] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora