CAPÍTULO 18 CÁSATE CONMIGO

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"Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierde su importancia por completo, y sólo existe aquel momento y aquella certeza increíble de que todas las cosas bajo el sol fueron escritas por la misma mano. La mano que despierta el amor, y que hizo un alma gemela para cada persona que trabaja, descansa y busca tesoros bajo el sol. Porque sin esto no habría ningún sentido para los sueños de la raza humana"

Paulo Coelho (El alquimista)

La cena fue un tanto extraña pero divertida, gracias a Ethan y sus deseos de comer solo, pero al mismo tiempo tensa. Presentía que algo iba a pasar, me sentía extraña, se lo achacaba a todo lo que había pasado ese día, pero había algo más, algo que me alteraba, sin embargo no sabía que era.

Terminamos de cenar y entre los dos recogimos la mesa, estábamos curiosamente callados, pero el silencio no era malo, al contrario era como si no necesitáramos las palabras, el rozar nuestras manos al recoger los dos el mismo plato o al poner la cuchara en el fregadero, bastaba, todo era como si sintiese que mi lugar era junto a él.

Al terminar busqué a Ethan, en la sala, donde lo había dejado. Mi peque estaba prácticamente dormido en la sala de Peeta.

Peeta —dije bajito—. Creo que es hora de irme, mi peque se durmió en tu sala.

—No, todavía tengo que decirte algunas cosas, vamos a acostarlo arriba y platicamos —dijo haciéndome ojitos de gato con botas.

Está bien —apenas iba a agacharme y Peeta, me detuvo—. Yo lo llevo.

Tomó a Ethan, con tanta ternura que casi los abrazó a los dos, pero no quería despertar a Ethan, subí detrás de ellos. Peeta, depositó a Ethan, en medio de su cama.

Ven acuéstate conmigo —me dijo.

Los tres terminamos acostados en la cama. Me gustó la sensación de estar los tres juntos.

Peeta, se hincó en la cama y me dijo:

Nunca en mi vida me había sentido así. Quiero que Ethan y tú siempre formen parte de mi vida, quiero que seamos una familia, una pareja, quiero envejecer a tu lado. Katniss, el día que te vi por primera vez en el juzgado fue el mejor día de mi vida, no quiero separarme jamás de tu lado. Katniss, cásate conmigo —me dijo sacando una cajita azul.

Mi mente me decía: ¡No! ¡No! ¡No puedes!

Peeta, es un honor pero, es demasiado rápido, yo no puedo, claro que me gustaría vivir contigo pero... ¿Casarnos? No lo sé —levanté mi vista y había dolor y tristeza en su rostro—. Mira, yo no creo en el matrimonio, básicamente toda la gente que conozco que se ha casado ha terminado mal, mis padres, los de Cashmere, la misma Cashmere. Creo que mal interpretaste lo que veía en la computadora.

—No, Katniss, no me digas que es demasiado rápido. Tú me amas y yo te amo. Conozco matrimonios que han durado años, mira mis padres o a Octavia, ellos llevan casados más de 30 años y se adoran.

Peeta —suspiré—. Espera — ¿Cómo expresarle lo que estaba sintiendo?

Yo sí quiero estar contigo siempre. Johanna, me mandó el enlace de los anillos, ella quiere uno, yo me puse a verlos y por primera vez en mi vida imaginé mi boda, nunca había fantaseado con casarme, nunca, pero por primera vez lo hice y tú estabas ahí. No quiero casarme, al menos no tan pronto, ¡Dios! Tenemos casi tres meses de conocernos en serio y menos de una semana de salir juntos, no quiero apresurar las cosas.

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