#211 Preludio

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Alguien tocó a la puerta.

Ina sabía que era Kier y abrió la puerta para encontrarlo esperando en la entrada. Lo recibió con una sonrisa y un beso en la mejilla como ya se estaba haciendo costumbre entre ellos. Él llevó su mano a la mejilla de ella para jalarla gentilmente hacia él y besarla en los labios.

Ella trató de apartarse antes, pero algo, alguna conexión perdida entre su cerebro y músculos, se lo impidió.

"Quiero decir que te amo," dijo Kier ya que él se alejó.

"Quiero invitarte a que desayunes con nosotras," dijo Ina.

"Suena igual de bueno," contestó Kier.

Pasó dentro de la cabaña. Irel ya estaba sentada a la mesa con un plato frente a ella. El olor de vegetales cocidos y té verde asaltó la nariz de Kier. Se le hizo agua la boca y se sentó junto a la niña que lo abrazó inmediatamente.

"¿Dónde está Medes?" preguntó Menta.

"Quería quedarse dormido. No lo culpo. A mi también me costó mucho trabajo salirme de la cama hoy."

"¿Te quedaste leyendo hasta el amanecer otra vez?" preguntó ina con tono enfadado.

"No. Pasamos la noche en una cueva. Había una tormenta de nieve enorme afuera. Y aunque ya esté acostumbrado a dormir de día, Medes sigue siendo una criatura nocturna. Nos la pasamos hablando toda la noche."

"No hubo ninguna tormenta de nieve ayer," dijo Ina.

"Aquí no. Fui a buscar un lugar anoche. Está lejos de aquí. Las llevaré cuando lo encuentre."

Mientras comían su desayuno, Ina trato de sacarle respuestas a Kier, pero él no dejaba que se le escapara nada. Terminaron, y Kier se llevó a Irel con él.

Ina limpiaba las cosas que usó para preparar el desayuno, y pensaba en lo bien que sintió esa desconexión. La que le impidió alejarse de Kier cuando el Mago la besó.

Alguien tocó a la puerta.

Ina pensó que era Kier de nuevo y abrió la puerta para encontrar a su madre esperando en la entrada.

Palabras y Hierbas 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora