Capítulo 33: Dos personas en la playa

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Yo, dos chicos que se quieren matar a muerte -y que para colmo son primos-, y una maestra que no hace más que salir al "comedor de profesores", y lo pongo entre comillas porque hasta el profesor saber que ella no va al comedor de los profesores.

-No quiero que nadie se mueva, volveré en media hora. -Y salió la maestra.

Diganme que no lo acaba de decir.

¿Que nadie se mueva? Sólo somos tres.

Nadie de los tres nos movíamos. Y yo aún permanecía en medio de los dos primos.

No supe qué decir cuando Cameron me consideró como alguien de su propiedad. Tal vez me enojé un poco con él. Más sin embargo, recalqué que no soy un objeto al que lo puedes manejar a tu antojo. Lo perdoné, pero lo vuelvo a decir: ¡No soy de su propiedad! De él ni de nadie.

Y como decía, nadie hablaba. Matt permanecía acostado en sus brazos con su mirada fija en mí. Mientras que Cameron tecleaba en su celular quién sabe qué cosa. En mi caso, miraba hacia cualquier parte del salón.

-¿Nadie dirá nada? -Preguntó Matt, al fin rompiendo la tensión.

Cameron no despegó su mirada de su móvil, y yo miré a Matt.

-Tiene razón Cameron, deberías disculparte tú que fue el que le gritó a Matt. Es por eso que estamos aquí. -Me levanté de mi asiento, y me coloqué en frente de ambos.

-Él tiene la culpa por haber entrado en la misma escuela que yo -Reprendió Cameron.

-Yo no tenía ni idea de que estabas aquí. Y como te lo he dicho estos últimos años, no quiero quitarte nada Cameron.

Es increíble cuanta tensión puede haber aquí. Y para colmo, no sabía qué hacer. No podía meterme en una situación de familia.

-Si no te conociera Matthew -Cameron hizo lo mismo que yo, y se levantó de su lugar-, es curioso que hagas las mismas cosas que yo después de que yo las hago.

-Entiende que no pienso quitarte nada. Esa actitud que tomas -Ya somos tres personas las que estos de pie-, es la que hace que todos piensen mal de ti Dallas.

-¿Ahora me dices corajudo? Yo sé muy bien lo que intentas hacer Espinosa. Fin de la conversación. -Y dicho esto, Cameron salió apresurado del aula sin permiso de la maestra.

Matt tomó nuevamente su lugar, y yo me senté a lado de él. Matt parecía estar frustrado, y no lo culpo, tuvo una discusión con alguien de su familia. Poco a poco los voy conociendo, pero no quiero crear una imágen negativa de Cameron.

-¿Todo bien? -Me recargué en su hombro, y él yacía recargado en el respaldo de la silla.

Él me dedicó una sonrisa y habló:- No lo creo Camila. Acabo de discutir con Cameron. Con alguien que consideraba mi mejor amigo, mi hermano. Ahora prefiere a Nash, según porque él no es como yo, me dijo Cameron.

-Sabes... Cameron fue mi amigo en la primaria. Él se enojaba por cualquier cosa, fue por eso que se fue de la escuela sin despedirse de mí -Reí-, fue un capricho de él.

-¿Lo ves? No quiero ofender, pero hasta tú sabes como es él.

-Al principio puede parecer un niño inmaduro, pero lo que invade en él es el miedo. Él maneja su miedo de una manera no muy agradable, pero... -Recordé aquél día en el que me pidió disculpas-, siempre reconoce sus errores tarde o temprano.

Matt se quedó callado, es probable que me haya dado la razón. Y no es que esté de lado de Cameron, porque como decía hace rato, Cameron es un tanto inmaduro, pero cada quien comete sus errores.

El niño de mi infancia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora