28. Traición

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Colin POV 2001

-Colin, tenemos que hablar.- Renée me susurró muy seriamente mientras pasaba detrás de mí.

Volteé a ver a mi alrededor, verdaderamente odiaba estar en aquella fiesta y el tono de Renée lo hizo todo aún menos alentador. Nos retiramos detrás de unos arbustos de la fiesta formal de unos amigos de Renée.

-¿Qué sucede?- dije lo más relajado posible.

-No me siento bien.- Su rostro de hecho se veía algo verde.

-¿Te cayó mal algo de la comida?

-Sí... bueno no.- Suspiró.- ¿Por que si has sabido todo este tiempo no has dicho nada?

-¿Sabido qué?- dije algo confundido.

-De Hugh, Colin. Yo sé que lo sabes.

-Yo... bueno... sí, siempre lo he sabido. Era muy obvio.

-¿Y por qué no dijiste nada?

-¿Tenía que decir algo? ¿Acaso soy tu supervisor o algo?

-Eres mi pareja. Y no hiciste nada.

-No, no sabía que hacer. No te puedo obligar a solo estar conmigo.

-¿Por qué Colin? ¿Por que me dejas perder tan fácilmente?

-No sé. Mira, supongo que es por que estoy deprimido o algo. No me siento muy animado para pelear ni enojarme contigo por que te acostaste con Hugh. No me hace feliz, pero tampoco quiero estar detrás de ti. Esperaba que tú me lo dijeras.

-Estoy embarazada de Hugh.

Sentí un golpe en el estómago. Era algo que presentía pero que aún así deseaba que no sucedería. Me hice tan ciego y tan pasivo que dejé que esto sucediera.

-Y creo que lo mejor sería aceptar que lo nuestro ya no es.

-Bien. Si, supongo que... em... Pues...- No sabía que decir.

-Colin. No hay más que decir al respecto.

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Emma POV

El calor del final del verano se sentía bien. Por la ventana se filtraban las risas de los niños jugando en el Washington Square Park, alguno que otro perro ladrando y el rumor de los motores de los autos formando una sinfonía parecida a la lluvia. La pulcra blancura de las sábanas destendidas emanaba frescura. Mi nariz se encontraba alegre de inhalar el ambiente de la habitación. 

Me estiré y opté por levantarme, se sentía que ya era muy tarde, casi medio día. Quizás Colin ya estaría trabajando. Los últimos días los habíamos pasado de una forma muy amena. La mayoría del tiempo estaba en la casa de Colin, por las noches lo acompañaba a ver los estrenos, teníamos sexo al regresar a casa y él proseguía a desvelarse escribiendo las reseñas; se levantaba temprano para leer el periódico con su té y cuando yo me despertaba desayunábamos juntos. A veces íbamos a Central Park para que yo patinara mientras Colin leía algún libro. A veces íbamos a la biblioteca juntos e inspeccionábamos los libros que nos llamaran la atención.

Colin se sintió bastante intrigado cuando le conté la nueva idea que tenía Benedict para la siguiente puesta en escena que íbamos a hacer. " Querer escribir al mismo nivel que Samuel Beckett... pero que tipo tan osado.", decía mientras tendía una manta en el pasto de Bryant Park días atrás.

Sonreí al pensar en lo bello que habían sido estos días, y caminé descalza por la casa de Colin. Olía a café... raro por parte de Colin, pero la verdad es que mejor para mí por que yo prefería el café. 

Treinta y Cuatro AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora