Vida mágica. (Draco Malfoy)

XX

Yo pondría las manos en el fuego por Harry, era prácticamente mi hermano; sí, tal vez desaparecía esporádicamente de las horas libres y algunas clases, pero eso no era extraño en él ni en sus amigos, y Draco debió tenerlo en cuenta antes de intentar crear dramas entre él y yo. Necesitaba descargarme, pero jamás se lo diría a Harry, ya que luego vendría una avalancha de 'te lo dije' 'jamás me escuchas' , etc.

   

— Siento haberte gritado — dijo Harry durante la clase de Estudios Muggles — pero sabes que tengo razón.

    Sí,la tenía. Pero yo no quería admitirlo.

— No creo que sea como tú crees, pero si te hace sentir mejor, me alejaré de él. Tú sabes que la familia es lo más importante.

    Harry era lo más cercano a una familia que yo tenía, él, sin embargo, tenía a Sirius y a todos los Weasleys; es por eso que me molestaba un poco cuando decía que estaba solo y bla bla bla, yo sí sabía lo que se sentía no tener a nadie.

    Durante el descanso estábamos sentados en los ventanales del pasillo, junto a Ronald y Hermione.

— Tenemos tarea que hacer. — recordó de repente Ron.
— Puedo ayudarlos si quieren, tengo todos los trabajos al día. — Me ofrecí encogiéndome de hombros.
— Oh no te preocupes ____ ya nos las arreglaremos. — dijo Hermione con tono de preocupación, mirando a Harry casi con reproche, era muy extraño que ella tuviese tarea atrasada.

    Sola otra vez.

    Grupos de alumnos iban y venían por los pasillos, mientras yo me limitaba a mirar el techo, recostada por un pilar.

— Podemos hablar?
— No Draco, no podemos.
— Solo será un momento, si no me crees entonces, nunca más volveré a hablarte.

    Terminé accediendo y caminamos hasta un pasillo medio vacío.

— No quiero que me interrumpas, está bien? — preguntó intentando mantener la calma, cosa que se le hacía muy difícil.
— Esta bien.
— Ya sé que no lo sabes, y no lo quieres creer, pero San Potter ha estado reuniéndose en secreto con unos cuantos alumnos, muchos debo decir, a practicar hechizos de defensa personal y ataque. — rodé los ojos, iba a decir algo pero él continuó levantando un poco la voz — y creo que es genial que lo hagan, Umbridge es un dolor en el trasero, pero ya sabes que por mi padre tengo que estar en la Brigada Inquisitorial.
— Claro, como si no disfrutaras de los beneficios.
— Lo que intento decirte, es que si no he delatado a Harry, lo he hecho por tí — dudó un momento — porque es tu primo, porque sé que te importa, y porque te quiero y no tengo ganas de verte mal, pero en este momento puedo demostrarte que todo lo que te estoy diciendo es cierto.

   
Me había dicho que me quería.

— Está bien. — dije, intentando parecer desinteresada.
— Debes venir conmigo y Umbridge entonces.
— Qué tan lejos vas a llegar con esto? — pregunté cansada.
— Lo que sea necesario.

    Caminamos en silencio hasta el despacho de la suma inquisidora, mientras pensaba lo difícil que sería alejarme de Draco cuando no logre demostrarme nada, ahora que, indirectamente, había confesado lo que sentía. Tal vez de verdad me quería, por eso se estaba inventando toda esta historia.

Ahora nos dirigíamos con Dolores el sapo Umbridge a no sé donde. Caminábamos muy rápidamente y a la suma inquisidora empezaba a faltarle el aire. Reprimí una carcajada.

Luego de caminar como cinco minutos llegamos al final del un pasillo. Estábamos los tres parados frente a una pared y sentía un poco de pena por Draco.

— Guau, no me lo esperaba, Harry es una persona horrible. — dije con sarcasmo.

Draco rodó los ojos, y me tomó por los hombros para alejarme un poco de la pared.

— Bombarda máxima — pronunció Umbridge un con tono aterradoramente feliz.

Al hechizo le siguió una gran explosión y un hueco en la pared. Del otro lado, Harry, y un gran grupo de alumnos, todos con varita en mano, se encontraban acorralados por el estridente sonido de la explosión. Dentro de la habitación, habían todo tipo de instrumentos para la práctica de hechizos de ataque y defensa, pasarelas de duelo, y muñecos para pruebas.

— _____? — dijo un sorprendido Harry.

— Harry! — suspiré, incrédula.