Seis

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Phil caminaba hacia la entrada del Starbucks donde trabajaba Shanna, la había llamado la mañana siguiente del que hicieron planes con Dan ya que sentía que debía contarle las cosas insignificantes que habían pasado.

Con las manos en los bolsillos de su suéter levantó la mirada de sus zapatos y respiro el aire cálido que tenía la cafetería. Shanna ya estaba lista con una blusa blanca de algodón y una chaqueta negra que más debido al frío complementaban su atuendo.

— Phil ¿Cómo te va?— chilló Shanna como saludo. — ¿Cierto que tienes cosas que compartirme?— preguntó con sonrisa pícara y entusiasmo.
Phil sonrió tratando de manejar todo la energía de la chica.
— Pues, la verdad que si. Sé que te gustaría escuchar cada mínimo detalle de todas maneras.— se encogió de hombros empezando la conversación.
— Vaya que si. — río mientras salían de allí a caminar como ya de costumbre. — ¿Que esperas? Cuéntamelo todo.

Phil trató de encontrar la manera perfecta de acomodar sus recuerdos en palabras pero era algo que se le hacía difícil  pensándolo bien.

— Bueno, hace varios años Dan y yo solíamos tener una relación algo...— pausó buscando las palabras. — diferente, y no teníamos pena de hacer diferentes cosas..
—¿Diferentes cosas?— preguntó curiosa.

— Si, no sentíamos pena por diferentes cosas hasta que, no lo sé, empezaron a significar algo más y se volvían algo en la rutina.

— Entiendo, pero ve al punto que muero por dramatizar mi bomba de sentimientos.

— Vale, Dan solía pasar por el cuarto de baño cuando había terminado de ducharme solo hechando un vistazo o regalarme una sonrisa, otras veces entraba y se acomodaba su cabello o secaba el mío.

— Wow, ósea ¿Entraba al mismo cuarto que tú?

El ojiazul asintió.

— ¿Sabes que eso hacen muchos como signo dominante? — dijo Shanna animada.

Phil rió con lo que tenía en su cabeza.

— Dan no tiene nada de dominante.

Shanna lo miró divertida.

— Entiendo. Sigue.

— Esos tiempos fueron bastante diferentes, Dan era una versión más descarada y yo sólo dejaba que pasara.

Shanna rió.

— Vale, éntrale a esa versión "descarada" de Dan. — comentó la chica esperando la respuesta que imaginaba.

Phil se relajó un poco, iba a decirle lo que nunca había compartido con alguien y la verdad no le preocupaba tanto, ya que podía dejar un poco de ese peso encima.

— Dan y yo solo nos divertíamos y tal vez si intentamos algo una vez.

Shanna dejó de caminar un momento y hizo un gesto sorpresivo.

— ¡Entonces si habían tenido algo!— exclamó ella controlando la extraña euforia que llevaba dentro.

— Bueno, no lo suficientemente como para que fuera en serio pero...— se encogió de hombros un poco ruborizado.

— Pero nada. Phil, esto quiere decir que esto funcionará aún con más facilidad. — le animó Shanna. — ¿Porqué fue que todo esto terminó?

El chico arrugó la nariz pero respondió rápido:

— Creo que ninguno de los dos quería aceptarlos o teníamos miedo.

La chica se concentró en las palabras y miró a sus pies pensando.

— ¿Miedo de que?— preguntó levantando la cabeza.

Phil se encogió de hombros.

— De aceptarlo, supongo.








Los días habían pasado con los mismos juegos y Phil está vez se retenía a seguirlos demasiado.

— Dan, ¿Porqué no te alistas? Ya sabes que Shanna nos espera hoy.

Hubo un silencio que preocupó a Phil unos segundos pero le siguió una respuesta positiva:

— Vale, dame un momento.

El castaño salió de su habitación en unos jeans negros tallados y una camisa estrellas blancas alrededor del cuello.

— ¿Tú ya estás?— le preguntó a Phil que miraba el televisor.

El chico reaccionó al llamado y tomó el control remoto para apagar la programación y levantarse del sofá.

— Claro.— respondió y todo lo demás fue camino a casa de la chica.

Dan no sabía que esperar de aquella invitación, el único que conocía a Shanna ahí era Phil, lo que significaba que cualquier cosa podría estar pasando en medio, y no sabia si lo que sentía era miedo de recibir alguna noticia inesperada. Eso era exactamente lo que lo estaba abrumando desde hace un tiempo. Él era alguien que sabía lo que quería, pero le temía al compromiso. Lo que dejaba mostrar al mundo aveces era tan falso, pero no le preocupaba mientras no mostrara lo emocional que podía llegar a ser.

Pero, ¿Qué haría si la respuesta no es la deseada? Probablemente nada.

Mientas tanto Phil no quería que llegara a suceder nada que cambiara su vínculo de amistad, no sabía exactamente lo que sentía, era fuerte, tal vez  sin querer admitirlo pero sabía que eso que sentía era muy fuerte como para que algunos cambios lo arruinaran, nunca había creído totalmente que una acción igualara el sentimiento, para él el amor era demasiado complicado y amistad le encajaba perfectamente, el problema era que no importaba que, él podría llegar a ser fiel a morir definitivamente, sin tener respuesta segura sobre si la otra persona también lo sería.

Y después de tantas preguntas del corazón a la cabeza, se encontraban en la puerta del departamento de la chica.

Don't Let Me Go | PhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora