Las Sombras de Grey III

Primer Capitulo

Ya estoy de vuelta, les quiero informar que los capítulos de está historia serán publicados entres domingos y lunes, como ya dije uno semanal y no tan largo. 

Muchas Gracias a las que van a seguir apoyándome en está historia.

A partir de ahora dedicare capítulos al primer comentario :D. 

Sean buenas y comenten :D... Disfruten del primer capitulo.

Perspectiva de Anastasia Steele.

-Muchas gracias, María. –le hablo a la señora luego de que me haya ayudado a subir a mis hijos al coche en la parte trasera ya listos, rodeo el auto para meterme rápidamente en el asiento del piloto ya que tendré que conducir yo. Dejo mi cartera llena de documentos que tendré que revisar cuando llegue a la editorial, este mes sí que se me han complicado las cosas desde que Piero decidió irse de luna de miel con su esposo, pareciera que se han enterado que somos menos pues nos han llegado demasiado trabajo que Damian y yo hemos tenido que hacer solos, no nos quejamos pues nos gusta realizarlo, nos gusta que seamos la editorial más confiable y exitosa pero es matador, sobre todo salir rápidamente por una emergencia. Me ato el cinturón de seguridad para sonreír a la mujer un poco mayor, de cincuenta años, que me devuelve la sonrisa cálidamente tan amable como siempre.- Saluda a tu hijo de mi parte. –

-Lo haré señora Grey. –ruedo los ojos conforme enciendo el auto pues hasta ahora no se acostumbra a llamarme Anastasia solamente. Señora me hace sentir vieja y recién estoy próxima a los veintiocho y no tengo ninguna arruga, o eso creo, o eso espero que no me salgan dentro de mucho.- En serio lamento no poder quedarme para cuidar más tiempo hoy a los pequeños pero necesito estar en el aeropuerto para cuando mi hijo llegue. –

-No se preocupe la entiendo, perfectamente, no hay ningún problema además siempre nos ha apoyado y nunca nos ha faltado. –le respondo amablemente, como se merece está señora que es una de las mejores pues mi esposo no a cualquiera le dejaría el cuidado de nuestros hijos, bueno también a puesto cámaras de seguridad en toda la casa para monitorear desde su empresa lo que pasa, sigue igual de controlador.- Además Christian de seguro le encantara quedarse con mis pequeños el día de hoy. –o eso espero, la verdad es que se supone que hoy tendría que quedarme en la casa pero en el trabajo surgió un inconveniente y tengo que estar haya antes del mediodía.- A su padre de seguro le encantara la visita que haremos. –

-De seguro que sí señora. –me responde la pelinegra, con algunas canas luego de alejarse un poco para dejarme salir con el auto. Ella sabe perfectamente que Christian adora pasar tiempo con nuestros hijos, adora que pasemos tiempo juntos los dos con nuestros pequeños tanto que causamos casi la tercera y cuarta guerra mundial cuando me dijo que iba a cerrar la editorial para que me dedique más tiempo a Ted y Phoebe pero con un poco de sexo del bueno logré convencer de que desista esa loca idea, bueno y si lo hacía podía abrir una propia editorial con Piero y Damian, somos muy capaces además que ya somos conocidos por nuestras cuenta, nuestros nombres ya genera respeto y ya no somos más las sombras del señor Grey.- Mañana a la misma hora estaré acá para seguir con mis labores. –

-Claro María y si todavía está acá cuando llegue Gail de hacer las compras del supermercado dígale que no cocine para nosotros ya que seguramente Christian comerá con nuestros hijos y yo lo haré con Damian. –

Luego de darle esa última indicación a la amable señora y ella decirme que le mande saludos a Damian, conduzco el auto rectamente metiéndome en la carretera luego de cursar un camino de pasto verde del nuestro enorme jardín –que parece un parque de diversiones- de la grandísima casa donde vivimos que es de un color blanco, tan grande como la casa blanca del presidente de Estados Unidos, somos casi tan millonarios como aquel hombre. Llego hasta la carretera después de haberme chocado casi con el árbol donde está la casa del árbol de mi hijo que observa con sus mejillas regordetas pegadas a la luna del auto los arboles difuminando su verdor en el azul del cielo. Observa también la casa –igual de grande- de su tío Alexis que extrañamente está en silencio.