~Narra Pablo~
-¿Y a qué vienen tantas prisas?-digo cuando salimos de la cafetería y observamos como diluvia-¿Tienes paraguas?-ella niega.
-Mi madre me estará esperando-me vuelve a sonreír falsamente, ya he detectado tres veces eso en una tarde.
¿Qué demonios habrá pensado cuando le dije lo de la familia? ¿Qué ocultará? Hay veces que es tan extraña que me conduce a su mundo, es decir, sus enigmas me atraen, quisiera saber más de ella pero hasta me ha costado sacar su nombre. Hago que me creo su sonrisa, abro el paraguas y ofrezco mi brazo para que se agarre y no se moje. Ella se sujeta fuerte a mi y empezamos a caminar pisando las mojadas calles de Málaga.
La noto distraída mirando de un lado a otro y entonces cuando mueve su cabeza también lo hace su pelo dejando apreciar una marca en su mejilla izquierda que ayer no estaba.
Aún así, no quiero volver a molestarla ya que no conseguiré nada. Sus ojos están puesto en nuestra derecha, me fijo yo también y no veo absolutamente nada, solo un contenedor.
-¿Estás bien?-asiente varias veces pero claramente que no lo está.
Se suelta de mí y comienza a dar pequeños pasos de baile mientras se moja bajo la lluvia-¡Te estás mojando!-digo horrorizado, mañana es probable que coja un buen resfriado.
-Está permitido equivocarnos-y ríe, esa es la frase que faltaba en mi canción ¡Es exactamente esa frase que no me salía esta mañana! Podríamos hablar de la posible musa de mi inspiración ¡Ya tengo una canción! Esto es solo el comienzo de muchas ideas de inspiración que espero que me siga dando.
Levanto los hombros y cierro el paraguas dejándolo en el olvido, corro hacia ella y los dos (como unos idiotas, para que engañar) nos marcamos unos pasos de Charleston y nos reímos bastante porque a ninguno se le da bien.-Varios minutos después-
Después de hacer el bobo por las calles llegamos a su casa, ella resopla por el hecho de que quiere seguir bailando Charleston, si se le puede llamar así a nuestro baile.
-¿Me das tu número de teléfono?-me atrevo a decir, Salomé no pone quejas al respecto-Me lo he pasado muy bien-sus ojos se encuentran con los míos como lo hicimos ayer.
-Yo también-comenta embobada, ninguno de los dos separa sus miradas y siento que nos vamos acercando poco a poco.
No puedes me susurra mi conciencia Solo la conoces de hoy, conoces, si se le puede decir eso.
Bésala, lo llevas deseando desde que la viste susurra mi otro lado. Lo único que consiguen es que no me decida y al final evite el beso acabando mi cabeza al lado de su oreja, mis latidos se aceleran aún más-Mañana nos vemos-le susurro y ella insatisfecha por mi acto me abraza.
-Tenlo por seguro-me susurra también y se despide de mí entrando a su casa.
En cambio, yo sigo con mi camino dándole vueltas a lo de antes, no se si habré hecho bien o no, o si la habré enfadado. Escucho unos pasos detrás de mi y me giró para ver quien hay pero mi imaginación me juega una mala pasada o tal vez la mirada de Salomé tuviese razón y nos siguiera alguien. Vuelvo a mirar y no encuentro a nadie, me estoy volviendo completamente loco. Abro la puerta de mi casa y lo primero que veo es una nota de mi madre.
Hemos salido a cenar mejor para mí y para terminar de componer la canción, así no les molestaré. Al entrar al garaje me encuentro a Trampi dormido al lado de mi guitarra-Vaya marmota-le regaño con cariño, cojo mi preciada amiga y rozo las llamas de los dedos con las cuerdas.
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Una Estúpida Ilusión
FanfictionEl mítico Pablo Alborán, aquel cantautor que ha llegado a conseguir millones de corazones pero que nadie ha sido capaz de conseguir el suyo. Salomé Hurtado, esa chica que nadie sabe de ella y que es conocida por un nombre poco común al igual que sus...