Capítulo 9

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Después de que papá interrumpió nuestro pequeño momento, nos invitó a tomar café en la bonita isla de la cocina.

No pude evitar reírme de la cara de asco que Nathan hizo al probar el café, pero parece que sólo yo la noté, papá estaba muy ocupado devorando unos panquecitos.

Este último al parecer recordó sus modales porque se presentó formalmente a Nathan, intercambiaron un apretón de manos y hablamos de cosas sin sentido.

Después de pasar toda la tarde así, Nathan me dijo que lo mejor sería que descansará porque él tenía que volver a su casa a arreglar algunas cosas. No me quiso decir que cosas eran, pero me imagino que seguramente tenían que ver conmigo.

Así llegamos a este patético momento en el que sólo puedo ver mi techo mientras estoy en mi cama cubierta con la cobija más esponjosa jamás vista.

Me le quedo mirando a las estrellas que a lo largo de los años he pintado en la madera de mi techo. No son todas iguales, de hecho la mayoría son de diferente color y textura. Cada una refleja el estado de ánimo que tenía cuando la pinté.

Papá siempre dice que un día me caeré, ya que a falta de una escalera, siempre uso una silla, y en los lugares más altos también tengo que poner un balde sobre esta.

Hago un resumen mental de lo que ha pasado en mi vida en estos dos últimos días y no puedo evitar pensar en que tal vez estoy un poco loca. A lo mejor ayer por quedarme dormida, un extraño insecto entró en mí, dejando a su paso una droga alucinante, así como algunas ranas o sapos que liberan toxinas y todo lo había imaginado, o al menos estaba afectando mi idea de la realidad.

Lo sé, a veces se me ocurren cosas descabelladas.

Pero aún no entendía cómo es que un hombre extremadamente sexy, que al parecer ni siquiera debería llamarle hombre, estuviera unido a mí, por un simple toque. Sin contar que quiere casarse conmigo.

En mi interior sabía que yo también quería hacerlo, por muy raro que sonará, pero es que era una fuerza mayor a mí, algo muy potente que me pedía estar con él. Pero también tenía miedo de que esto vaya mal, que sea una pesadilla o una pésima broma.

O de que la pesadilla terminara.

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Lo primero que noté al despertar fue un terrible mareo, mi cabeza iba a estallar y mi boca estaba muy seca.

Llamé a papá a gritos, porque esto definitivamente nunca me pasaba, de hecho siempre estaba muy saludable.

Cuando revisó mi temperatura se volvió un poco loco así que técnicamente me empujo a nuestra camioneta oxidada como un saco de papas y arrancamos al hospital.

*******

- Sky Jhonson - dice el doctor Conery entrando tranquilamente a mi habitación del hospital - no te veía por aquí desde tu intrépida aventura en ese árbol.

Cuando tenía 8 años decidí que tal vez, y solo tal vez, tenía el don de volar. Había estado viendo Las Chicas Súper poderosas, y mi pequeña mente había querido probar la hipótesis. Así que al no tener una linda ventana redonda en mi segundo piso. Tuve que hacerla de Burbuja en mi árbol. Mala idea. Terminó conmigo con el hombro dislocado y una cortada un tanto preocupante en mi cabeza. Vergonzoso.

Yo sólo sonreí al doctor. Al ser un pueblo tan pequeño solíamos conocer a todos. Y en nuestro hospital público el doctor Conery era el mejor, además de ser muy simpático y amable.

- Veamos - dice viendo su tablilla - Mareo, dolor de cabeza y temperatura. Siempre has sido una joven muy sana así que seguramente debe ser nada, así que no te preocupes, sólo déjame hacer un par de cosas.

Se dirige hacia mí, pone su dedo índice a la altura de mis ojos y me hace seguirlo con la mirada mientras alumbra con su pequeña linterna. Después hace más cosas raras, las anota, frunce el ceño y después se sienta en una silla frente a mi camilla.

- ¿Que tal tu periodo? - dice sorprendiéndome

No estará pensando que yo...

- Bien, todo muy normal - digo con la voz indignada y lo miro mal.

- ¿Segura? Tal vez pudo haberse atrasado unos días en algún momento, o cambiado su...

- Estoy diciendo la verdad.

- Está bien. ¿Te has golpeado con algo últimamente?

- No

- ¿Has tenido algún evento importante en tu vida en estos días?

Si usted supiera...

- Tal vez

- Sky la verdad es que no hemos encontrado nada malo en ti, pero si dices que ha pasado algo importante, entonces lo más seguro es que sea una reacción natural de tu cuerpo hacia este cambio. Tal vez te está causando estrés o ansiedad. Tu sólo estas reaccionando.

Asiento no muy segura y lo veo levantarse con una sonrisa.

- Voy a recetarte algunos medicamentos para el mareo y para el dolor de cabeza. Tu temperatura está bien. Ya puedes irte.

Cuando salgo papá me mira muy preocupado, le digo que estoy bien pero el parece bastante sumido en sus pensamientos.

Por Dios papá, no soy Hazel Grace.

Al llegar a casa noto un cuerpo oscuro sentado en las escaleras del porche. Cuando nos escucha corre hacia la camioneta, abre mi puerta y me abraza.

- Juro que estaba a punto de morir de un infarto - dice Nathan sobre mi cabello.

Veo a papá ir hacia a la casa sumido en su mundo. Me preocupo al instante. Mi papá es un hombre feliz, que siempre está sonriendo, le da la chispa a todo.

- Sky ¿En dónde estabas? Pude sentirte en la mañana, tu dolor se metía por mis poros. Pero cuando llegué aquí ya no estabas. Creí que algo te había pasado - dice tomándome de las mejillas como comprobando que estoy aquí.

- Fui al hospital - lo veo abrir sus ojos -Estoy bien, al parecer sólo era un poco de estrés haciéndome una mala jugada

Veo su cara pasar del entendimiento a la culpabilidad e inmediatamente me siento mal. Sé que no es su intención hacerme pasar por esto, si tuviéramos que escoger un culpable, ese sería mi cuerpo por ser tan melodramático.

- Estoy bien - repito

- No gracias a mí

- Ya pasó, ahora que estas aquí puedes aliviar mi dolor de cabeza ¿no? Dijiste que puedes curarme - digo sonriéndole

- Eso puedo hacerlo

Entramos a casa y no veo a papá por ningún lugar, supongo que estará en su habitación.

- Siéntate, vamos a hacer que te relajes - dice Nathan tomándome de los hombros y sentándome en mi sillón, se arrodilla frente a mí y me toma de las manos.

Pasa un tiempo y lo veo mirándome fijamente con el ceño fruncido. Las punzadas en mi cabeza no disminuyen y sé que ya deberían haberlo hecho puesto que hace unos minutos ya había podido sentir esa sensación hormigueante desde mis palmas, pero al llegar a mi cabeza nada. Nada.

- Esto no es normal, ya deberías sentirte bien - dice mirándome como si tuviera una cabeza de más - esto sólo pasaría si tuvieras algo muy grave, no un simple dolor de cabeza.

Perfecto. Entonces tal vez soy Augustus Waters.

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En fin, tengo que decir que me gusta Bajo la misma estrella. En multimedia les dejo el pequeño pueblo en donde se desarrolla la historia.

| Mare

Para quedarme (ÁPERANTI I) #PBMinds2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora