Un Dulce Sabor

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                                                             ¡FELIZ FELIZ INICIO DE AÑO A TODOS!

¡Quiero enviarle un abrazo muy especial a YaninaGarciao4 y a Nat_Desire , muchas gracias por sus buenos deseos y apoyo! Les deseo un año lleno de alegría-magia-amor. 

Comparto que este pequeño capítulo, quise subirlo para celebrar este año más de vida y el que mañana (día 3) es mi cumpleaños. Se ameritaba subir un capitulo no tan distante al pasado :P 


El Sol brillaba con fuerza sobre mi cabeza, la brisa de verano, tan común en esa zona, estaba perdida y mi sudor solo lograba irritarme más.

  Los músculos de mis piernas palpitaban y ardían con cada paso, era como si pronto fueran a desprenderse de mi cuerpo. Había dejado de correr varios minutos antes, justo cuando mi propio cuerpo se había vuelto mucho más pesado que las alforjas, las cuales ahora solo eran una gran molestia para mis hombros y cuello.
   Relamí nuevamente mis secos labios, con la lengua pastosa debido a la falta de saliva. No podía recordar la última vez que mi boca había disfrutado la frescura del agua. Aquel pensamiento solo me hacia doler más los partidos labios y respirar profundamente, como si aquello me hidratara y saciara mi necesidad.

   Cuando no me preocupaba por el calor, cansancio o sed, pensaba en Joseph y los Sangre Sucia. Mi mente estaba muy cansada como para razonar o retener una idea por más de dos minutos. Aun así, cuando lograba recordar a mi esposo, solo pedía al cielo por su regreso.

   Los rayos del Sol comenzaron a quemar mi cuello, avisando que ya estaba muy al Oeste y a pocas horas del crespeculo. La idea de pasar la noche en el bosque ,al no encontrar la Villa, molestaba constantemente a mi mente. Estaba segura de que estaría perdida al caer la noche, ya que por más que siguiera caminando hacia el Este aun no encontraba nada.  

   Justo cuando aquellas preocupaciones estaban por consumirme, el sonido de unas fuertes y extrañas pisadas llamaron mi atención, se escuchaban bastante cercanas. Me escondí tras un árbol y busqué rápidamente el origen de aquel ruido increíblemente reconfortante, estaba segura de que me acercaba ya, al camino.

    Conforme más se acercaba descubrí que el sonido provenía de un caballo, al cual montaba un hombre adulto y a juzgar por su atuendo, bastante humilde. Iba por un camino hecho de tierra y hierbas, a unos dos metros por debajo de mí , me pregunte cuanto tiempo llevaba caminando sobre el sendero.

    Espere a que pasaran unos minutos desde que lo perdí de vista, antes de salir de mi escondite y mirar a lo lejos, en dirección a donde el camino llevaba. Pude ver los techos de algunas pintorescas casas, al igual que el fuego de algunas chimeneas; volví a lamer mis labios, imaginando la comida que se estaría cocinando y las jarras llenas de agua que los acompañaría sobre sus mesas.
   Motivada por esa ilusión, recordé las indicaciones de Joseph, o parte de ellas, lo único que podía escuchar era su voz diciendo "Cuarenta minutos al encontrar el camino"  lo cual, seguro había reducido, ya que mire a mis espaldas y el camino se veía muy lejano ya. Tan sumergida en mis pensamientos estaba, que no lo había notado hasta ese momento.

  Con alivio, baje lo más cuidadosamente que pude, arrastrándose lentamente, con los glúteos y la espalda contra la tierra, ayudandome con la punta de mis zapatos, hasta que resbale y caí de rodillas, rasgando mi pantalón y las palmas de mis manos.  Aturdida por el dolor, me acosté sobre la hierba, no pude levantarme hasta pasado algunos minutos. Cuando me vi con energía suficiente, me puse en pie y comencé a caminar lentamente. 

     Mis rodillas temblaban, provocando estas se golpearan al intentar mantener el equilibrio.
  Comencé a contar nuevamente, para tranquilizarme y mantener mi mente despierta. Por ratos, la vista se me nublaba y la cabeza parecía perder fuerza.
  Respiraba profundamente con más frecuencia, inclusive intente cantar, pero mi garganta estaba tan seca, que intentar hablar era como tallarla con algo áspero. 
  Me vi obligada a parar, cuando mi tobillo se doblo, me sostuve de un árbol, para evitar caer y perdí un par de minutos más. Sentí el tronco bajo mis manos y alce la vista para descubrir a un roble, alto y fuerte. Me recordó mi promesa, y lo rápido que parecía estar rindiendome. Si me dejaba derrotar en ese momento, probaría que la dama tímida e inmadura no se había marchado y que muy difícilmente lo haría. Debía demostrar a Joseph, Marei, a la naturaleza, a este bosque, y sobre todo, a mi misma, que estaba comprometida y podía lograr todo lo que me propusiera.
  Con un tercer esfuerzo, me aparte de ese lugar y seguí andando.

   Camine hasta que el azul claro del cielo, fue reemplazado por el morado, rosa y anaranjado; hasta que esos colores abrieron lugar a la oscura noche, obligando a la gente a prender sus las velas que mantenían iluminada y cálida sus casas. 
   Camine hasta que el ruido y los olores de la Villa comenzaron a llamarme, ya podía ver a pocos metros de mí los primeros muros de piedra que se alzaban y rodeaban las casas y sus habitantes. Pude ver a lo lejos a un pequeño hombre, encendiendo, una a una, las farolas de la calle. A otras personas mas paseando tranquilamente, regresando tal vez a casa.

   Recuerdo el dolor que sentí al sonreír, al igual que el sabor de la tierra en mi boca y el alivio de mis piernas al estar estiradas y sin peso que soportar. Recuerdo los gritos de una mujer y más de una sombra acercarse a mí. Recuerdo el dulce sabor del alivio y lo fácil que fue dejarme ir. 





Bajo la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora