CAPÍTULO 28 FORTUNA

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"Si el destino ya está escrito, compra un corrector y cámbialo."

Frase popular.

— ¡Peeta! ¡Si me vuelves a llamar juro que me mudo a Redmond, a Alaska, a la Cochinchina! Estoy bien, no tengo antojos de nada, no me duele nada, no tengo náuseas, no se han hinchado mis pies. Peeta, tengo cinco semanas... cinco. Mira, te amo demasiado, pero me estás asfixiando.

Colgué mi teléfono y lo guardé en un cajón. Cuando comenzó a sonar el teléfono interno tomé una decisión... Necesitaba hablar con Snow, salí de la oficina y miré a Erick.

Si me delatas con Peeta, juro que te despido —amenacé—. Si pregunta por mi dile que salí a caminar y a alejarme de él.

Caminé hacia las escaleras y las subí.

Glimmer, ¿Snow está disponible? Necesito consultarle algo. —La maldita rubia me veía con cara de estar oliendo mierda, se notaba que no me soportaba.

Alzó el teléfono y preguntó: —Señor Snow, la Señorita —pronunció con desdén— Everdeen, quiere verlo, enseguida. Que pases.

Caminé hacia la puerta y la abrí con decisión.

Hola, Katniss; te presento a Aurelius —Y frente a mí estaba mi psicólogo
mi pareja.

Hola, Katniss. Katniss y yo, ya nos conocemos. Ella es mi paciente. El mundo es un pañuelo. Te ves bien, Katniss.

—Gracias. Me siento bien. ¿Coriolanus, podemos hablar?.

— ¿Eso significa que me tengo que ir? —preguntó, Aurelius, con una sonrisa.

No, no es necesario. Subí en busca de consejo y no del tipo legal.

— ¿Pasa algo con Peeta? —interrogó Coriolanus.

Nada malo, pero si necesito detenerlo. —Inhalé y exhalé—. Estoy embarazada y Peeta está... —Hice una pausa—. Sobreprotegiéndome. ¡Cielos es desesperante! ¡Quiero ahorcarlo! Solo ha pasado una semana, pero no quiere dejarme hacer nada y sé que si no le pongo un alto me volverá loca, quedan tres semanas para la boda, y entre eso y Peeta... quiero salir corriendo.

La risa de los dos hombres estalló y yo los miré frunciendo el ceño.

Peeta, jamás había mostrado ese nivel de sobreprotección —sentenció Coriolanus —. Pero me lo suponía, déjame adivinar... te llama muchas veces al día.

—Quiere saberlo todo, cómo estoy, si tengo antojos, ascos, si me mareo. Me agobia.

—Háblalo, Katniss, necesitas hablarlo. No puedes callártelo —recomendó, Aurelius.

— ¿Pero cómo se lo digo sin lastimarlo? ¿Sin que sienta que no agradezco sus atenciones? —Estaba exasperada y exhausta. Quería dormir.

Asertivamente, hemos practicado la comunicación asertiva con Annie —recordó Aurelius.

Peeta y Annie, deberían ser hermanos, son iguales, los dos son molestosos. Por cierto, ya no soy hija única —informé con una sonrisa a Aurelius—, tengo dos hermanos. Gale, el hijo de Effie y Prim, la hija de Coriolanus.

Insisto el mundo es un pañuelo, has estado tan cerca de tu familia.

— ¿Ya lo sabías? —La mirada que me daba era de complicidad.

Solo lo de Gale, ellos me consultaron y yo les dije que lo mejor era informarte.

—Todo mundo sabía menos yo, no me gusta eso. Pero bueno...

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