Segundo Capitulo

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Ya saben si quieren el próximo capitulo que se los dedique comenten primero :* 

Quería informarles también algo importante, he creado un grupo de whatsapp de donde hablamos de temas distintos, obviamente compartimos noticias de cincuenta sombras de Grey. Si desean entrar por favor déjenme sus números celulares en un comentario o un mensaje privado, con código del país el numero por favor... No se arrepentirán de unirse xD. 

Ahora si disfruten del capitulo....


Perspectiva de Christian Grey 

No rompo con mi estado de seriedad por ningún motivo aunque el aire sigue molestando mi cabello desordenándolo más, sigo con mi pose de amo del universo, bueno al menos amo de esta empresa que es la más exitosa, mi cuerpo sigue emanando el mismo poder de siempre que intimida a los hombre con solo mostrarle una de mis más frías miradas. Sigo mostrando las facciones completamente duras de mi rostro como si fuera un policía malo de aquellas películas de detectives, sacando pecho, ciñendo mis firmes pectorales en la camisa de lino blanca y manteniendo mis labios cerrados en una fina línea inescrutable haciendo que mi propósito sea logrado... Intimidar al hombre con el que espero cerrar un contrato, bueno intimidar no, más bien diría que ejercer respeto, me gusta que me respeten todas las personas con quienes trabajo, que sepan que yo soy el que manda tomando las decisiones más importantes, que los socios que quieren firman conmigo tengan presente que yo siempre tendrá la última palabra. Me agrada saber mucho que ejerzo respeto, me he ganado este respeto que poseo y bueno ahora con una simple mirada con mis intensos ojos grises logro que la gente comience a transpirar, más mis trabajadores claro está.

Pero el mismo respeto de iría por la borda si supieran como soy el día a día en mi casa, como soy junto con mi familia y amigos. ya que cuando estoy con ellos me olvido de ser el empresario transformándome en un relajado padre de familia y amado esposo.

Doy unos cuantos golpes sordos en mi escritorio que no hacen el mayor ruido mientras con la otra mano muevo unos papeles vagamente, papeles que ni observo lo que tienen escritos, ni me interesan pues toda mi atención la tiene aquel hombre que analiza el contrato detenidamente con sus ojos tan negros que parecen unos posos al ir en contraste con su blanca piel, lee las letras pequeñas de ese mismo papel –muy inteligente por parte de él que no firma a lo loco- sin siquiera mirarme –ignorando mi asesina mira-, sin siquiera hacerse pequeño en su asiento al captar que su pelada y brillante cabeza por el sol que consigue ingresar atrae toda mi atención, miro aquella bola de cristal como si de un espejo se tratara reflejando a lo mejor que hay en el universo... A mí, sí los espejos atraen mucho mi atención ya que me gusta admirar mi belleza, me gusta admirar lo bien que me conservo, lo guapo que estoy y planeo seguir así por muchos años más para estar concorde con la mujer más hermosa de este planeta con sus ojos azules y de los niños más adorables, según una revista.

Soy como el vino, mientras más viejo –por así decirlo- más bueno me pongo, aunque ni siquiera llego a los treinta años pero cualquier hombre común y corriente ya estaría con las facciones destruidas, con arrugas marcadas en el rostro, con canas múltiples en los cabellos a mi edad por los hijos que tengo, aquellos terremotos por los que sonrío diariamente, por los que trabajo, por los que aguanto este jodido calor dándome más en la cara al estar en este último piso brillando en el cielo azul, por los que soporto estos ajustados trajes que asfixian mis pelotas, por quienes daría mi vida sin pensarlo... Por los que simplemente defendería ante cualquier cosa.

El blanco hombre traga un nudo de su garganta, claramente mis dotes de intimidador han dado sus frutos ya que lo he puesto nervioso, pero es de admirar la capacidad que tiene para ocultarlo inventando un tocado falso, dejo de golpear mi escritorio con la yema de mi dedo medio, dejo de admirar mi preciado anillo riéndome interiormente a la par que doy un sorbo a mi taza de café con mis ojos ahora fijos en su regordete rostro al él levantar la cabeza dejando el contrato de lado para sonreírme forzadamente a la par que da un sorbo a un vaso de jugo de naranja que Andrea ha traído... Quién pensaría que hay personas –aparte de Ana en ocasiones- que no les gusta el café, que odian la amargura de este.

Las Sombras de Grey IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora