Capítulo 33

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- Muchas gracias. Pasen buena noche. – Dijo Emily, recogiendo la propina de los clientes a los que acababa de cobrar, quienes ya empezaban a ponerse sus abrigos. Solo les tendría que sonreír una vez más antes de que abandonasen el lugar.

Mientras aquel matrimonio caminaba lentamente hacia la puerta de la sala la morena miró a su alrededor, percatándose de que únicamente quedaban dos mesas ocupadas en el salón, las cuales, por la pinta de los postres a medio comer que había en los platos de sus ocupantes, muy pronto acabarían por quedarse desiertas.

La chica soltó un suspiro y tomó las copas de champán de sus últimos comensales con ella al dejar el salón, agradeciendo que ya no quedasen más de cuatro camareros transitando entre la habitación de la que recogían los pedidos y el comedor en el que servían, era lo único bueno que tenía hacer el turno completo hasta el final: la tranquilidad que se adueñaba de todo el restaurante una vez pasaban las once de la noche.

Con presteza, Emily dejó las copas en la sala de pedidos y se dirigió al aseo más cercano para poder lavarse las manos con agua fría, esperando que la baja temperatura del líquido ahuyentase un poco el sopor en el que la calefacción continua del lugar la había sumido.

Estaba reventada.

La morena se había pasado la noche entera entrando y saliendo del salón a toda prisa, y no porque Nicolette la hubiese obligado a ello (de hecho, no había llegado a ver a la mujer en persona en ningún momento), sino porque necesitaba estar entretenida de alguna manera. Lo tenía comprobado, en cuanto se paraba dos segundos para tomar un respiro su cabeza empezaba a imaginar cómo sería la vuelta al hotel y, por desgracia, la escena que representaba su mente iba cada vez a peor.

Primero, Emily había pensado que la rubia y ella discutirían un poco, no necesariamente gritando. La una le echaría en cara a la otra todo lo que había hecho mal y viceversa, hasta que alguna se cansase de la situación y decidiese pedir una tregua.

Luego, la morena recapacitó y llegó a la conclusión de que sí que habría gritos, inevitablemente.

Alison tenía mucho temperamento y ella llegaría a la habitación demasiado destrozada por las horas de trabajo como para estar pendiente de cómo decía las cosas.

O puede que hiciesen algo más que alzarse la voz por la tontería de aquella mañana.

Puede que se acabaran gritando por asuntos del pasado... entonces la cosa sí que se complicaría y ella no sabía si iba a tener fuerzas para sobrevivir a algo así.

¿Y si llegaba y Alison no estaba en la habitación?

O peor...

¿Y si llegaba y Alison no la dejaba entrar en la habitación?

¿Y si la ignoraba por completo?

La cabeza le iba a mil.

Emily entró en el baño de forma atropellada, sintiendo un cierto alivio momentáneo al verse sola entre aquellas paredes de azulejos oscuros.

Una vez más la chica intentó concentrarse en su respiración y bloquear el sabotaje emocional al que su mente la estaba sometiendo.

¡No podía pensar de esa manera!

Por Dios, era la primera pelea que tenían, ¡la primera! Si se rendían por eso, si no eran capaces de hablar las cosas y solucionarlo... bueno, entonces quizás no deberían estar juntas, porque arruinarlo todo por una simple pelea, sobre todo por esa pelea, era lo más absurdo del mundo.

La morena activó el grifo más próximo y dejó que el agua le empapase las manos, sintiendo el impacto del frío contra su piel.

Iba a volver a ese hotel e iba a aclarar las cosas con la rubia. Hablarían con calma, como personas civilizadas, y lo arreglarían todo.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2015 ⏰

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Contra todo el desencanto que pudiera haberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora