CAPÍTULO 10. PACTANDO

3K 142 10
                                    

"Muchas veces no conseguir lo que deseas es un golpe de suerte"
Dalai Lama

El tiempo pasó volando, a las seis con cuarenta y cinco me dijo Abernathy:

Abogada deje eso, nos espera una larga cena de celebración—.

—Sí, claro –el momento de la verdad se acerca y yo me siento cada minuto más nerviosa. No sería sencillo contarle todo. No era nada más, oye quiero cheesecake de postre, por cierto me violaron. ¡Rayos! ¿que debía decirle? Además moría de miedo, no sabía cómo reaccionaría.

Todo el camino fui pensando cómo hacerle la propuesta pero sobre todo como contarle lo de mi abuso.

Abogada la siento demasiado callada. ¿Está nerviosa? No me imagino que clase de propuesta me vas a hacer, pero espero que sea una indecorosa, demasiado indecorosa—.

No pude hablar, solo intenté sonreír.

— ¿Estás segura de que te sientes bien? Te noto algo rara—.

Como pude intenté hablar. Mi voz salió ronca.

No, estoy bien, solo algo nerviosa, lo que tengo que contarte es...

—Déjalo, en un momento me lo dices –me dijo agarrando mi mano, sentí ternura en su agarre no lujuria, ni nada más, solo ternura, creo que ya estoy alucinando, la falta de sexo y el hambre no son buena combinación.

Llegamos al restaurante después de unos minutos.

Buenas noches ¿tienes reservación? — Le dijo la hostess a Abernathy.

Si a nombre de Abernathy —.

—Lo siento, no tengo ninguna a ese nombre, pero si quieres puedo conseguirte algo—. Dijo la descarada, dándole una mirada demasiado sugerente.

La reservación está a nombre de Everdeen –le dije a la chica haciéndome notar.
Está bien que no soy alta, ni rubia, pero creo que soy lo suficientemente atractiva como para dejar que la tipa me quite a mi rascador.

Claro es por aquí— nos dijo mientras seguía tragándose a Abernathy, con los ojos. Nos llevó por entre varias mesas, él tomo mi mano para que fuera junto a él. Yo solo quería soltarme de su agarre, me hacía sentir ansiosa.

Abrió una puerta y llegamos a un salón privado. Abernathy, se acercó por detrás y me dijo:

— ¿Privado Everdeen?—.

El sentirlo detrás de mí, me hizo sentir algo insegura, por lo que me separé rápido de él.

Peeta, sacó mi silla y me senté. Él se sentó en su lugar. Estiré un poco mi mano y comencé a jugar con un pequeño salero.

En seguida viene mi compañera a tomarles la orden, mientras puedo ofrecerles algo ¿un aperitivo? ¿Vino? —

Sí, de hecho, vino estaría bien –dijo el idiota de Abernathy.

— ¿Tinto o blanco?

— ¿qué? –yo todavía seguía jugando con el salero.

El vino, Everdeen, me asustas, nunca te había visto tan distraída—.

—Tinto, me gusta más el tinto—. Dije tratando de organizar mis ideas.

Tráenos un buen Cabernet Sauvignon—.

—En seguida está con ustedes—.

La chica salió. Y nos quedamos solos, la tensión era más que evidente. Los dos callados solo mirándonos. Observándonos y sintiéndonos sin tocarnos. Cuando la puerta se abrió yo salté de la silla.

Sufrir, Vivir, Amar.  🌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora