Cuando volví a abrir los ojos, después de un profundo sueño, Colin me estaba observando detenidamente. Sus ojos estudiaban cada curva de mi cara dormida. Cada milímetro que sus ojos recorrían por mi piel, sus más profundos pensamientos se reflejaban en sutiles destellos de sus pupilas. Sin embargo, solo pude apreciarlo de esta manera por un pequeño instante, ya que al abrir mis ojos, los suyos fueron cautivados, y quedaron anclados a los míos.
-Te amo.
Le dije a Colin en un solo movimiento de labios. Mi boca ardía, y era como si ya hubiera estado en piedra ese susurro que le hice. Todo era bello. Las olas, mis labios, sus ojos. Estábamos atrapados el uno con el otro. La tristeza de Colin se curaba al verme, y yo, por fin empezaba a compartir mi vida con alguien de la manera que siempre me hubiera gustado.
-Te amo.
Dijo con sus párpados abiertos de una manera honesta, sus hoyuelos calentaban toda su cara, y yo sentía que moría de diabetes. Pero que importaba morir de diabetes, si era la manera correcta de morir.
-¿Quieres nadar un poco?- Colin propuso.
-Si.- y me levanté entusiasmada.
Mientras corría al mar, Colin apenas se estaba levantando lentamente. Posé mis pies donde apenas el agua cubría mi empeine y esperé a que Colin llegara donde yo.
-¡Está muy fría!- dije y me adentré más en el mar, justo antes de donde rompen las olas y el agua está picada.
-Ah, como me gusta.- dijo Colin metiéndose como si nada al mar frío.
-¿¡KHE PES?!- dije riéndome. De pronto una ola arremetió contra mí y casi me tumba.
Colin rápidamente se adentro en el mar, sumergiendo su cabeza en él.
-Vamos, ven acá, ya cuando te metes bien, ya no se siente tan fría.- Colin se rio desde el otro lado de la ola.
-Ajá, no pues seguro que sí.- dije sarcástica.
Colin solo sonrió y se dio la media vuelta para nadar más a fondo.
Por fin, logré meterme bien en el agua fría, y comencé a alcanzar a Colin.
-¿Acaso no tienes sentido del tacto?- le hice bulla.- Yo ya estoy titiritando.
- Mas o menos.- dijo encojiendo sus labios- Aún así no está tan fría.
-¿Entonces qué es frío para tí?
-Las playas de Inglaterra
-¿Qué? Tenía la idea que todo eran peñascos que daban a una marea mortal.
Colin soltó su risa muda.
-No, de hecho hay varios lugares donde meterse al mar no es un acto suicida.
-Discúlpame, pero si el agua allá es más fría que la de acá, entonces sí es un acto suicida.
Se sumergió unos segundos para volver a mojar su delgado cabello.
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Treinta y Cuatro Años
FanfictionEmma es una chica de Seattle que vive en Nueva York gracias a una beca en la prestigiada Juilliard School, en la cual estudia drama. Entre una vida llena de asuntos de la escuela, de su carrera actoral y su novio, se topa con alguien inesperado: Col...