21. Ensayando

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Flashback Colin 1982

Tras estar a punto de matarme como unas tres veces intentando poner los adornos navideños en el cine club, empecé a poner las sillas sobre las mesas. Parecía ser una tarea imposible para mí, pero era preferible a sentirme un inválido.
En eso llegó Gary, por qué él había quedado de pasar por mí.

-Llegué un poco antes.- dijo mientras llegaba estruendosamente.

No contesté por hacer esfuerzo levantando una silla.

-A ver, yo las levanto por ti.

Me quitó la silla y él terminó el trabajo. Le agradecí y me hice a un lado. Gary se tomó dos segundos en apreciar los adornos navideños.

-Vaya, te quedaron bien Colin.

Él me empujó hasta la calle y cerró la puerta. Luego me subió a su carro, echó la silla de ruedas en la cajuela y arrancó el carro, mientras yo me dedicaba a encender dos cigarros.

-Gracias Colin.- dijo cuando recibió el suyo.

-De qué.

-Pues ya compré las botanas para la fiesta, así que vamos al departamento. ¿A qué hora dices que va a llegar tu hermano?

-Dijo que si llegaba a la fiesta.

-Vale. Invité algunas chicas que no conoces...

-Eso que.- le contesté burlándome.

-Oh, pues yo solo decía...¿Y qué?¿ no tienes que ir a terapia mañana?

-No, hoy hice el doble.

-¿Y si está bien que hagas tanto esfuerzo seguido?

-Pues me dijeron que no había problema. Pero la verdad es que si fue muy cansado.- solté un gran suspiro.

-Ahorita con el whisky se te pasa.

-Eso espero...

Llegamos al apartamento, y como siempre Gary me tuvo que cargar por las escaleras hasta el último piso que era donde vivíamos. Ya arriba, Ralph nos estaba esperando y le ayudó a Gary a subir las cosas que había comprado para la fiesta.

Jonathan todavía no llegaba.

Recogimos el apartamento, y pusimos música. Y empezamos con unas cervezas. Pasó una hora y empezó a llegar gente, los chicos del pelotón, las chicas de las que Gary me había hablado, lo tipos con los que íbamos a jugar soccer (bueno, con los que Gary y Ralph jugaban, porque yo solo iba a verlos), clientes del cine club (que también era cafetería) con los que nos llevábamos bien y nuestros amigos que nos habíamos hecho en el pub cerca de donde vivíamos cuando todavía estábamos en el ejército. Nunca comprendí como fue que cupo tanta gente en nuestro apartamento.

Platicamos demasiado, fumamos demasiado, y tomamos demasiado. Algunos jugaban cartas, otros andaban con chavas en las esquinas. Al principio era un poco molesto que me preguntaran como seguía, pero cuando terminaron de llegar más personas pararon ese tipo de preguntas.

No quería beber tanto hasta asegurarme de que Jonathan llegara al apartamento, pero no había ningún rastro de él. Me empezó a preocupar el hecho de que no diera con el lugar, el pobre había estado muy pocas veces en el caótico Londres.

Sin embargo, poco a poco me indujeron a tomar algunos tragos al punto de que no lograba coordinarme para desplazarme en la silla de ruedas.

Empezaron a hacer concursos, como yo ya estaba muy alcoholizado, no quise intentar, pero...

-Vamos Colin, tú puedes con todo de un jalón.

Treinta y Cuatro AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora