Décimo Séptimo Capitulo

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Perspectiva de Christian Grey.

Me gusta saber que te está yendo muy bien con tu matrimonio y familia, te mereces lo mejor, yo por mi parte también estoy en lo propio perfectamente bien.

Tal vez próximamente, si las cosas se han calmado un poco estaré de visita por ahí.

Suerte en todo.

—Gabriel Emerson.

Vuelvo a leer la estúpida nota escrita a puño y letra con su idiota caligrafía muy elegante –no más que la mía- de una manera muy masoquista por mi parte una y otra vez sabiendo perfectamente que me está haciendo rabiar. Una mezcla entre celos y rencor se forma en mi garganta, un amargo sabor que me asfixia y que no me gusta para nada por la sensación que provoca. La transpiración se forma en mi frente, en todo mi cuerpo mientras de nuevo poso mis ojos en la nota que sostengo con mi mano, me trago el impulso que siento de botar todas las rosas, de destrozarlas porque no sería para nada bien visto.

Mi esposa, tan metódica y analítica en los momento precisos comienza a analizarme con la mirada de arriba abajo, controlando su impulso explosivo de reñirme por la manera que le he gritado lo cual es increíble ya que por el embarazo ha de estar con las hormonas echas un lío, explotando una a una en su entrepierna clamando por mis atenciones quizás pero ahora todo se ha esfumado. El ambiente sexual que nos rodeaba se ha ido directamente a la mierda. Y dejar caliente a alguien provoca más frustración.

—Christian. —su tono es mesurado, tranquilo como si intentara conciliar como un animal salvaje, no deja de verme, de analizarme intentando ver debajo de mi ropa, debajo de mi piel para toparse con las sombras de inseguridades que vuelven a rodear mi alma con sus enormes sonrisa torturándome la cabeza. —Christian. —

—¿Qué demonios significa esto? —sé que no actúo de la mejor manera, no es el lugar para dar un espectáculo y no es la forma tampoco de reaccionar ante algo tan simple, pero por más que intente convencerme de que no es así sigo siendo aquel ser inconscientemente celoso, sigo teniendo quizás un poco de temor de que manos desconocidas irrumpan en mi mágico mundo y me despierten de este maravilloso sueño alejándome de ella y de mi familia, mucho más cuando aquellas manos pertenecen a un pasado. Mi mano con mucho cuidado deja la nota sobre su escritorio, tragándome los impulsos de también destrozarla. —¿Desde cuándo mantienes comunicación con ese hombre? —

—Christian, por favor, acá no. —niega lentamente, un poco incomoda y yo dejo de ver únicamente a mi mundo, a mi universo, al centro de mi todo, dejo de verla a ella para fijarme a sus espaldas, a las paredes de cristal donde los trabajadores aunque siguen con lo suyo de momento en momento posan sus ojos dentro de acá intentando averiguar qué es lo que pasa con sus jefes, con los señores Grey. Una discusión entre ambos que es poco común no se lo deben perder. Pero los empleados se pueden ir a la mierda al igual que mi parte racional que me dice que la estoy jodiendo en grande, todos que se vayan a la mierda. —Como debes darte cuenta esas flores y la nota me han llegado el día de hoy. No hablo con él desde hace años así que deja tus celos tontos para otro momento. —

Sé que me dice la verdad, lo veo en su mirada de calma, calma que sus azules ojos intentan impregnar a mis tormentos ojos grises que no dejan de toparse con numerosas suposiciones para nada agradables. Simples suposiciones atormentan mi mente hasta decir basta. —¿Te hace feliz recibir noticias nuevamente de él? —pregunto de una forma muy inconsciente y muy estúpida. Cada vez siento que me pierdo más yo mismo actuando de esta manera.

—¿Es en serio? —niega con la cabeza, rodando los ojos a la vez que da un paso delante acercándose un poco más a mí, su delicioso olor comienza a rodear mi cuerpo y endurecerme una parte en especial a la vez que no deja de intentar calmar a la bestia salvaje que ha vuelto a hacer su aparición en mi interior. Sus manos se posan en mi pecho, en mi corazón, sobre las marcas, sonriéndome ladeadamente mientras me roba un casto beso que soy apenas consciente de responder, una unión de labios cortamente calientes que no me saben a nada. — ¿Acaso el señor Grey está celoso? —

Las Sombras de Grey IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora