Después de la cena, subimos a la alcoba donde nuestras intenciones por dormir se vieron fallidas.
Aun no entendía muchas cosas, como eso de un lobo... ¿Acaso era de forma literal o solo era una manera de llamar a los hombres misteriosos como él?
En todo caso, que tipo de hombre era él ¿Que lo hacia diferente a los demás? Por que tenía esas habilidades extrañas además de este encantador y sobrehumano poder sobre mí. Llevábamos apenas dos días juntos y para mi la vida de antes había pasado a ser algo sin valor.
Joseph me abrazaba mientras jugaba con mi cabello, estaba callado, pensativo al igual que yo, pero también lo podía notar algo nervioso.
-Joseph... -Al nombrarlo dio un respingo y después de parpadear varias veces me miro.
-¿Que ocurre? -Susurro sonriendo enternecedor.
-¿Eres un lobo? -Pregunte sin rodeos, no podíamos tener secretos. No sabia con seguridad si mi pregunta era la adecuada, porque aun no sabía si mi cabeza entendía lo que un lobo era. Claro mas que aquella descripción que un recordaba haber leído cuando era pequeña.
"Lobo: Mamífero cánido con cuerpo esbelto, orejas erectas, hocico alargado y puntiagudo, cola larga y abundante pelo; es un depredador voraz y resistente a la carrera; vive en Europa..."
Mire su pecho, el vello de sus piernas y brazos, su mandíbula, su nariz, sus ojos, sus labios... Y nada en el era como aquella descripción.
No veía dientes grandes o un hocico, no había visto una cola salir de su duro trasero, sus vellos no se comparaban al pelo de los perros, ni siquiera era abundante. Para mi seguía siendo aquel adonis de los arboles, misterioso y si, con habilidades especiales, pero no una bestia.
-Si -Respondió con firmeza, mostrando una tímida y nerviosa sonrisa tras unos segundos en silencio. Aunque algo sorprendida por su afirmación, algo en mi no podía creer aquello.
Mire sus ojos, y a pesar de temer a lo desconocido me acerque a besarlo. Podía sentir su miedo a que yo estuviera asustada. Era como si ahora no tuviera un escudo con el que cubrirse, era como si me dejara ver todo lo que él era.
-Dany... Mañana iremos al bosque, te llevare con una mujer que podrá explicarte todo -Dijo en un tono serio, pero amable mientras acariciaba mi mejilla- Se que ahora mismo estas llena de temores... esto es algo nuevo para ti, para tu mundo.
-De acuerdo -Asentí sin más, volviendo a besar sus labios, donde sabía ambos nos sentíamos seguros.
Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, mis costados y terminaron en mis pechos, los besó tiernamente, provocando en mí aquel calor, aquella excitación. Su mano bajo a mi sexo y ejerció un poco de presión en mi clítoris, provocando que gimiera contra sus labios que nuevamente volvían a besarme.
Una traviesa sonrisa se escapo por su parte y se coloco sobre mí, para volver a jugar aquel pasional juego al que poco a poco me sentía adicta. Era adicta a Joseph.
Esa noche dormidos desnudo, abrazados y felices, tras hacer el amor. No tenía con quien comparar a Joseph en la cama, pero estaba segura que nadie lo hacia de esa forma tan apasionada y dulce como él.
Desperté cuando un rayo de luz choco contra mi rostro. Había descansado como nunca antes, tan profundo y con gran tranquilidad, nada me preocupaba, solo aquellos momentos en los que recordaba mi realidad. Estaba comprometida con Willas, y yo ya no era mas virgen, era obvio que él lo notaria. Por momentos me asustaba la idea de ese futuro, en el que seguro me abandonaría o maltrataría, atormentándome toda la vida por haber sido de otro y no de él, el supuesto amor de mi vida.
Con la respiración agitada al pensar en aquella pesadilla, busque con la mirada algo que me regresara aquella zona segura de mi vida. Y fue cuando mire a Joseph dormir. Adoraba aquel hermoso semblante, en su rostro, de despreocupación, parecía que el mundo era suyo. < No tiene sentimientos humanos> Recordé aquel extraño cuento, y con ello, el que era un lobo.
Ahora que lo había confirmado, tenía más preguntas que hacerle. ¿Qué hace un lobo? ¿Cómo nace un lobo? ¿Dónde están sus colmillos y pelo? ¿Cómo un ser tan perfecto y hermoso podría ser una bestia?
Di un tierno beso en sus labios antes de dejar la cama. Me arregle antes de bajar a preparar un desayuno y almuerzo para el viaje al bosque que me había dicho. Deseaba consentirlo como él a mí la mañana anterior. A los pocos minutos bajo con expresión somnolienta.
Para mi desgracia, aun llevaba el torso desnudo y aquellos pantalones flojos. Su cabello estaba revuelto y se frotaba los ojos. Si no fuera porque yo era una dama me lanzaba para jugar aquello en el suelo de la cocina.
-Buenos días- Dijo al fin, obligándome a dejar mi trabajo para besarme, pegándome a su cuerpo. Me torturaba y lo sabía- ¿Qué? -Preguntó con una inocente sonrisa al ver mis mejillas rojas.
-Quieres olvide mis modales ¿No es así? -Reí contra sus labios mientras lo besaba.
-Si olvidar tus modales me asegurará que tus vestidos serán menos... grandes y sin tantos lazos, si eso quiero -Me tomo por la cintura y sentó sobre la fina isla de la cocina mientras besaba mis labios entre divertidos besos.
-¿Las mujeres que conoces no visten así?
-En realidad no, sus vestidos son mas liberales, mas frescos -Subió un poco mis faldas- Mas cortos, o largos, algunas usan pantalón.
-Es extraño...
-Lo somos -Mordió mi labio mientras yo reía.
-Joseph... -Susurre mientras él acariciaba mis muslos por debajo de la falda- Quiero me lleves con la mujer que ayer mencionaste.
-Lo hare -Sonrió alegre- ¿Estas segura de querer saber que es lo que soy?
-Por supuesto que si, deseo entenderte... Te quiero seas como seas -Bese sus labios con una sonrisa, mientras acariciaba su cabello, rodeando su cuello con mis brazos.
-Y yo te quiero a ti... mi luna- Susurro mirando mis ojos, antes de besarme nuevamente.
Mas tarde, salimos camino al bosque. Cruzamos aquel pequeño rio y nos adentramos en los arboles. Me había obligado a usar un vestido sin tantas faldas y con tirantes en lugar de mangas. Usualmente usaba dos, ahora solo llevaba una, me sentía algo desnuda, mas libre. Era cierto que ahora me movía con mas facilidad, pero el aire que se colaba por mis piernas era incomodo para mi.
Caminaba delante de él, a veces a su lado, tomando su mano, más nunca me dejaba atrás. Me conto durante todo el camino el como utilizaba las estrellas para orientarse y algunas de sus historias de cuando era un niño. Aunque me pareció extraño no tuviera recuerdos recientes, parecía no querer tocar ese tema, al igual que el de sus padres.
Realmente no se cuanto tiempo paso antes de que se detuviera y me indicara que estábamos cerca. Me pidió cerrara los ojos y me guio entre los arboles por unos segundos antes de que apareciéramos frente a lo que supuse que era una casa de piedra bastante antigua.
Estaba cubierta de maleza y pintada de verde por el musgo que crecía en la gran mayoría de las rocas. No imaginaba como alguien podría vivir dentro, era tan pequeña y con ventanas rotas, tan llena de naturaleza que cualquier persona pasaría sin darse cuenta de que aquel montón de ruinas era o había sido una casa.
Joseph apretó mi mano y llamo a la puerta, la cual se abrió segundos mas tarde.
Tomo un bocado de aire y me miro con una sonrisa tranquilizadora, aunque juraría que era más para él que para mi. ¿Acaso tanto miedo tenia?
-¿Estas segura?
-Si, quiero saber todo de ti Joseph...
-Te amo- Susurro acercándose a dejar un beso en mi frente antes de que entráramos, dejándome perpleja por sus últimas palabras- No lo olvides.

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Bajo la Luna
Werewolf"Viste mi dolor irse en la lluvia, viste la sangre correr de mis venas y aun así no viste ningún fallo, ningún problema en mi corazón" -J. Dany Westerton espera pasar una semana tranquila en compañía de sus amigos y prometido, en las mansiones de c...