CAPITULO 22

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Anastasia

¡¡¡Ya lo tengo!!!

Salgo de la habitación apoyada en la pared, intente saltar en un solo pie, pero el dolor es más intenso, trato de hacer el menor ruido posible, ojala que Christian este en su despacho, de no ser así, me considero muerta.

Al llegar al gran salón no puedo más, a pesar del golpe no pensé que estuviera en tan malas condiciones, me deslizo por la pared hasta quedar en el suelo y decido arrastrarme, oh Dios... solo ruego porque no me vea, necesito salir de aquí, la angustia crece en mí, con mis brazos me arrastro lo más rápido que puedo, escucho un ruido como si algo se rompiera, necesito llegar a la escalera, no tengo ropa y no puedo salir así, vuelvo a escuchar otro ruido, esta vez más fuerte, no lo voy a lograr...

Al llegar al primer escalón mis brazos ya no pueden más, siento unos pasos, ohh Dios, Oh Dios, nooo, este es mi fin, me quedo rígida esperando que alguien entre, pero no, no pasa nada - Falsa alarma Anita, deja el drama y sigue con tu plan

Cambio de planes, no puedo con la escalera, eso hace que mis ojos se inunden de nuevo, no lo voy a lograr, pensé que si me escondía en el segundo piso hasta que él se fuera podría salir después sin que me vieran, pero para variar es una idea estúpida, es estas condiciones no puedo subir, bueno...por lo menos lo intente

Con la resignación inundando mi corazón, decido quedarme ahí por unos instantes para recuperar un poco de fuerza y volver a la habitación, o simplemente esperar a que me encuentre, tengo mucho miedo, confieso que el miedo ha hecho parte de mi vida pero pocos días he sentido lo que siento ahora, no sé si este borracho pero debe estar tomando, no quiero que salga de donde este y me maltrate, no quiero, la sola idea de verlo golpearme de nuevo me rompe el corazón de alguna manera él se había convertido para mí en la esperanza de una vida diferente, no sé qué tan diferente, pero con el simple hecho de no estar en ese lugar ya era suficiente, lloro y lloro en silencio, solo lagrimas corren como ríos por mis mejillas, ¡¿Qué hice para merecer esta vida de mierda?!, entre más lo pienso, menos lo entiendo, ohh Mamá, si es verdad que estas en el cielo, ilumíname, muéstrame el camino...

Cierro los ojos unos instantes, el cansancio y el dolor se están apoderando de mí, de pronto se escucha un grito y en instantes nuevamente los pasos, Oh Dios, me arrastro nuevamente y trato de llegar hasta la barra de la cocina me muevo rápidamente, hasta yo me sorprendo de la rapidez de mis movimientos, llego hasta en lugar y estiro mi cuerpo, lo dejo pegado a la barra escucho los pasos acercarse más y más, veo una luz que se enciende, oh no, veo el cuerpo del alguien, pero no baja la mirada, no se da cuenta de mi presencia, UFFFF, QUE ALIVIO (de momento), tal parece que es alguien de seguridad no logre ver su rostro, cuando ya no siento nada veo un pasillo terminando la cocina

¡¡¡ Los cuartos de servicios!!!

Siiiii, ¡gracias Mamita!, eso es, nuevamente emprendo mi camino, me deslizo por ese pasillo, estoy muy cansada -vamos Anastasia, si mueves el culo para otras cosas no lo vas a mover para salvar tu vida, ¡muévete!

Y así lo hago, llego al final, me encuentro con una puerta, recuerdo que la señora que me lleva comida en alguna ocasión la vi caminar hacia este lugar...

Y ahora, ¿Cómo me levanto?... me estiro como puedo para alcanzar la cerradura de la puerta -un poco más Ana, un poco más- con mi pierna buena me levanto un poco y logro girarla, oh Dios ¡gracias!, me arrastro hasta llegar a la mitad de la habitación, es un cuarto pequeño, tiene una cama individual, no parece ser ocupado por nadie, como puedo me subo a la cama y cuando mi cuerpo toca el colchón me relajo un poco, siento como si estuviera recargando baterías, no me quiero acomodar mucho, no puedo correr el riesgo de quedarme dormida, solo serán 5 minutos, para ser una cama de personal de servicio está muy cómoda -cualquier cosa es cómoda en comparación a la "cama" donde dormías en aquella pocilga

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