Capítulo 2

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~Narra ...~
Esa sonrisa que tantas veces he visto a través de fotos, y ahora la tengo delante de mí, aunque nos separen una mesa y cada uno esté sentado en una diferente. Da igual, sé que esa sonrisa va para mí y que sus ojos no están más que puestos en mi persona, todo un privilegio para una fan como yo. Podría acercarme a sentarme con él pero ¿Qué le puedo decir? Además hace unos segundos estaba trabajando, en una servilleta, suena gracioso pero muy normal del señor "Me llaman loco".
¿Cuántos minutos han de pasar para que alguno de los dos reaccionemos? La verdad es que no lo sé, ni me importa, me quedaría así hasta que Dios quiera mi muerte.
Cualquier fan iría corriendo a abrazarlo e incluso a llorar en su hombro mientras él te susurra ¡Pero no me llores mi niña! No es mala idea, he de reconocer que yo también lo haría pero algo de mí me dice que me controle y no se porqué le estoy haciendo caso.
Y como en todo cuento de hadas, el momento se estropea con el sonido de mi móvil, lo busco deprisa y corriendo y al abrir la funda veo su nombre. ¡Oh Dios! Se me había olvidado que había quedado con mi novio. ¿Debería cogérselo? Sé que si lo hago me espera una buena regañina pero la otra opción es que aparezca en mi casa, maldita sea esa vez que le di una copia de las llaves de mi casa.
Deslizo el dedo y coloco mi móvil en la oreja mientras observo que Pablo me mira intrigado por mi llamada.
-¡Donde estás! ¡Teníamos una cena! Ya estás con las idiotas de tus amigas-me grita cada dos por tres, cada vez que hace esto me siento muy indefensa porque no sé como recriminarle.
-Me he entretenido estudiando.
-¿Con el de arte historia? Te he dicho cien mil veces que ese no me da buena impresión. ¡Te exigí que te alejaras de...-y directamente corto, no tengo ganas de monsergas.
Cojo mi abrigo, mis cosas y salgo de la cafetería mirando por última vez a Pablo, su cara mostraba seriedad y en cierto modo me conmueve que se preocupe de mí sin saber quien soy.
Al caminar rápidamente por las calles de Málaga me doy cuenta de que no me ha devuelto el bolígrafo, podría volver o no, tal vez se haya ido ya. Otra vez me encuentro en una situación de indecisión. Mañana vuelves y si te lo encuentras has tenido suerte, no le des más vueltas me regaño pero la idea no me parece tan buena, tiene un 10% de salir bien.
Llego a casa y antes de nada me apoyo en la puerta para escuchar si Luis se encuentra dentro. No escucho nada, aliviada me quito la bufanda y justo en ese momento alguien me tira al suelo. Una figura de gran altura y musculación ejercitada se coloca en frente mía agachándose para estar a mi altura. Veo su pelo despeinado que tan bien le queda y su mirada verde me apuñala por dentro.
-¿¡Me vas a decir donde has estado!?-me grita, nunca lo había visto de esta manera, nunca lo había visto tan enfurecido y tan descontrolado-¡Te estoy hablando!
-Estudiando en una cafetería-le digo entre sollozos, el miedo hace que tiemble por dentro y me sienta indefensa.
-¡No me mientas!-me vocea como si creyera que soy una persona sin sentimientos.
-No te miento-y un fuerte dolor atormenta mi mejilla izquierda, me acaba de dar un bofetón, mi propio novio me acaba de pegar.
-Eres un maldita perra-y marcha dando fuerte pisotones.
Tendida en el suelo lloro desesperada por todo lo que acaba de suceder, quien puede creerse que tenga miedo de la persona a la que quiero. Todos los recuerdos vagan por mi cabeza, todo comenzó con él, mis primeros mensajes de amor, mi primer beso, mi primera vez... Tal vez tenga razón y solo sea una maldita perra.

Una Estúpida Ilusión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora