Gasté años de mi vida queriendo a Lucas.
Él es un asno, es controlador, posesivo, ególatra, sarcástico y lleva en su espalda un largo etcétera de defectos. Pero conmigo siempre trató de ser diferente.
Había un lado que no muchas personas conocían, y era lo que yo quería de él, lo que me mantenía a su lado.
Pero no es muy fácil que su mejor versión salga a relucir. Por ello, todo terminó. Cuando me pidió matrimonio y dije que no, se transformó en lo que más detesto, sabía que la razón por la que dije que no es porque no puedo tener lo que más detesto por siempre conmigo.
Aun así, él fue más para mí de lo que fue Gustave en tan poco tiempo.
El otro detalle es que Lucas es un gran amigo de Gaccio. Estoy segura de que Gaccio no hace las cosas normales de amigos. Porque Gaccio no hace cosas normales.
No me esperé ver a Lucas esperando hablar con Gaccio, no ahora, no hoy, no después de lo que sucedió. No al demostrar que él realmente sí es un hombre.
Lo quisiera o no, ese era mi panorama.
Ahí estaba Gaccio con su traje de Showman púrpura. Y sus guantes blancos sosteniendo un nuevo modelo.
Un chico con cadena de perro se encontraba en la pared llorando. Él le miró a los ojos por un instante, y disparó sin más, la bala le atravesó un ojo.
―Su predecesora tenía más potencia.
―No, Giaccomo. La hicimos con más potencia que la anterior.
Gaccio le pegó el fusil a la frente.
―Si la próxima vez no tiene más potencia, quizá tú quieras hacer la prueba ―amenazó con su voz más sombría. Y el hombre que le acompañaba palideció. Gaccio soltó esa desquiciada risa que a todos alarmaba, el tipo nervioso se convenció de querer reír también, pero le temblaban los músculos.
Vi a Lucas tragar su terror. Gaccio fue hacia él dando saltitos de emoción.
― ¿Qué me dices, partner?
―Ah, y-yo no pude ayudar... digo, y-yo no pude avanzar mucho.
― ¿Te parece que mi hermana es un juego de Monopoly en el que se avanza o qué?
―No, no. Yo... lo siento.
― ¿Sabes por qué te tengo confianza, partner? Porque aunque seas otro tonto perro ahogado en saliva, pareces un hombre que obtiene lo que quiere. Y por eso, porque eres un baboso ambicioso, puedes estar con mi hermana. ¿Te gusta, no?
―Me vuelve loco.
―Oh, perfecto. Entonces pasada tu confirmación creo que no me vas a decepcionar. ¿Cierto?
―C-Claro que no.
―Porque en ese caso, un proyectito personal al que le dediqué mucho esfuerzo y mucha ira está esperando ser probada con alguien que realmente me decepcione.
Gaccio le tapó los ojos a Lucas con una venda negra y dio brinquitos hasta una pistola muy pequeña y muy hermosa, tintada de plateado y negro con elegantes toques de púrpura. Una mano la puso en el hombro de Lucas y con la otra le hizo sentir el arma.
―Se llama Lucy, y no le gustan los babosos ambiciosos tanto como a mí ―Lucas trató de quitarse la venda―. Hey, alto ahí, partner, ningún hombre ha visto a Lucy desnuda todavía, además de mí. Aún es muy tímida y no creo que tengas las agallas para quitarle su preciosa virginidad.
No sé qué parte de mí fue la que apartó la rabia de la traición, de no saber qué parte de lo que dijo ayer era real y cuál no, pero esa parte sabía que si algo era real, es que Gaccio no estaba jugando, lo matará.
Estaba decidida a no dejar que Lucas muriera por mi culpa. E hice algo radical.
Esa noche volví a invitarlo, siguiendo el viejo juego.
Estábamos viendo la serie, y tal vez la disfruté, pero estaba absorta en lo que se aproximaba.
Apagué la tv. Y él me observó estupefacto.
―Debo mostrarte algo.
―Está bien.
Lo dirigí a la habitación e hice que su boca chocara violentamente con la mía, moví mi mano alrededor de su torso, cuello y cabello, hasta que por fin él cayó en la cama.
Abbot estaba confundido. Yo lo estaría, cuando su entrepierna abultada tocó mi rodilla, preguntó.
― ¿Qué diablos haces?
Su respiración se sentía agitada, sabía que él deseaba muchas cosas en ese momento y debatía consigo si sería correcto.
―Mañana vas a decirle a Gaccio que tuvimos sexo, ¿okay?
Él no tenía explicación de por qué, pero yo lo estaba salvando.
―Gracias―susurró.
―Ya se fue el fotógrafo, puedes calmarte...―pero a su erección no le parecía posible―. O puedes ir al baño y calmarte tú mismo.
Si Gustave me viera...
ESTÁS LEYENDO
Mi Jefe
Romance¿Cuánto apostamos a que ustedes no saben lo que va a pasar con esta "simple" secretaria?