Hola Papa

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Tenia miedo de volver a gritar dormida ya que estaba consiente de que estaba en un hospital, me termine despertando despues de un rato, la habitación estaba a obscuras, hacia frio, no se si la ventana estaba abierta o era mi uniforme humedo el que me estaba dando frio, logre pararme para checar a Susejh, me daba pena verla conectada a los aparatos que hacian, de ves en cuando, un extraño sonido que indicaba su ritmo cardiaco o su respiración, si hubiera reaccionado un segundo antes la unica que hubiera caido a la cueva habria sido yo, fui al baño a intentar quitar un poco de lodo de mi cuerpo, mientras lavaba mi ropa mi celular comenzo a sonar, sigilosamente lo saque de mi mochila y me encerre en el baño para no despertar a Susejh.
-¿Hola?-
-Hola Caro, perdon por llamar tan temprano-
-No es problema Ruben, ¿Que pasa?
-Por fin lo encontre-
-¿El nuevo video juego que querias?- dije tallandome los ojos-
-No, encontre la ubicación de mi padre-
Contuve la respiracion unos segundos
-¿Dónde esta?- pregunte lo mas calmada que podia
-En un pueblo, a unas horas en carretera-
-¿Lo vas a ir a ver?- ya conocia la respuesta
-Si, debo de enfrentarlo, te llamo para ver cuando vamos a ir-
-Claro, cuando tu quieras-
-¿Podria ser hoy?-
-Bueno es que...- abri un poco la puerta para ver a Susejh, no la queria dejar sola, pero tambien se lo habia prometido a Ruben que lo acompañaria para estar segura de que su padre no era peligroso- Si, recogeme en mi departamento a las 10-
-Estare ahi, gracias Caro, por todo-
-No hay nada que agradecer, es mi deber recuerdalo cada ves que me vallas a dar las gracias- sonrei ante su comentario
Colgamos, termine de arreglarme, meti todo en mi mochila, sali del cuarto dejando a Susejh en aquella cama de hospital, les dije a las enfermeras que cuando despertara llamaran a Daniela ( les deje su número), salí del hospital, camine y camine, hasta que por fin llegue a mi departamento. Abrí la puerta, mire todo oscuro, me encamine directo al baño, me quite el uniforme y me dispuse a darme una ducha larga, mientras el agua estaba golpeándome la espalda, se me vino algo repentino a la mente, el recuerdo de Jonatan diciendo sus últimas palabras antes de salir de la Asamblea, el dijo "venceré", como si solo fuera el, el que peleará por la guerra, pero me resultaba inquietante y a la ves aterrador, ¿podrá ser el traidor?, -pensé- a lo mejor nada mas estaba diciendo eso por que lo odio, pero nuevamente me resultaba raro, cerré las llaves de agua y salí de mi baño con una toalla cubriéndome el cuerpo, busque ropa cómoda, lo normal, pantalones, blusa, sudadera y tennis, de hecho, hace mucho que no pasaba un día sin mi uniforme, todos los días tenía que pararme en la mañana para ir a entrenar, llegaba muy tarde a mi departamento y lo único que hacia era bañarme y meterme en mi cama a dormir, me coloque la ropa y trate de secarme el cabello, saque una bolsa que tenía forma de mochila, era pequeña pero perfecta para guardar mi cartera, mi celular, mis audífonos y mi sudadera, le llame a Karen para avisarle la situación de Susejh, nuevamente me regaño por irme con Ruben golpeada y con sueño, no lo tome en cuenta, así era Karen. La conozco desde que tenía unos 8 o 9 años, había actuado como mi segunda mama desde entonces, me da gusto tenerla a mi lado, aunque a veces sea un poco sobreprotectora, guarde mis cosas y ya estaba lista, deje el hospital exactamente a las 7:30 ahora el reloj marcaba las 8:50 de la mañana, tome un desayuno, luego fui a mi sofá para recostarme y ver la tele un rato, trate de dormirme pero seguí rodando por todo el sofá.
Dieron las 9:50 y Ruben ya estaba tocando en mi puerta, bajamos, le pidió prestado el coche a Mangel para ir, eran dos horas de camino y una hora para encontrar la casa de su padre, estaba muy nerviosa. Ruben manejaba y yo estaba recostada viendo el paisaje de la carretera, por alguna extraña razón no quería hablarle a Ruben, se me hacia algo prohibido en ese momento, luego de unos minutos termine profundamente dormida.
Al cabo de mucho tiempo me desperté por mi dolor de espalda y de mi brazo, me senté en el asiento y observe que ya no estábamos en la carretera, estábamos en un pequeño pueblo donde las casas no eran muy grandes y se podía respirar el aire fresco gracias a la cantidad de árboles que nos rodeaban, Ruben traía un papel en la mano con una dirección, número y color de la casa, vagamos por unas cuantas calles hasta que dimos con la indicada, casa de color mamey con una reja blanca, nos estacionamos y apagamos el coche pero sin salir de el.
-¿Estas nervioso?-rompí el silencio de muchas horas
-Un poco- contestó sin mirarme
-Ruben..., quiero que estés consiente de que el fue el que te lastimo-
-Estoy mas que consiente Caro- me miro- Vamos
Bajamos del coche, hacia un frío tremendo, metí mis manos en las bolsas de la sudadera, tocamos el timbre una, dos, tres veces, pero nadie nos abría, sabia que había alguien en la casa, lo sabia ya que presencia pasaba por todos los cuartos, bajaba las escaleras y me puse recta, más que a la defensiva, trataba de parecer calmada ante la situación, la puerta comenzó a sonar dándonos a entender que alguien intentaba abrir y girar la perilla, Ruben respiro sonoramente, apretó la mandíbula y me agarro de la mano, yo también lo hice, le apretaba la mano, tan fuerte como podía y por fin la puerta se abrió.
-Hola, Papa-

4 elementos y 1 youtuberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora