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Cuando desperté estaba tumbada en una cama, miré a mi lado y vi a Mario, no sabía lo que significaba eso, por lo que miré si llevaba ropa y me tranquilicé al ver que sí.

Cuando iba a salir de la cama, Mario se despertó.

- Janet, ¿cómo te encuentras?- Preguntó.

- Bien, ¿por qué me iba a encontrar mal?- Pregunté.

- No lo sé, a media noche estabas gritando y pataleando "dejadme, dejadme", estabas sudando, al parecer tenías una pesadilla-. Contestó.

- Entonces, ¿no me metieron en una furgonera y me obligaron a respirar cloroformo?- Volví a preguntar.

- No-. Contestó Mario.

Suspiré aliviada y me senté en la cama mirando a Mario. Le acaricie la mejilla y le di un beso en los labios.

- ¿Y ese beso?- Preguntó impresionado.

- Nada, tenía ganas de dártelo.

Él se incorporó y me dio un beso un poco más largo que el que le di.

- ¿Y eso?- Lo imité.

- Nada, tenía ganas de dártelo-. Me imitó.

Nos reímos y nos fuimos a desayunar. Creía que me estaba volviendo a enamorar del hombre con el cual me casé y tuve una niña preciosa, no cambiaría a Mario por nada en el mundo.

Skater BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora