Una Centena de Segundos

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¡Felices Fiestas! 

  Espero hayan pasado una grandiosa Noche Buena y Navidad, que estén disfrutando (tanto como yo) las vacaciones y alistándose para las próximas celebraciones que aún nos queda un año que despedir y una rosca que partir. 
  Gracias por su apoyo. Amor infinito.

   

  La ropa seca y el pequeño refrigerio, habían sido suficientes para despertar esa fuerza y agilidad que me ayudaban a mover entre los árboles, la verdad era que el miedo resultaba también ser un muy buen motivador, a pesar de ello aún no lo podía comparar con la gracia y velocidad con la que Joseph lo hacía.

Una hora ya había transcurrido desde que abandonamos la pequeña casa del árbol, y aun no dejábamos de estar en peligro, Joven Lobo decía que quien nos siguiera estaba perdido debido a las trampas puestas, pero aun así lo notaba con la guardia alta, moviéndose con destreza y sin hacer ruido, me asombraba lo silencioso que podía ser al caminar. Verlo inquieto no me tranquilizaba, pero no quería admitirlo cada vez que él volteaba a verme "¿Cómo vas?" preguntaba cada cierto tiempo, con una dulce sonrisa de lado, la cual imaginaba solo mostraba para evitar que me preocupara más. Y a pesar de que yo no pudiera leer la mente, como él lo hacía, me bastaba con ver sus ojos para saber que las cosas no estaban tan bien como Joseph me lo planteaba.

-Joseph... ¿Nos falta mucho? -Pregunte fatigada, esperando que por arte de magia lo que nos estuviera siguiendo desapareciera.

-Si, pero el camino se volverá más sencillo -Se detuvo, bajo la sombra de un árbol, esperando a que lo alcanzara- Llegaremos a un camino de tierra, donde muchos caballos y carromatos pasan, pero no debemos ser vistos, así que lo seguiremos pero sin salir del bosque, en menos de cuarenta minutos encontraremos la villa.

-Bien -Respondí subiendo la pendiente con gran cansancio, posicionándome a su lado, sin prestar demasiada atención, mi mente se había bloqueado al escuchar que aun teníamos largo camino por recorrer.

-Te prometo que al llegar tendremos un buen lugar donde quedarnos, además de que podremos estar en paz -Me miró a los ojos antes de suspirar y estirar los brazos al cielo, cerrando los ojos al bostezar- Pronto llegaremos al segundo escondite donde podremos descansar por unos cuantos minutos.

-No creo que sea buena idea -Respondí ocultando las ganas que tenía por sentarme o dormir un poco- Nos están siguiendo, Joseph.

-Deja de pensar en eso -Guiño un ojo, como si algo le hubiera entrado en este- E intentado saber lo que piensas y cuando intento leerte siempre me encuentro con la misma preocupación -Se quejó con una sonrisa, antes de acercarse y llevar sus manos a mis hombros- ¿Acaso no confías en mí? -Ladeo la cabeza, mirando tan fijamente mis ojos, que mis mejillas se tornaron de un color rojo que me hizo arder y asentí con la cabeza- Bien, ahora solo debes promete que huirás si es necesario.

-Si... -Aunque el calor de sus manos y profunda mirada, eran reconfortantes me sentí levemente asustada ante esa posibilidad.

-Debes ser fuerte, no siempre tendrás un guapo licántropo para cuidarte -Dijo con una sonrisa, intentando animarme, abrazándome por unos segundos antes de indicarme que era momento de seguir.

El segundo escondite era igual de modesto y acogedor que el primero, salvo que este se encontraba entre los arbustos. Me había sorprendido ver la facilidad con la que Joseph la encontró, ya que por fuera, lucía sólo como un montón de plantas. Joseph había mencionado antes, que los escondites solo eran visibles para su especie, ya que los humanos jamás veíamos las cosas cuando no creíamos en ellas.

Me irritaba la paz e indiferencia con la que Joseph descansaba, no parecía importarle nada más que estirar las piernas y cerrar los ojos por unos segundos. Eso era lo que me molestaba, la facilidad con la que podía ignorar el hecho de que no estábamos a salvo. Desearía tener un poco de esa seguridad para relajarme tal y como él lo hacía, mis hombros estaban tan tensos que comenzaban a doler hasta el cuello, al igual que mi cabeza, que parecía una bomba de tiempo que estallaría en cualquier momento.

Bajo la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora