CAPITULO 17

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ANASTASIA

Me gusta este Christian, el tierno y atento que se preocupa por mí, el que me dice que soy suya y me mira como si fuera lo mejor de su vida. De solo pensar en eso mi corazón se hincha de felicidad.

Cuando sale de mi habitación escojo el vestido de esta noche, es tan suave y tan elegante la verdad jamás en mi vida imagine tener sobre mi cuerpo algo como esto, me encanta aunque tengo un poco de miedo, no quiero que pase un mal rato por mi cabeza hueca, por esta noche me permitiré no pensar en eso, dejo esos pensamientos atrás y me dedico arreglar todos los detalles, luego de una pequeña siesta me levando y empiezo a arreglarme ya que falta poco, si no es por Gail que viene no me levanto.

Cuando ya estoy lista salgo de la habitación rumbo al gran salón, camino hacia la escalera lo veo, está parado en el ventanal con las manos en los bolsillos que hacen que su gran espalda se marque en el traje. – ese hombre es mi paraíso en la tierra

Comienzo a bajar la escalera, en ese preciso instante el gira y me quedo petrificada, se ve perfecto, es hermoso, camina hacia mí y lo único que tengo en mi cabeza son las incalculables ganas que tengo de arrancarle el traje, Christian me mira de arriba abajo, veo como se frunce el ceño y dirige su mirada a mi boca, oh Dios, mi labio.

Suelto rápidamente mi labio y bajo la mirada por un segundo al levantar mi cabeza de nuevo me doy cuenta que se ha girado y de nuevo esta en la posición de todo poderoso, como si la vista de Seattle le recordara su grandeza, termino de bajar la escalera, me quedo ahí por un instante y en automático, como si se tratara de un imán, como si mis piernas tuvieran vida propia no se en que momento me quedo parada a centímetros de su espalda, tan cerca que permite que su olor inunde mis fosas nasales.

Aspiro por lo que parecen horas ese inigualable aroma y de pronto voltea bruscamente y me toma por sorpresa, me besa... y me besa, con desespero, con devoción, de la misma manera respondo el beso, me entrego a el hasta que se acaba el aire entre nosotros y nos obliga a separarnos

-Estas hermosa, Anastasia.

Abro mi boca para contestar pero la invade de nuevo, mete su mano con la sensualidad que lo caracteriza y un poco de violencia que hace que me encienda por la abertura del vestido, sube mi pierna y me aprieta a su cuerpo, siento su erección en mi vientre, es tan dura...tan caliente, siento que tengo un rio entre mis piernas, enrosco mis piernas a su cadera como me lo pide, pierdo la cordura, mi cabeza vuela, oh Dios, se entierra en mi con fuerza y hace lo que anunció, me toma, me marca, me impregna, somos solo jadeos manos y fuerza, entonces entiendo que tiene razón, soy suya... y pensar en eso es suficiente para que mi cuerpo explote y segundos después el suyo también, me llena de una manera única, es como si mi cuerpo lo absorbiera, como si se tratara de un rompecabezas donde él es la pieza que necesitara para sentir este éxtasis, es maravillo, es el señor Grey, mi Señor...

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Ya estamos en la casa de sus padres, es un verdadero lujo, si pensaba que mi SEÑOR vivía en un palacio, esto es casi como un castillo, jamás había visto un lugar tan grande y tan bien adornado.

Es verdaderamente incomodo como nos miran, por un momento pensé que solo se centraban en Christian y no le di importancia, a medida que íbamos entrando en el lugar sentí como los hombres me comían con la mirada, eso me hizo querer salir corriendo, me recordaron las miradas de aquellos desgraciados que asistían a ese asqueroso lugar y de cómo no perdían oportunidad de tocarme cada vez que pasaba por alguna de las mesas, odio mi vida, mi SEÑOR siente la tensión en mí, acelera el paso y pone su mano en mi espalda.

Anastasia Mi Mejor ElecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora