Capítulo 50

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"No podía enfrentarme a sus ojos tristes. Me sentía tan...tan sucia"

-Te he traído tu celular y los audífonos para que puedas escuchar música y estés conectada con nosotros.

Jazzy me entregó mi celular junto con los auriculares. Le sonreí tímidamente. Observé a Nathan sentado a los pies de la cama, leyendo una de las revistas que Diletta me había traído. Solo se podía entrar de tres personas, pero esta vez solo había pasado Jazzy y Nathan.

-También le pedí a papá que te comprará un computador portátil para que pudieras navegar por Internet. -sonrió Jazzy.

-Maldición, Jazzy. No tenías por qué.

-Claro que sí. A papá también le pareció. No sabes lo agradecida que estoy con él por haberte encontrado.

Sonreí sin separar los labios y observé mis manos, tímida y un poco deprimida. Justin. Justin. Suspiré.

- ¿Dónde... esta?

Nathan dejó la revista y nos observo a ambas.

- ¿Quien? ¿Mi padre? -Jazzy tiró su largo cabello hacia atrás.

Asentí con la cabeza, sin poder mirarla a los ojos.

-Esta afuera, me ha acompañado pero no ha querido pasar.

j -Ah.

- ¿Quieres agradecerle? Si deseas le aviso para que pase...

-Eh...no. No es necesario.

No quería verlo. No podía. Tenía miedo.

-Bueno, será mejor que nos vayamos. -hablo Nathan. -Tengo cosas que hacer.

- ¿Más importantes que una de tus mejores amigas? -lo reprendió Jazzy.

Me reí levemente.

-Jazzy, déjalo ya. No quiero que se sientan obligados a venir. Doy lastima y prefiero que nadie me vea de esta manera.

Nathan hizo un mohín con sus labios y se acercó a mí. Al sentir su presencia masculina cerca de mi cuerpo, los pelitos de mi nuca se erizaron y una sensación desagradable me invadió. Traté de ignorarla, pues se trataba de Nathan, mi mejor amigo y en quien tenía mucha confianza. Pero cuando se inclinó para besarme en la mejilla, la sensación desagradable se intensifico y tuve la intención de alejarlo lo más rápido posible. Maldita sea, apreté mis labios y cerré mis ojos cuando su piel tuvo contacto con la mía. Cuando se alejó, mi cuerpo tomo un respiro y la tensión desapareció.

-Adiós, chicas.

Jazzy fue detrás de él para cerrar la puerta. Luego se apoyó en ella y me observó. Yo aún estaba nerviosa por lo que acababa de suceder.

-Vi lo que te ha pasado. -susurro.

Mi mentón tembló y aparté mi mirada de la suya. Ella hablaba de mi reacción ante Nathan.

-No sé por qué sucedió. Solo sé que tuve miedo y repulsión cuando sentí su apego a mi cuerpo.

-Oh, amiga. -Jazzy se acercó a mí con tristeza y me abrazó. Ella era diferente, con ella no me pasaba lo mismo que con Nathan. Ella es mujer, me dijo una vocesita en mi interior.





La puerta se abrió, Jazzy y yo dimos un brinco y miramos hacia la puerta. Era él. Justin.

- ¿Puedo pasar? -se atrevió a preguntar.

Sentí una punzada en el estomago y quise taparme con las sabanas blancas de la cama hospitalaria.

-Claro, venga, pasa. -le sonrió Jazzy.

Cuando nuestros ojos se encontraron, vi la desesperación y la tristeza que escondía su mirada. Y todo era por...mí. Tragué saliva.

- _________ ¿como estas? ¿Cómo te sientes? -tragó saliva y carraspeó su garganta. Él trataba de actuar normal frente a su hija.

-Mentiría si dijera que bien. -musité.

Mordió sus labios con nerviosismo y señaló la computadora portátil que sostenía Jazzy.

-Jazzy dijo que te haría falta.

-Si, gracias.

Que duro resultaba esto. Me preguntaba si Jazzy no estuviera aquí ¿también estaríamos así de incómodos?

-Hija ¿podrías ir a buscarme un café? Estoy muy cansado.

-Claro. Ya vuelvo.

Y desapareció por la puerta de mi habitación. Vacilé unos segundos, mierda, quiero que vuelva Jazzy.

-Pequeña, yo...

Justin comenzó a acercarse a mi cama.

-No, no, Justin. Ni pequeña ni nada. No me hables así, me siento tan sucia. ¿Cómo quieres que te mire a la cara?

Se acercó del todo y tomó mi mano, traté de apartarla pero él la sujeto con mas fuerza.

-No tienes que sentirte así, para mí sigues siendo mi pequeña, mi princesa. ¿Sabes? Verte aquí, me ha hecho darme cuenta lo mucho que te quiero y no soportaría que algo malo volviera a sucederte.

-No. -me quejé y las lagrimas comenzaron a rodar por mi rostro.

No podía enfrentarme a sus ojos tristes. Me sentía tan...tan sucia.

-Solo te pido una cosa...

-Lo que sea. -murmuró, luego se inclinó y beso mis labios con dulzura.

Me di cuenta que con él no sentía tensión.

-No me dejes.

-Jamás podría dejarte.

Sonrió de la manera más dulce y hermosa del universo.

-Todo estará bien. Saldremos adelante, juntos.

Girl On Fire  | Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora