Capítulo 28

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El sonido de las ollas y la vajilla retumbaba en mis oídos y me obligaba a dejar el profundo sueño. Me removí entre la cama y sobe mis ojos con mi mano izquierda. Baah, olvidaba que tenía la otra inmóvil.

Cerré mis ojos fuertemente y maldije por mis adentros cuando el bullicio de la vajilla aún molestaba desde la planta baja. Saque mi brazo fuera da la tibia cama y aletee hasta dar con mi celular que estaba sobre mi mesita de noche. Prendí la pantalla y observe la hora. Nueve con veinte minutos. Junte mis cejas y arrugue la frente. Ben estaba en la escuela, mi madre en el banco y mi padre trabajando en el taller. ¿Quién podría ser?

¿Y si era un ladrón? Me puse pálida de golpe y me tape más con las sabanas. Diablos...estruje mi celular entre los dedos sudosos dispuesta a llamar a mi padre, que estaba a dos casas de la nuestra. El sonido desapareció. Suspire mientras mi corazón comenzaba a latir normal. Pero pronto escuche pasos subiendo la escalera. Mordí mis labios y me acerque a mi vaso con agua encima de la mesita de noche, dispuesta a tirarle lo que sea al posible ladrón.

Al momento en que mi puerta se abrió, cerré mis ojos y lance el vaso con agua.

-¡Ah! -un grito de mujer me hizo abrir los ojos, temerosa.

-¡Oh como lo siento! -lleve mi mano libre hacia mi boca y me maldije miles de veces al ver a la señora Frank con la mano puesta en su pecho y pálida en la entrada de mi habitación.

-Niña, que susto me has dado. -murmuro.

Me incorpore en mi cama y me apoye en el respaldo. El vaso estaba en el suelo, junto con la posa de agua esparcida en la madera.

-De verdad lo lamento. -arrastre las palabras mientras rascaba mi nuca.

Ella sonrió y se acerco a mi ventana.

-No te preocupes. Limpiare eso luego. -abrió las cortinas y entrecerré los ojos cuando la luz solar llego a mis sensibles ojos. ¿Qué hacía ella aquí?

-Disculpe ¿Cómo entró?

-Tu madre me dejó la llave de la casa. Me pidió que te cuidara y te diera de comer. Me comentó que estabas con el brazo enyesado.

Asentí con la cabeza y levante mi brazo inmóvil, enseñándoselo.

-¿Cuidara de mi estas dos semanas? -fruncí el ceño.

-No. -sonrió. -Solo hasta cuando sea necesario. -Venía a ver si estabas despierta para traerte el desayuno. Ya veo que sí. -dirigió su mirada hacia el vaso roto en el suelo.

Me reí levemente. Bien, un poco de compañía no me vendría mal.

La señora Frank parecía ser una señora muy hogareña. Ayudo con el aseo de la casa aún así cuando yo le decía que ese no era su deber. Jamás habíamos tenido nanas en casa y me sentía extraña cuando ella me servía cosas. Eso solo lo experimentaba en casa de Jazzy. Ella socorrió a cada una de mis peticiones y era muy agradable. Me obligo a permanecer en cama por el día de hoy y cuando me llevo la comida, se quedo conmigo mientras hablábamos sin parar. Cocinaba muy rico y me daba demasiada comida, como si yo tuviera algún problema alimenticio. Se sentía bien, mamá nunca había actuado como la señora Frank lo estaba haciendo. Y era algo que me dejaba con una amargura por dentro.

Estaba saboreando el pudín de frutas que ella había preparado para mí cuando el timbre de mi casa sonó.

-¿Quién podrá ser? -pase mi mano por la barbilla, limpiándome algún rastro del pastel.

La señora Frank se encogió de hombros a la vez que se ponía de pie y se dirigía a la ventana. Corrió sigilosamente la cortina hacia un costado y miro hacia abajo.

Girl On Fire  | Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora