Capítulo 22: Dos personas en el mundo

1.2K 102 0
                                    

Cameron y yo estábamos caminando en completo silencio. Después de que le conté todo a él a cerca de todo lo sucedido, decidimos caminar, pues ya habían pasado 2 horas desde que salimos de la escuela.

Cameron aún no decía nada más que pedir "lo siento". Yo no le podía contestar a eso. Yo sentía que a Cameron le daba igual todo lo que le había dicho. Por otra parte, sentía que él se había quedado sin palabras con todo. Que él ya había razonado con todo.

-¿No dirás nada? -Pregunté para romper el silencio.

-Creo que sí. Pero, me siento un tonto. Creo que debes de saber la verdad antes de actuar -asentí-. Pero, quiero demostrarte que mi madre ya no es la misma de antés.

-¿Qué quieres decir? -Mencioné dudosa, funciendo el ceño.

-Fácil, te llevaré a mi casa, que por cierto hay una fiesta familiar, y verás que mi mamá te recibirá de buena manera.

-No creo que sea una buena idea.

-Vamos confía en mí -No me quedó de otra más que acceder-. De acuerdo. Paso por ti a las seis de la tarde.

Cameron me dío un gran abrazo y susurrandome: lo siento.

***

Yo ya me había arreglado para la salida que iba a tener en un rato con Cameron. Una parte de mí se sentía neriviosa, ¿el porqué? No lo sé, pero me hacía pensar mucho en lo que los papás de Cameron llegaran a pensar de mí. Tengo miedo de que si la mamá de Cameron me empezaran a echar la culpa de lo sucedido tiempo atrás; pero la otra parte de mí, me decía que no tenía porque estar preocupada, que todo saldría bien. Aunque esta última parte no sonaba mucho en mi subconsciente.

Como se lo había prometido a Lauren, al llegar a casa, se lo conté. Ella tampoco estuvo tan de acuerdo como yo, pero me dio el consejo de que no porque perdone a Cameron, significa que tengo que entregarle mi confianza. Ella suele ser muy sabia a veces.

Se escuchó que alguien llamó a mi puerta y me percaté de que era Cameron. Abrí la puerta y una sonrisa se asomaba por el rostro de Cameron.

-Ya llegué. -Pronunció Cameron.

-Creo que es obvio -Reí-. ¿Nos vamos? -Cameron asintió y nos pusimos en marcha.

El recorrido en auto en destino a la casa de Cameron se basó en risas y platicas sobre temas comúnes, tales como la escuela, comida, etcétera. Bueno, tampoco era que me riera por cada cosa que hacíamos, aún seguía desconcertada de lo que habíamos pasado Cameron y yo. Pero me era inevitable no reírme de las tonterías y de lo que decía Cameron.

-Estás nerviosa, ¿cierto? -Me preguntó Cameron.

-¿Porqué lo dices?

-Porque no has dejado de jugar con tus manos es todo el camino.

-Bueno, sólo un poco. Además, el jugar con mis manos no significa que este nerviosa.

-Dudo que estés jugando "piedra, papel o tijera" tu misma. Además, nunca se me olvidara ése momento en el que llegaste a la primaria y estuviste jugando con tus manos todo el día hasta después de la hora de descanso.

Me sonroje, claro está.

-Bueno, si estoy nerviosa. Además, si yo jugara "piedra, papel o tijera" yo misma, sería inútil porque yo misma sabría que voy a sacar en cada mano. -Mi comentario hizo reír a Cameron.

-No quería que me explicaras sobre tus argumentos aburridos tales como una científica. El punto es que no tienes porqué estar nerviosa, yo estoy contigo. ¿De acuerdo? -Aseintí.

Tal vez horas atrás me había enojado con Cameron por algo que pasó tiempo atrás, pero hasta a mi misma se me había olvidado eso.

Estar con Cameron era como estar en un mundo deshabitado donde solo él y yo existimos. Desafortunadamente esa era una gran excepción, pues tenía que asumir que él y yo no éramos los únicos aquí. Pero, ¿qué importaba? Cuando alguien es importante para ti nada más importa.

El niño de mi infancia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora