CAPÍTULO 29 ABORDANDO EL FINAL

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"Por más que intentes alejar el destino... siempre llega."

Salem Fabián.


Tomé la mano de Plutarch y salí del coche lista para entrar a la iglesia. Miré hacia la entrada y escuché a Jo:

Ni se te ocurra hacer que me pierda la fiesta. Johanna II, te lo prohíbo, cuando acabe puedes salir de ahí.

Me dio un poco de risa.

— ¿Lista, Princesa? —Preguntó papá—. Si no lo estás, Gale, puede entrar corriendo, tomar a Ethan y luego salir huyendo a Redmond antes de que se dé cuenta el novio.

Papá, amo a Peeta, con todo mí ser, creo que sin él sería duro seguir viviendo. Lo siento, pero nada me hará cambiar de opinión.

Mi vista captó un cabello rubio que miraba en mi dirección desde la puerta de la iglesia.

Papá... Alma, está cerca de la puerta, no la quiero cerca de mí o de Ethan, y mucho menos de Peeta.

Papá hizo una seña a Gale, quien inmediatamente la localizó y caminó amenazadoramente hacia ella. Escuché un intercambio de palabras y vi a Alma, abofetear a Gale, antes de alejarse.

— ¿Has visto que la perra esa cacheteó a mi hombre? Solo porque esta niña no me deja correr si no... la alcanzo y le arranco ese pelo teñido. ¡Maldita bruja! —Luego soltó un quejido—. El pasto es verde, el cielo azul, el agua moja... ¡Joder! Esto es la muerte.

— ¿Jo, estás bien?

—Sí, solo es esta niña que ya empezó la fiesta. Anda, agarra a tu padre y camina.

Gale, bajaba las escaleras.

La muy zorra, dijo que solo venía a la boda de su hija. Tranquila —agregó al verme temblar—, ya se fue.

Plutarch, me sonrió y me dio su brazo.

Vamos antes de que Peeta, salga a buscarte, casi puedo oírlo hasta acá.

Gale, entró primero con Jo, porque era el padrino de Peeta, luego entraron Annie y Finnick, seguidos de una radiante Prim junto a Cato; Portia, entró con su bebé en brazos con Erick, quien iba a su lado.

Nuestro turno —le indiqué a papá.

Cuando entré a la iglesia los ojos se me llenaron de lágrimas al ver a Peeta y a Ethan esperándome al frente, tomados de la mano. Tropecé un poco, pero papá me sostuvo, Gale e Ethan, no pudieron contener la risa y la iglesia brilló con ellas, cosa que me hizo reír a mí también. Era tan feliz.

La iglesia estaba llena de flores blancas, no demasiadas, pero eran las necesarias; quería algo sencillo. Lo importante en la boda era nuestro amor, no el adorno de la iglesia.

Gale, jugó la clásica broma de que había olvidado los anillos, vi a Peeta, ponerse verde. Ethan, a mitad de la boda quiso que su papá lo cargara, así que se bajó de los brazos de Effie y llegó hasta donde estábamos, y se quedó con nosotros.

Peeta, temblaba al ponerme el anillo y pronunciar sus votos, cada uno por separado había escrito los suyos.

Desde la primera vez que puse mis ojos en ti supe que no existiría nadie más en mi vida, que tú eras lo que estaba esperando. Eres la luz de mi vida, eres... no mi media naranja, eres mi naranja completa. Te amo ahora y siempre.

No pude evitar que las lágrimas salieran a flote y pronuncié mis votos llorando.

Cualquier deuda que tuviera la vida conmigo... contigo, Peeta. Salgo debiendo. Eres mi luz, mi paz, mi orden. Te amo —expresé y no pude terminar de citar lo que tenía preparado.

Sufrir, Vivir, Amar.  🌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora