Capítulo 15: Plática pendiente

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La primera alarma sonó. Creo que no tuve que necesitar de las demás alarmas que había puesto.

Apagué la alarma pero en mi pantalla de bloqueo mostraban 3 mensajes que me habían llegado.

Abrí el primero.

"Cami, creo que me quedaré con tu tio por una semana. Anda un poco enfermo de salud y debo cuidarlo. La familia te manda saludos.

Llegaré pronto... papá."

Abrí el segundo.

"Tuve que salir temprano, mi mamá me mando a hablar para algo que tenía que hablar conmigo. Nos vemos en la escuela.

. . . Camerón . . ."

Y finalmente el tercer mensaje.

"No veo la hora de entrar a la escuela para contarte todo. Nos vemos en la escuela.

xLaurenx"

Éste último mensaje me hizo sonreír. Si algo que deseaba hacía Lauren era de que fuera feliz, pero principalmente con un chico.

No podía creer que los tres me hayan mandado los mensajes a las 6 de la mañana. Sólo a ellos se les ocurre mandar mensajes a altas horas de la madrugada.

Bueno ni tan altas.

Decidida, me levanté de mi cama y la empecé a tender.

Cuando terminé, me fui al baño a hacer mis cosas y de paso, darme una ducha.

Terminé de la refrescante ducha y me fui a mi habitación. Cuando entré, noté que mi cama estaba totalmente arreglada, sin tiradero en el suelo o como si mi cuarto no hubiera sido habitado por nadie. Algo que noté más, es que pude aspirar un tipo de perfume de hombre. El perfume de Cameron. Al recordar todo lo que había pasado la noche anterior me pusé sonrojada. Para mi buena suerte nadie estaba conmigo en la habitación, por lo que no tenía el porqué avergonzarme de que mis mejillas se tornarán del color rojo intenso.

Una vez que mis pensamientos se hubieron esfumado, me dirigí a mi clóset y saqué una bonita blusa de manga larga color morada y unos pantalones negros, seguido de mis tenis converse negros y ¿por qué no? En mi cabello un lindo moño del color de mi blusa.

Bajé a la cocina para servirme un pan con leche y de pasada un jugo de naranja. Este día no tenía tanta hambre a decir verdad pero tampoco quería desmayarme en la escuela.

Cuando terminé, me fui a la puerta de entrada, cogí las llaves de la casa y de paso mi mochila para acto seguido salir e irme a la escuela.

***


Por fin llegué a la escuela. Lo primero que noté en la puerta de entrada de esta misma fue a Lauren sentada en los escalones. Yo reí ante su acción y me acerque a ella.

Ya me imaginaba por qué estaba así mi amiga.

Nash.

-¿Qué haces aquí? -Pregunté-. ¿No se supone que debes estar DENTRO de la escuela y no en la escuela?

-Estaba esperando que llegarás. -Ella me respondió y se levantó una vez que yo estaba cerca de ella.

-Pues ya llegué. Así que, ¡cuenta todo!

-Bueno, él me llevó a... -Lauren no pudo terminar de decir lo que me estaba por contar, ya que alguien nos interrumpió.

-¿Me perdí de algo? -Preguntó Cameron a mi lado.

Lauren me guiñó un ojo y yo rodeé los ojos como respuesta, pues sabía a qué se referia.

-¿Se divirtieron ayer en tu casa Camila? -Esta vez, el que se acercó fue Nash posándose a un lado de Lauren y ahora la que le dió el guiño de ojo fui yo y ella imitó lo mismo que yo había hecho como respuesta.

La campana sonó y ésta se logró a escuchar desde afuera que era el lugar donde estábamos.

-Aún me debes una charla. -Le susurré a Lauren y ella asintió en forma de respuesta. Ella bajó la mirada hacia mi mano.

-¿Pero qué ostras te pasó en la mano? ¿Está vendada? ¿Te sientes mal ahora?

-Dios Lauren. Ya ni mi papá. Pero estoy bien. En esa charla hablaremos de esto, ¿bien? -Volvió a asentir Lauren.

Los cuatro nos metimos a la escuela y cada quien se fue a su clase perteneciente.

Cameron me siguió y yo no entendía por qué, pero después de un rato comprendo que Cameron estaba en la misma clase de literatura al igual que la mía junto con Lauren.

Llegamos al aula de clases y nos percatamos de que el maestro aún no llegaba.

Cameron se sentó por detrás de mí y al pasar de cerca, pude notar -y oler- el mismo perfume que Cameron había dejado en mi habitación. No entendía por qué, pero olerlo se sentía tan bien.

-Así que, ¿cómo fue que rayaste mi auto? ¡¿Eh?!

Yo abrí los ojos como platos enormes. ¿Cómo supo eso?

El niño de mi infancia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora