-Pasado-
~Narra Pablo~
Camino cabizbajo por la carretera de las afueras de Málaga, una de las carreteras por las que solo recorren matojos y algún motorista con sentimiento romántico, libre sin leyes a las que obedecer. ¿Y yo? ¿Soy un romántico? No un romántico de los que regalan rosas y sabe tratar con el amor, cuando en realidad no es cierto, yo me refiero a una persona libre sin importarle la opinión de la gente. La noche cae dando lugar a que camine bajo un manto lleno de estrellas y una luna llena que ilumina a unos pasos más del lugar donde me encuentro. Un bar de carreteras aparece cerca ofreciéndome una oportunidad para quedarme a cenar allí mientras resuelvo el caos de mi cabeza. Al entrar, los hombres con piercings y tatuajes en sus brazos se quedan observándome como si dijesen que este no es un lugar para un chico que ni un plato ha roto.
Me siento entre ellos contestándoles a sus observaciones hacia mi persona con una mirada descarada, retándoles a nada. El camarero, si se le puede llamar de esta forma, me ofrece una jarra de cerveza, con un trago me pongo malísimo y bastantes experiencias he tenido ya pero en este momento me da igual. Les dejo callados cuando me bebo la jarra de un trago, lo suelto con un gran golpe en la barra Ya está bien de perder oportunidades por mi timidez. La cabeza me da vueltas pero aún sigo firme para otra, aunque algo me para. Una chica, vestida muy elegante, con el pelo recogido en un moño, baja con semblante serio y marcha de este lugar deprimente.
Al salir, me la encuentro sentada en mitad de la carretera observando las estrellas y la Luna, iluminándole la mitad de su rostro donde se refleja el brillo de sus ojos. Al darse cuenta de que no está sola se levanta asustada pero al reconocerme una sonrisa aparece en sus labios, entonces es cuando la reconozco, Salomé.
Me acerco a ella y en cambio ella da una vuelta a mi alrededor acariciando mi cintura, muerdo el labio inferior evitando cometer alguna tentación. Se aleja y yo la vuelvo a seguir, sus pasos cada vez son más ligeros, los míos también, acabando los dos corriendo en mitad de la nada, sus tacones desaparecen y su pelo se va soltando en mechones mientras el pañuelo que abrigaba su cuello cae sobre sus hombros, formando unas alas cuando estira los brazos y coge las puntas de este con sus manos. Mi risa cada vez se hace más sonora, ella es la que me hace ser un romántico, la atrapo cogiéndole por detrás y apoyando mis brazos sobre su cintura. Le suelto el pelo mientras aspiro fuertemente su cuello, huele tan bien, me vuelve tan loco. Ladea su cabeza apoyándose en mi hombro y su mirada busca mi boca, me acerco a ella con una respiración entrecortada y temblando por dentro, temblando del querer que siento hacia ella.Pero en vez de un beso siento un lametón en mi cara, abro los ojos asustado y veo al culpable de mi despertar, Trampi ladra moviendo la cola felizmente. Me froto los ojos y me doy cuenta que todo lo que había pasado era un sueño. Anoche me quedé dormido terminando la canción de Está Permitido.
Resoplo, mi sueño era tan bonito, tan real pero lo único que ha sido real es el dolor de espalda que tengo por mi mala postura. Chepado, como los abuelillos, me tumbo en el sofá intentando quitar este dolor que tanto me atormenta. Mientras, marco el número de Salomé para hablarle sobre la nueva canción.
-Pablo-me dice con cansera-¡Autobús! ¡Autobús! Mierda-la escucho gritar.
-¿Llegas tarde a trabajar?-ella ríe intentando coger aire.
-¡Llego tarde al instituto! Oh Dios, que desastrosa soy-me quedo blanco al escuchar eso, no pensaba que fuera tan joven, no tenía cara de tener...-¿Pablo?-me interrumpe-¿Pensabas que era toda una adulta?
-Si...-comento indeciso-¿Cuántos años tienes?
-Diecisiete-¿cómo me puede gustar una adolescente? Esto no está bien, me pueden decir de todo, asaltacunas e incluso pederasta.
¿Pero no era todo un romántico? Pues se ve que no-¿Dónde te encuentras? Yo te llevo-por suerte me dice una calle cerca de mi casa.~Narra Salomé~
Dentro del coche de Pablo solo se escucha la radio y nuestra respiración, él mueve varias veces su boca rascándose la barba.
-¿Qué te ocurre?-le hablo intentando que me mire de una vez, me rabia tanto que haya perdido la confianza conmigo ¿Qué paso con aquella pareja que bailaban como tontos Charlestoon en mitad de la calle? Había creído tener algún apoyo, alguien que me muestre cariño y parece que se ha ido, sin saber el motivo.
-No me pasa nada-dice frío provocando que la melancolía se apodere de mí.
Apoyo mi mano sobre su hombro pero Pablo me la aparta, él cierra los ojos apenado por lo que acaba de realizar, varias lágrimas recorren por mis pómulos-Déjame aquí-da un fuerte frenazo-Puedo ir andando, veo que hoy no es tu día.
-¿Quieres saber que me ocurre? Que me gusta una mocosa.
-¿Mocosa? Lo que me faltaba por oir-intento abrir la puerta pero Pablo ha bloqueado las puertas.
-¿No querías hablar? Hablemos-lo vuelvo a intentar pero es imposible.
-¡Ábreme!-grito nerviosa sabiendo que no conseguiré nada, miedo es lo que tengo, ¿miedo de mi propio ídolo? Gracioso ¿verdad?-¡Absurdo que te enfades por mi edad!
-¿Es qué no lo entiendes? ¡No es eso! Te ofrezco la oportunidad de que me conozcas en cambio tú te distancias. Hay que sacarte los datos poco a poco y solo provocas ilusiones imposibles.
-Tú bien me dijiste que no tengo que vivir de la opinión de la gente ¿Y qué narices estás haciendo tú?
-¡Dame la oportunidad de conocerte! ¡Solo te pido eso!
-No lo entenderías, mi vida es un caos. Lo mejor, para cuidar tu imagen frente a la prensa es dejándome marchar. Ahora ábreme-y desbloquea las puertas para mi asombro.
Salgo dando un fuerte portazo, camino con pasos indecisos y me atrevo a mirarle por última vez, veo su cabeza apoyada sobre el volante, su cuerpo temblando y tapándose la cara con sus manos.
Mis piernas flojean y caigo al suelo ocultando mi rostro con el cabello, sollozando en silencio y negando a la pregunta típica de la gente ¿Necesitas ayuda?.
No, no necesito ayuda de la gente, solo necesito la ayuda de él.
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Una Estúpida Ilusión
FanfictionEl mítico Pablo Alborán, aquel cantautor que ha llegado a conseguir millones de corazones pero que nadie ha sido capaz de conseguir el suyo. Salomé Hurtado, esa chica que nadie sabe de ella y que es conocida por un nombre poco común al igual que sus...