Palabras y Hierbas 6

#237 Anarquía

"Hay que seguirle el juego a Kier," dijo Medes. Había estado conectado mentalmente a Kier todo el tiempo y sabía lo que el Mago iba a decir.

Ina y Kier aparecieron en la cueva. "Niños, me los voy a llevar a ustedes y a su mamá de viaje," dijo Kier.

"No tengo ganas, papá." dijo Medes.

Menta se acostó hecha bola en el suelo. "Yo tampoco. Estoy muy agusto."

"¿Y tú, Irel?" dijo Kier.

"Aquí hace calor y la tormenta sigue afuera," dijo ella.

"Menta..." Ina puso sus puños en su cadera.

"Pero mamáaa," se quejó menta.

"Se dan cuenta de que en realidad no tienen elección, ¿verdad?" Kier levantó su mano listo para chasquear los dedos.

"Tirano," gritó Medes.

"Tiranos los dos," complementó Menta.

Kier vio a Ina. "Nuestros niños son anarquistas." Chasqueó sus dedos.

Todos aparecieron en el campo nevado donde yacía la bestia dormida.

"Está tan frío aquí como el corazón de tu madre," gritó Menta sobre la tormenta.

Irel cruzó sus brazos, temblando. "O el de Gail."

"Sacaron lo grosero de ti," grito Ina.

"Por supuesto. Es su mejor cualidad," dijo Kier.

Volvió a chasquear sus dedos. Aparecieron ante una entrada. Era un hoyo enorme en la base de lo que parecía ser una montaña. Pero se veiá raro. La tormenta dificultaba distinguir detalles.

Irel se alejó del Druk ya que notó que yacía cerca de ellos. Se acercó a Kier.

"¿Qué es eso?"

"Es un Druk, linda," contestó el Mago. "Lo vamos a ayudar a convertirse en humano de nuevo. Y también vamos a conocer a su Familiar."

"¿Esas son raices?" preguntó Menta. Estaba viendo un montículo cerca de la entrada.

"Por las escamas blancas de Dit," dijo Ina.

Todos voltearon hacia arriba. Sí era un árbol. Era dificil de distinguir pero se dieron cuenta que arriba de ellos, cubierto por la tormenta y apenas visible, el tronco se elevaba tan alto que no podían ver la cresta del árbol. Y era tan vasto que lo confundieron con una montaña al principio.

"Sigo queriendo regresar a la cueva," dijo Medes.