Capitulo 8. Fuego

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Ya casi habían pasado 4 días y por fin había conseguido terminar la poción. No había quedado con la textura ni con el color que esperaba, obviamente comparada con lo que el libro especificaba como debía de terminar, pero me había sentido un poco mejor con mi casi fracaso cuando James me sonrió y dijo que había quedado perfecta, que solo necesitaba un poco más de tiempo, eso no solía pasar pero por supuesto que acepte esa afirmación.

No necesitaba adjudicarme un error si las demás personas no lo consideraban así. No todo tenía que ser siempre perfecto.

Durante estos cuatro días, por más triste que esa situación me pusiera, había evitado de todas las maneras posibles pasar más tiempo del necesario con Albus. No era que la amenaza de James hubiera hecho meya en mi porque si de algo podía estar completamente segura era que el jamás dañaría a alguno de sus hermanos, pero si que me comenzaba a preocupar la mirada azul eléctrica que me seguía por los pasillos cada que pasaba tiempo con ellos.

Oliver no me dejaba en paz ni a sol ni a sombra.

Me seguía sin disimular a lo largo de los pasillos y siempre que yo me giraba para verlo fijamente obviando más el hecho de que ya lo había visto, tratando de incomodarlo, lo único que recibía de vuelta era su sonrisa burlona. Como si justo esa reacción de mi parte fuera lo que él esperaba.

Incluso me seguía cuando iba a al baño, esperándome afuera hasta que salía para seguido reírse en mi cara y volver a empezar.

El tipo tenía una cara tan de loco que me comenzaba a asustar.

James no parecía estar enterado de ello y no estaba segura de que fuera una buena idea decirle, ya que al fin y al cabo el tal Oliver era su amigo, aunque la mayor razón de que no dijera nada era porque una parte de mi me decía que era, tal vez, James quien había encomendado esa tarea al chico. Era una idea extraña pero no imposible, no después de notar lo muchísimo que también James me seguía con la mirada cada que estaba al alcance de la misma.

El día que lo sentí por primera vez fue en el desayuno, yo estaba sentada en la mesa de los Slytherin con Albus y Scorpius cuando sentí la típica incomodidad de ser cruelmente observada por alguien y cuando volví atrás la mirada para saber de quien se trataba casi me atragante con el pastelillo al toparme de lleno con los ojos castaños del mayor de los Potter que parecía incluso molesto.

Ese día trate de fingir que no pasaba nada, que todo estaba en mi imaginación, pero fue claro que no era así cuando lo atrape en la misma situación otras tres veces. Luego de ello me resigne a que siempre que James podía me vigilaba, como si creyese que yo iba a hablar de más cada que me acercaba a a alguien.

Era extraño pero bien pensado no imposible la idea de que Oliver me siguiera porque James se lo había pedido.

-¿No vas a acostarte a dormir, Atharax?- pregunto Jill, una de mis compañeras de habitación, mientras se acomodaba en el alfeizar de la ventana junto a mí. Últimamente Jill me parecía estar un poco más amistosa.

-Claro- sonreí mientras volvía a llevar la mirada al bosque prohibido donde hacia un par de minutos me había parecido ver algo brillar, una luz similar a la de un hechizo-En un rato yo solo quería mmm... ver.

-Es una vista muy bonita- afirmo Jill guardando silencio un minuto antes de volver a hablar -¿Te pasa algo últimamente, Atharax?- me cuestiono tomándome completamente desprevenida, ya que Jill jamás solía iniciar una conversación.

-¿Qué? No, claro que no ¿Porque la pregunta?

-Últimamente actúas un poco rara... preocupada o triste tal vez.

-Extraño a mi familia- suspire -Supongo que todos los que estudian en este colegio están acostumbrados a la sensación de estar lejos de su hogar por mucho tiempo pero yo jamás había pasado más de una semana fuera así que esto pues... me es difícil.

Egoísta (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora