Capítulo 2

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No pude dormir toda la noche pensando en la impactante propuesta de Gustave ¿Qué estará pensando ese idiota, si es que él piensa? ¿A dónde vamos?

Me maquillé, me puse el elegante vestido de mi graduación, cepillé mi cabello, salí del apartamento y coloque la llave en mi auto; estaba muy nerviosa cuando de pronto una pregunta más surgió a mi cabeza: ¿Por qué yo?

Llegando a la oficina me detuve, estacioné el auto y entré al edificio.

Como siempre, Frank me saludó, impresionado por el tipo de ropa que llevaba puesta pero se limito a decir nada sobre ello, aunque Frank no era el único impresionado; de hecho, todos lo empleados me miraron con asombro y entre ellos murmuraban sobre mí. No puedo estar segura de si cosas buenas o cosas malas, y la verdad me daba bastante igual.

Yo presté caso omiso a lo que decían, porque realmente no me importaba, llegando a mi piso me senté en mi escritorio, como cualqui cuando el teléfono sonó.

- Empresas Wallace. -Yo era dulce como siempre.

- Nos vamos en media hora.

- De acuerdo señor Wallace.

- Cuando estemos allá... dime Gustave.

- Ok.

Mi querido jefe siempre tan amable o mejor dicho tan antipático.

Yo adelante todo lo que tenia pendiente hasta que esa media hora se cumplió y Gustave salió de su despacho.

- Vamon... se quedo inspeccionándome.... Te ves bien

- G-Gracias señ... Gustave.

Me regaló una pequeña sonrisa, algo que yo jamás había recibido de su parte y me impulso a reaccionar de la misma manera. Me tomo del brazo y tomamos el ascensor.

Tenía un deportivo muy lujoso en el cual viajamos por unos veinte minutos hasta llegar a una mansión gigante muy bonita, adornada de mármol.

- ¿Qué es este lugar? Me digne a preguntar.

- La casa de mis padres... *Suspira y pone su brazo como todo un caballero*. Recuerda... eres mi novia.

- C-Claro Gustave.

Me siento rara al llamar a mi jefe por su nombre... ¿Qué haremos aquí? ¡Genial mas preguntas!

Entramos a la casa o mejor dicho a la mansión donde había un señor de cabello gris de unos 59 o 60 años esperándonos en la puerta, parecía el mayordomo.

- Hola señor Gustave es un gusto volverlo a ver y es un placer conocerla señorita...

- El placer es para mí.

- Hola Cristof. Al parecer no esta muy emocionado de venir.

- Su padre lo esta esperando en el recibidor.

El asintió y nos fuimos al recibidor.

Un hombre como de la edad del mayordomo se levanto de el inmenso mueble solo para recibirnos obviamente reconocí al padre de Gustave, ya que ¡soy su secretaria y debo estar al tanto de estas cosas! Creo yo.

- ¡Oh Gustave tu presencia me causa alegría! Y ella ¿Quién es?

- H-Hola... padre ella es... mi novia. Le costo el saludo pero cuando tuvo que nombrarme le fue fácil.

- Mucho gusto señor, soy Julie Kiells.

- ¡Bienvenida a nuestra familia hija!

Hemos hablado toda la noche hasta que la hermana de Gustave interrumpe.

- Julie... ¡Son pareja pero no he visto ni una muestra de afecto! Vamos ¡bésense!

Eso me mato. Solo he visto a Gustave suspirar y acercarse a mi con aquellos labios finos tan hermosos... se acerca cada vez mas ¿enserio va a hacerlo sin protestar ni nada?

Sus labios y los míos crean una combinación perfecta logrando que me quede sin aire y empiece a sentir que el no es solo un robot sin sentimientos... mis pensamientos se apartan de todos los presentes y se concentren en una sola cosa... Gustave y yo.








Mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora