#227 Sonrojarse

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Kier estaba en conflicto consigo mismo.

Quería ser considerado con Ina. No quería decir nada, abrazarla, y dejarla decir lo que quisiera, pero sólamente si ella quería.

Pero también quería ser directo, como siempre. Quería preguntarle porque estaba siendo tan ridícula negando que su cabello era hermoso, y diciendo que era sangre. Claramente no era sangre.

Así que escogió una opción intermedia.

"¿Vas a explicarte, o tengo que ser sarcástico como siempre?"

"Yo..." Ina abrió y cerró su boca dos veces. "No puedo decírtelo."

"Me puedes decir lo que sea. Creo que te lo he demos-"

"Se trata de Brujas."

"Claro que se trata de Brujas. Acabo de ser atacado, parcialmente comido, y casi violado por tu prima. Estoy bien. Estoy tranquilo. No estoy entrando en pánico. Dime."

Ina había ignorado eso completamente. Kier sí había sido victimizado, pero actuaba bien.

"¿Por qué no estás entrando en pánico?"

"Estamos hablando de ti, Druida. No de mí."

Ina cedió. Pero aún así le tomó algunos segundos poder empezar a hablar.

"Cuando- algunas brujas nacen, se sacrifica al padre para usar su sangre en un ritual para aumentar las capacidades mágicas del bebé. Bañan a la bebé en la sangre de su padre, lo que tiñe su cabello permanentemente."

Kier no pareció inmutarse por lo que le dijo Ina. Sólo se paró frente a ella y tomó delicadamente un mechón de su cabello para llevarlo a sus labios y besarlo.

"Lo adoro," dijo el Mago.

Ina trató de apartarse, pero Kier puso su brazo libre alrededor de la cintura de Ina y volvió a besar su cabello.

"Lo adoro."

"No."

"Lo adoro." Un beso. "Lo adoro." Otro beso. "Lo adoro." Otro. "Lo adoro." Otro. "Lo adoro. Lo adoro. Lo adoro. Lo adoro. Lo adoro. Lo adoro. Lo adoro. Lo adoro."

Ina trataba de escaparse. Kier se lo impedía, pero se dejaba mover poco a poco hasta que chocaron con una pared. Ina se dejo caer. Keir con ella. Él estaba arrodillado en el piso, y ella sentada sobre las piernas del mago.

"Te adoro a ti," dijo Kier. Sus manos estaban contra la pared a cada lado de la cabeza de Ina.

Ella se sonrojó.

En el cuarto de Irel, Medes y Menta redoblaron sus esfuerzos por distraer a la niña.  


Palabras y Hierbas 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora