CAPÍTULO 6 CAMINANDO

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"La felicidad no es el final del camino es la manera de andarlo"

Han pasado ya un poco más de dos años desde el nacimiento de Ethan; es un niño sano y travieso. Mi vida ha tomado una calma relativa. Seguíamos viviendo en casa de Johanna.

Annie, ahora es gerente de compras de la cadena de boutiques, donde había estado trabajando mientras estudiaba y era jodidamente buena, no solo había logrado posicionar a las tiendas como icono de moda, sino que además nos tenía siempre surtidas de ropa, por fin logró que me entrara el gusanito de la moda, me encantaba vestirme sexy pero sin exagerar, mi estilo era más recatado que el de Johanna, pero seguía siendo sexy. Johanna, ya era abogado sénior en su despacho y tenía casos muy importantes a su cargo. Yo seguía en mi despacho, amaba ser abogada y amaba mi trabajo.

Cato, tenía novia, Clove, llevaban solo unos meses y se veían felices. Aunque yo no le caía nada bien a Clove, Cato, me seguía viendo a veces como no debía verme.

Cinna y Portia, se casaron el verano pasado, ahora estaban buscando tener un bebé.

Johanna , Annie y Plutarch,  eran los más consentidores con Ethan. Plutarch, viajaba cuando menos una vez cada dos meses a vernos, además de hablar diario por Skype.

Mi bebé era mi motivo para sonreír todas las mañanas, le encantaba jugar con Gale, eran como dos niños jugando. Tenía el cabello rubio y los ojos azules como su padre pero en todo lo demás, es muy parecido a mí.

Johanna y Annie, eran las madrinas de Ethan. Y Cato, amaba a Ethan, pero últimamente trataba de alejarme un poco de él para que rehiciera su vida.

También conocí al esposo de Effie, un hombre guapísimo, Haymitch, era el pediatra de mi peque...

Gale, era genial, y adoraba a Ethan y a Johanna, aunque ella lo hacía sufrir un poco, todavía no le decía ni sí, ni no a una relación con él. Pero yo sabía que Johanna estaba enamorada de su oso, así era como ella le decía.

Al famoso Peet, todavía no lo conocíamos porque nunca tenía tiempo de ir a las reuniones que hacíamos. Al parecer algo entre Gale y él no iba bien, así que después de la descripción de Delly, e imaginarme que estaba de malas con mi oso favorito no tenía muchas ganas de saber de él.

Habíamos creado una especie de familia, muchas veces los Mellark venían a casa y otras, nosotros íbamos a la casa de ellos.

En mi carrera me iba muy bien, no ganaba todos los casos, pero un ochenta y cinco por ciento de casos ganados era un record muy bueno.

La única cosa que me ponía mal era otro abogado, Peeta Abernathy, tenía una especie de rivalidad, odio . . . porque lo odiaba más de lo que me encantaba o me encantaba más de lo que lo odiaba, ya no sabía, él realmente me confundía.
Él trabaja en el despacho donde están Johanna y Cato. Peeta, es guapísimo y con solo una mirada podía ponerme de lo más cachonda, de hecho esa era una de las razones por lo cual lo odiaba y lo amaba.

En el primer juicio que nos enfrentamos quiso ligar conmigo, pero era tan arrogante y pretencioso, que prefería quedarme con las ganas. Como si fuera el único hombre que me pone así, ¡sí! era el único. Desde mi violación no me había vuelto sentir atraída por ningún hombre excepto por él.

Nos habíamos enfrentado dieciséis veces, no es que las cuente pero qué más podía hacer. Yo había ganado seis casos, él seis y habíamos llegado a acuerdos extrajudiciales en los demás. Aunque últimamente ya no nos había tocado estar enfrentados no dejaba de encontrármelo en los juzgados. Siempre coqueteando con alguna chica ¿Por qué me fui a fijar en el hombre más mujeriego del mundo?

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