Vida mágica. (Draco Malfoy)

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Estaba teniendo un debate interno en mi cama, debería ir? Ni siquiera se me cruzaba por la mente una idea de por qué querría volver a verme.

Me deslicé a la habitación de Harry para tomar su capa de invisibilidad y luego me dispuse a subir a la torre, fue lo mejor que se me ocurrió. Una vez arriba me quedé sentada en el borde, entreteniéndome con cualquier cosa. 

Draco se deslizó por las escaleras subiendo a la torre, luego de asegurarse de que no había nadie, se paró a jugar con un pergamino que se sacó del bolsillo.

— Hola — dije parándome detrás.
— Mierda Dursley! — dijo dando un pequeño salto del susto — de donde vengo, cuando la gente se te aparece por detrás es porque van a lanzarte un avada.
— Sí claro, en los barrios bajos de Wiltshire? — pregunté sarcástica, porque las familias de magos que vivían por esa zona, eran aquellas que tenían tanto dinero que no podían contarlo.
— Estaba haciendo una referencia a tu barrio. — dijo intentando imitar mi voz.
— Idiota, en mi barrio no lanzan avanzas, lo máximo que hacen es decir chismes. Vivo rodeada de muggles, recuerdas?

Un silencio incómodo llenó el lugar por un momento.

— Y bien? A qué hora me harás algo horrible?
— Que tan malvado crees que soy? — preguntó divertido.
— Oh, malvado no eres. Eres todo lo demás.
— Vamos ____, no encuentras terapéutico hablar con tu némesis?
— Tú no eres mi némesis. — respondí riendo y levantando una mano.
— Eso me ofende! Pensé que nos odiábamos.

Tal vez si era terapéutico.

— Por qué? ... — me referí a lo que estaba sucediendo.
— Nunca te cansas de tus compañeros de casa?
— Todo el tiempo, pero cuando eso sucede, hablo con gente de otras casas.
— Yo no puedo hacer eso.
— Lo estás haciendo ahora, pero sí, también pasó un montón de tiempo cansándome de todos. — suspiré.

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En las siguientes semanas todo era claro y confuso al mismo tiempo, veía a Malfoy muy seguido en la torre y hablábamos de lo horrible que eran todos en Hogwarts, nos burlábamos de la gente y también de nosotros mismos. Pero durante el día, todo era igual. Tormentos por parte de los Slytherin, palabras en los pasillos, frases hirientes saliendo de la boca de sus amigos que nunca me atrevía a cuestionar después. Al menos él ya no lo hacía. Y sus "amigos" parecían no darse cuenta de ese cambio. Pero ni se atrevía a mirarme durante las clases.

Durante el receso de Navidad Harry iría con los Weasley, como siempre.

— Irás a casa en Navidad? — le pregunté a Draco unos días antes de que parta el tren.
— Sí, irás a tu casa?.

Solo negué con la cabeza.

— Por qué no irás?
— Bueno, mi familia es horrible.
— La mía no es perfecta, Dursley, pero si puedes ver a tus padres, deberías aprovecharlo.

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— ____? Me saludó Harry sorprendido mientras bajaba a la sala común con mi baúl.
— Harry — le di un pequeño abrazo y le alboroté el pelo — decidí ir a casa de todos modos. — me encogí de hombros.
— Estás segura de que no quieres venir con nosotros? — dijo Hermione que también iba a casa de Ron por Navidad.
— Sí, no se preocupen por mí.

Bajamos al comedor hablando de quidditch y de la copa de las casas.

— No lo sé, Snape es despiadado, me saca puntos hasta por hablar — dijo Dean.
— Creo que podemos volver a ganar — Harry era siempre el notable líder de la casa Gryffindor.

Hermione siguió hablando de cómo no sólo debíamos preocuparnos por el quidditch, porque también podíamos ganar muchos puntos resaltando académicamente, mientras yo veía sobre el hombro de Ginny como los Slytherin se agrupaban automáticamente. La alta y rubia cabeza de Draco resaltaba por encima de las demás y parecían prepararse para tomar otro transporte. Los demás íbamos en tren.

Mientras el expreso todavía no llegaba, las serpientes ya salían por la puerta para ir a sus casas en quién sabe qué lujosa forma de viajar.

Los Gryffindor y Ravenclaws que estaban reunidos alrededor de una mesa hacían todo tipo de comentarios horribles sobre ellos. Como siempre. Algunos eran verdaderamente graciosos.

— Probablemente no puedan soportar el polvo del tren. — dije tapándome la nariz con dos dedos a lo que todos rieron.

En una de esas, vi la ya conocida y platinada cabeza deslizarse entre los alumnos. Su atuendo totalmente negro y su bufanda de Slytherin resaltaban notablemente entre los demás, que estaban vestidos de vivos colores, como la gente normal.

Todos se quedaron en silencio.

«Solo vine a desearte buen viaje Dursley, supongo que nos veremos por ahí durante el receso»

Dicho eso, con toda la naturalidad del mundo, se largó por la puerta del gran comedor mientras todos me miraban.

Qué incómodo.