Capítulo 25

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-Pasado-
~Narra Pablo~
-Varios meses después-
Me despierto en la habitación del hotel pensando que estoy en mi dormitorio con Salomé a mi lado pero no es así.
Cuando me fuí a Los Ángeles no hacía más que mirar por todo el aeropuerto con la esperanza de que sus últimas palabras fuesen mentira, que de verdad me quería y que no me iba a dejar escapar, claramente, era una estúpida ilusión. Al día siguiente mi hermana me llamó diciendo que sus cosas ya no estaban y que se había marchado sin dejar rastro.
Pero esa no fue la peor noticia que tuve de ella, hace unos días mi hermano me llamaba comentando que la habían visto besándose con un chico.
Mi hermana siempre ha tenido razón y yo no la hice caso, no me quería de verdad, solo me ha utilizado para divertirse con un famoso enamoradizo. Me la imagino ahora mencionando mi nombre y riéndose de mi: "Mira el de y que fácil es de engañar"
Siento tanta rabia por dentro que mis lágrimas arden en mi piel como el nudo que aguanto en mi garganta por no llorar, estoy tan harto de hacerlo.
Intento pasar página, seguir la vida que tenía, progresar en mi carrera pero cada vez veo más problemas en mis sueños que tal vez, por eso, pienso que el disco que estoy preparando no va a salir bien.

Ahogándome en recuerdos,
ahogándome en tu adiós,
sonaron las sirenas
de nuestra triste habitación.

Y tan bien que lo cantaba en estos días, a Eric le encantaba la maqueta que había compuesto pero le preocupaba más las ojeras que llevaba debajo de mis ojos, he de reconocerlo, llevo días sin dormir nada y cada vez se nota más.
El móvil suena, dejo que se silencie el tono pero al minuto de apagarse, vuelve a sonar, no me queda otra que cogerla.
-¡Pablito! Recuerda que hoy grabamos con Ricky Martin, te estamos esperando-observo el reloj del dormitorio y me echo las manos a la cabeza, llego tarde.
-¡Perdona Eric! No me encontraba bien y me he quedado dormido-miento, no se me ocurre ninguna otra excusa.
-Me di cuenta al ver tus orejas-suelto una carcajada, hay veces que le cuesta comunicarse conmigo en español, por suerte sé algo de inglés y nos podemos apoyar uno del otro.
-Ojeras, Eric-él ríe tomándoselo a guasa, hice bien en apostar en él, me encanta la manera en la que trabajamos, sin prisas ni tecnología de por medio.
-Oh sorry. Te espero Pablo-cuelgo y voy rápidamente a la ducha a asearme, Ricky debe matarme.

-Varios minutos después-
- Tú que sabías lo que era vivir entre las nieblas-canto pero paro al ver a Ricky dejar sus auriculares en sus hombros.
-Tinieblas Pablo-me regaña, me froto la cara para relajarme, no se que me pasa que no me concentro.
-Ya es la quinta vez que te equivocas Pablo-comenta Eric con un resoplo, me siento tan mal ahora mismo.
-Lo siento-Ricky ríe dándome una palmadita en mi espalda-No es mi día.
-Eric ¿Y si grabamos mañana?
-Bueno pero porque sois incredible, si no, no os dejaba.
-¿Qué te pasa Pablito? ¿Mal de amores?-lo miro extrañado ¿Cómo es posible que me lea la mente?
-Cosas-vuelve a reírse y dejando los cascos donde estaba se dirige a mi seriamente.
-Esta noche me han invitado a una fiesta, podrías acompañarme-me lo pienso, no es que mis ganas sean tremendas-¡Tienes que gozar de Los Ángeles! Nos vemos esta noche-y sin darle respuesta se marcha.

-Por la noche-
En frente del espejo coloco mi pajarita y me peino con los dedos el pelo, espero estar perfecto para... Ni yo mismo lo sé.
Alguien llama a la puerta y veo el manáger de Ricky que me espera para que nos vayamos los dos.
-Te lo vas a pasar muy bien-no hace más que comentarlo, parece que me va a reventar la cabeza de las veces que lo ha dicho, le sonrío, él no sabe lo que respeto su persona.
-Eso espero-vuelvo a decir, acabamos parando en frente de una gran casa-Wuo-me sorprendo al ver el casoplón.
-Los ricos que no saben como gastarse su dinero-suspira-¿Vamos?-salimos del coche y nos adentramos a uno de los peores sitios que he podido visitar.
Cuando entramos, varios hombres paran a Ricky y hablan entre ellos entre risas, parece que soy yo el que aquí no pinta nada, me acerco al patio donde está el mini bar y veo como varios hombres y mujeres se besan dentro de la piscina, en cambio otros bailan encima de sillones con una litrona en sus manos.
-¿Quiere algo?-me dice una mujer detrás de la barra-Aquí se ha venido para beber.
-No... No quiero nada de beber-la mujer me guiña un ojo y con un gesto me suplica que me siente en el taburete.
La hago caso, tal vez mi hermano tuviese razón, tal vez me deje manipular por las mujeres. Y hablando de las reinas de roma, una joven que tengo a centímetros de mi no hace más que comerme con sus ojos mordiéndose el labio inferior.
-Madre mía si me viese mi madre-susurro, la camarera me trae un gyntonic, se lo agradezco.
Tal vez sea lo mejor, olvidar mis problemas y ahogarlos en alcohol, deja los tal vez Pablo y bebe de una vez. De un trago me acabo la bebida y pido más y más y más hasta que mi vista y razón se nublan por completo.

Una Estúpida Ilusión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora