"Demonios!", pensé. Definitivamente esos últimos días estaba poniendo en duda mi puntualidad. Salí corriendo del subterráneo hacia el teatro New Amsterdam, sin embargo no me privé del placer de voltear hacia el imponente Times Square, ese lugar jamás me ha dejado de maravillar.
Entré al teatro y me fui a mi pequeña oficina compartida con Lupita, solo eran dos escritorios miniatura y unos cuantos pósters de obras anteriores sobre la pared verde pistache. Era un cuartucho horrible, pero terminaba siendo una estancia agradable con Lupita a mi lado la mayoría de las horas de trabajo. Ella se encargaba de hacer las cuentas: básicamente sacaba el presupuesto de todo, conseguía proveedores, le pagaba a los empleados como yo y sacaba cuenta de los ingresos desde dulcería hasta taquilla. Y yo, era la asistente, ¿de quién?, exactamente, eso jamás lo entendí; básicamente me encargaba de traerles café a quien le apeteciera, acarreaba cosas de aquí para acá, tomaba nota de las cosas que hacían falta en el teatro, verificaba los horarios del cast entero, me encarba de guardar los vestuarios, de checar que todo estuviera limpio y en su lugar y tomar nota de las tareas de todos ahí para recordarles después, etc. Prácticamente yo me encarba del estrés, pero por algo tenía que empezar.
—Lupita, ¿cuánto vamos a gastar en aquel actor?— entró Benedict, el director de la obra y a la vez el dueño del teatro.
—No se a cual de todos se refiere.— dijo Lupita sin despegar su mirada del computador.
—Aquel...—chasqueaba en su intento de recordar —... el bailarín...la sombra.
—Tatum, 800 dólares.— dijo de una manera robótica.
—¡Dios¡ eso no es remuneración para él.
—Emma ve con los otros dos bailarines que interpretan a las sombras secundarias y liquídalos.
—En un instante.— asentí y me levante lo más rápido posible de mi silla con una sonrisa, mientras daba un suspiro imaginario.
—Espera, diles que...— el estresado hombre pasaba la mano por su cabello castaño y la otra acariciaba su barbilla.— solo diles de una manera calmada, ¿si? No les des explicación, di que es mi decisión y no pienso cambiarla.Agitó las manos, dándole fin a la conversación, y salió de nuestra oficina dando zancadas.
—!Buah¡ Odio tener que hacer este tipos de cosas.
—Vamos, Emma prácticamente Ben dijo que te desentendieras y que le echaras la culpa a él.Di un largo suspiro, caminé de la forma más erguida posible, para practicar mi postura decisiva, por los pasillos oscuros y estrechos, hasta que llegué a una habitación con espejos y duela.
—Chicos les tengo que decir algo.— los tres voltearon a verme de una manera inquisitiva—Vengan, tu no, Channing...— me apené al darme cuenta de que eso sonó grosero por lo cual me puse mas nerviosa.
Los dos chicos salieron al pasillo mientras Channing permaneció adentro.
—Me da mucha pena decirles esto, pero... pues... Cumberbatch ha decidido que ustedes no serán parte del espectáculo. Pueden pasar por su liquidación con Lupita.
Los dos se voltearon a ver, uno me lanzó una mirada fulminante y en cuanto a el otro, solo inclinó su cabeza al suelo y empezó a negar con ella.
—Okay. No te preocupes, nosotros hablaremos con él sobre esto.— dijo uno poniendo su brazo sobre el otro.
Abandonaron el lugar y no se volvieron a dirigir hacia mi.
Regresé a la oficina casi corriendo.
—¿Qué te dijeron?
—Absolutamente nada, no me dirigieron la palabra ni una sola vez. Me desdeñaron.—bufé.
—Bueno, no tienes de que preocuparte, no es tu culpa ni tu asunto.
—Ya lo sé, solo que me agito a veces demasiado.Conversamos mientras trabajamos. Lupita liquidó a los bailarines y le dio su sueldo a varios, incluyéndome. Y yo dediqué mi tiempo en repartir los guiones que fueron impresos el día anterior; sobraron dos, aquellos correspondientes al par de bailarines. Me quedé con ambos sin decirle a nadie, yo sabia que pasaría a desapercibido.
•
Mas tarde llegué a mi casa exageradamente cansada. Lo primero que hice fue cambiarme los pantalones por unos más adecuados para dormir, me dio flojera cambiarme la blusa así que me limité a acostarme y a hojear el libreto con los párpados cayendo.
ESTÁS LEYENDO
Treinta y Cuatro Años
FanfictionEmma es una chica de Seattle que vive en Nueva York gracias a una beca en la prestigiada Juilliard School, en la cual estudia drama. Entre una vida llena de asuntos de la escuela, de su carrera actoral y su novio, se topa con alguien inesperado: Col...